Marcos interpretativos
Es un mito que Espa?a gaste mucho, pero se necesitan reformas para gastar mejor
La ret¨®rica es extraordinariamente importante. Si uno cuenta con la habilidad suficiente y acierta en los veh¨ªculos de transmisi¨®n, es capaz de fertilizar el espacio p¨²blico con marcos interpretativos en claro divorcio con la realidad que muestran los datos. Obviamente, la pol¨ªtica consiste en convencer. Pero la madurez de las sociedades deber¨ªa acotar la distancia entre discurso y realidad: ciudadanos activos e informados no deber¨ªan estar dispuestos a dar por bueno cualquier argumento. Por ejemplo, el que plantea que en Espa?a el gasto p¨²blico es muy elevado y que es el causante principal del d¨¦ficit p¨²blico; cuando los problemas de inestabilidad fiscal se encuentran, sobre todo, en el lado de los ingresos. Por la extrema prociclicidad durante el bum inmobiliario, pero tambi¨¦n por el fraude fiscal y la insuficiencia estructural del sistema tributario.
Lo que nos dicen los datos y los an¨¢lisis sobre el gasto p¨²blico en Espa?a (v¨¦ase por ejemplo el reciente n¨²mero 147 de la revista Papeles de Econom¨ªa Espa?ola) es que la transici¨®n a la democracia hizo converger el gasto p¨²blico con el de los socios comunitarios y de la OCDE. Pero esa convergencia ha sido solo parcial. A lo largo del tiempo, la ratio del gasto p¨²blico sobre el PIB ha mantenido una brecha negativa y significativa respecto a la media de la Uni¨®n Europea y de la OCDE. Una brecha que la crisis recort¨® transitoriamente, por la mayor intensidad y duraci¨®n de la misma en Espa?a y por las medidas de est¨ªmulo fiscal y el retraso en el arranque de los recortes en el trienio 2008-2010. Espa?a alcanz¨® la ratio m¨¢xima de gasto p¨²blico no financiero en el a?o 2012 (47,3% frente a 49,0% para la UE). En 2014 la cifra baj¨® hasta 43,6%, la m¨¢s baja desde el a?o 2008. Por el contrario, el conjunto de la UE habr¨ªa anotado su m¨¢ximo en 2009 (50,3%) y la reducci¨®n desde entonces habr¨ªa sido menor que en Espa?a, con una ratio para 2013 de 48,1%.
En lo que se refiere a la composici¨®n del gasto y en comparaci¨®n con nuestro entorno, Espa?a pone el acento en orden p¨²blico y seguridad, protecci¨®n al medio ambiente, vivienda y servicios comunitarios y actividades recreativas, culturales y religi¨®n. Y apuesta claramente menos en educaci¨®n, defensa y protecci¨®n social.
Comparativamente, somos m¨¢s eficientes en el ¨¢rea de salud y menos en protecci¨®n social, servicios generales y educaci¨®n. En el caso de educaci¨®n no solo gastamos menos, sino que tambi¨¦n lo hacemos de forma menos eficiente. En todas estas ¨¢reas existe margen de mejora, incluso teniendo en cuenta el contexto en el que se deben ejecutar las pol¨ªticas. Finalmente, la efectividad estimada del gasto p¨²blico en la redistribuci¨®n de la renta es solamente moderada.
En Espa?a necesitamos urgentemente reformas para gastar mejor y deber¨ªamos plantearnos la reasignaci¨®n de recursos, pero es un mito que gastemos mucho en perspectiva internacional.
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