El peligro de los bancos gigantescos
La ¨²nica ventaja es la econom¨ªa de escala; la gran desventaja es el coste de impedirles caer
Hay demasiados bancos europeos, compiten con denuedo por un mercado estancado y por eso son poco rentables. La soluci¨®n es eliminar a los m¨¢s d¨¦biles, fusionarlos con los fuertes y concentrar el sector en pocos gigantes.
Ese es el argumento en el que desde hace meses insisten el FMI y el BCE. Dudemos de la causa de esta tesis. En Europa hay, s¨ª, muchas entidades, 5.192. Pero no m¨¢s que anteayer, y en su mayor¨ªa son irrelevantes, y no problem¨¢ticas. Lo prueba que, en esa suma, la cuota espa?ola asciende a 214, cuando apenas hay 18 verdaderos bancos y solo 6 relevantes.
La escasa rentabilidad proviene de su incapacidad para ganar dinero con tipos de inter¨¦s bajos: cuesta justificar un margen digno si el precio de la mercanc¨ªa, el dinero, oscila en torno a cero. Aunque mejor se quejen menos: esos tipos bajos favorecen al consumidor de cr¨¦dito; benefician as¨ª a la econom¨ªa; facilitan a la banca la b¨²squeda de clientes; y la ayudan a rebajar la morosidad acumulada.
Lo que est¨¢ en crisis es el modelo de negocio. En la era del b¨®lido, la mitad de los bancos son tartanas, cargadas de personal y sucursales, mientras afloran otros competidores.
Como la banca en la sombra, b¨¢sicamente fondos y veh¨ªculos de inversi¨®n, que manejan 3,2 billones (con b) de euros; y han concedido cr¨¦dito a empresas y familias por 1,3 billones (La banca en la eurozona, Antonio Garrido. EuropeG, febrero 2016). O los incipientes competidores tecnol¨®gicos, que, con estructura m¨¢s liviana, cargan menores costes al deudor (como en el crowdlending, o pr¨¦stamo directo de particular a particular).
Se entiende que las autoridades europeas y mundiales se saquen las moscas de encima incentivando que el sector arregle ¨¦l solito sus fiascos con fusiones. Tambi¨¦n pas¨® aqu¨ª en los ochenta. Y (menos) en la crisis de las cajas.
Pero la receta de las fusiones solo entra?a un beneficio notable: la econom¨ªa de escala. Y esa tiene l¨ªmites. No es muy seguro que amalgamar dos desastres como el primer banco alem¨¢n, la Deutsche Bank (100.000 empleados) con el segundo, el Commerzbank (m¨¢s de 50.000), arroje m¨¢s rentabilidad, al igual que la uni¨®n de dos mulas no engendra un caballo.
Y en cambio, los gigantes bancarios asustan por sus graves peligros. El peor, que son sist¨¦micos, too big to fail, demasiado grandes para dejarlos caer. La directiva europea 59 de reestructuraci¨®n y resoluci¨®n bancaria (15/5/2014) coloca al dinero p¨²blico como ¨²ltimo pagano de los rescates. Pero en una crisis virulenta poca diferencia habr¨¢ entre ser el ¨²ltimo y el primero. Am¨¦n de la posici¨®n dominante, el poder de mercado, la influencia pol¨ªtica y la infiltraci¨®n medi¨¢tica de esos gigantes.
Si son demasiado grandes para caer es que son demasiado grandes para existir, se ha escrito atinadamente. ¡°La soluci¨®n correcta es obvia: no dejar que las instituciones financieras se conviertan en demasiado grandes, recortar las que lo son (13 bankers, Simon Johnson. Random House, 2010). ?C¨®mo? troce¨¢ndolas, exigi¨¦ndoles a m¨¢s tama?o mucho m¨¢s capital, diversificando el mercado (Too big to save, Raghuram Rajan, Time, 19/1/2012) y Willem Buiter, Too big to fail is too big, FT, 24/6/2009). Lo contrario de lo que se predica.
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