Pasar fr¨ªo en casa por miedo a la factura
Sin llegar al impago ni a los cortes, muchas familias viven al borde del abismo energ¨¦tico controlando sus gastos a costa de cocinar poco y renunciar a la calefacci¨®n
¡°No est¨¢is solos, no hay nada de lo que avergonzarse¡±. Eso les dice Yolanda Yeste a quienes llegan a una asamblea de Alianza contra la Pobreza Energ¨¦tica cuando le explican las dificultades que tienen para pagar los suministros b¨¢sicos de su vivienda. ¡°Lo primero es cubrir las necesidades b¨¢sicas y luego ya veremos qu¨¦ hacemos con las facturas, les digo a los reci¨¦n llegados, pero yo hago justo lo contrario: prefiero pagar la luz que comer bien¡±, cuenta esta parada de Barcelona de 54 a?os, haciendo suyo el dilema anglosaj¨®n de la pobreza energ¨¦tica: ¡°heat or eat¡± (calentar o comer). La miseria o los problemas para llegar a fin de mes muchas veces no se traducen en Espa?a en impagos. ¡°Yo voy al d¨ªa con todo porque no quiero m¨¢s amenazas¡±, dice Yolanda, que vive de alquiler y que sufri¨® la batalla bancaria de un largo proceso hipotecario que la dej¨® sin casa y sin fuerzas.
El Consejo Econ¨®mico y Social Europeo define pobreza energ¨¦tica como ¡°la dificultad o la incapacidad de mantener la vivienda en unas condiciones adecuadas de temperatura, as¨ª como de disponer de otros servicios energ¨¦ticos esenciales a un precio razonable¡±. En Reino Unido, la definici¨®n cl¨¢sica es m¨¢s espec¨ªfica: pobreza energ¨¦tica supone dedicar m¨¢s del 10% de los ingresos para alcanzar 21 grados en la habitaci¨®n principal y 18 grados en las dem¨¢s habitaciones de un hogar.
El 11% de los hogares espa?oles (5,1 millones de personas) se declaran ¡°incapaces¡± de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en los meses fr¨ªos
La Asociaci¨®n de Ciencias Ambientales (ACA), autora de los informes m¨¢s exhaustivos sobre esta problem¨¢tica en Espa?a ¡ªel ¨²ltimo de abril 2016¡ª, ofrece datos concretos: el 15% de los hogares (6,2 millones de personas) destinan m¨¢s del 10% de sus ingresos anuales a la compra de energ¨ªa para la vivienda. Y el 11% de los hogares (5,1 millones de personas) se declaran ¡°incapaces¡± de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en los meses fr¨ªos (lo que supone un incremento del 22% respecto al estudio anterior). El estudio usa datos de Eurostat, para concluir que 2014 fue el primer a?o en el que el indicador espa?ol super¨® el promedio de la UE (11,1 % frente a 10,2%). En los extremos de la tabla, Luxemburgo con un 1% de pobres energ¨¦ticos y Bulgaria, con un 41%. Espa?a estar¨ªa en niveles parecidos a los de Hungr¨ªa, Irlanda, Croacia y Reino Unido. Francia y Alemania rondan el 5%. La Comisi¨®n Europea, ¡ªque achaca el problema al impacto de la recesi¨®n en las rentas de las familias, a la escalada de los precios de la energ¨ªa y a la escasa eficiencia energ¨¦tica de las viviendas¡ª, admite la dificultad de una comparativa ya que la definici¨®n de los hogares vulnerables var¨ªa de un Estado miembro a otro, y solo un tercio de los pa¨ªses de la UE reconocen expl¨ªcitamente el t¨¦rmino "pobreza energ¨¦tica".
El estudio de la ACA subraya que actualmente el concepto en auge es la ¡°vulnerabilidad energ¨¦tica¡±, ¡°m¨¢s extenso y difuso¡± que el de pobreza, que sirve para se?alar esa zona gris en la que se encuentran millones de hogares que por factores externos o internos (aumento de precios, cambios legislativos, p¨¦rdida de empleo, nacimiento de un hijo) pueden temporalmente entrar y salir de situaciones de pobreza energ¨¦tica. Son los invisibles. ¡°Casos que no llegan a las asociaciones ni a servicios sociales, que no est¨¢n pidiendo ayuda, que van pagando como pueden sus facturas, pero que han convertido este gasto que consideraban fijo en algo variable, a costa de no cocinar, de vivir apagando luces, de ducharse menos y dormir con fr¨ªo¡±, explica Jos¨¦ Luis L¨®pez, portavoz de la ACA. ¡°Son situaciones que se viven con verg¨¹enza y que ni siquiera se comentan con los c¨ªrculos m¨¢s ¨ªntimos; es gente que no se ha visto en otra igual¡±.
Dar con testimonios de estas familias al borde del abismo energ¨¦tico es complicado. Casi nadie quiere contarlo. Un portavoz de C¨¢ritas explica as¨ª la negativa: ¡°Se trata de familias con una situaci¨®n normalizada que no viven en exclusi¨®n. Si t¨² vives en una chabola y tu vecino y tus amigos tambi¨¦n, no te da verg¨¹enza contar tus penurias. Pero hay mucha gente en pobreza energ¨¦tica que son el vecino del quinto, el compa?ero del cole de tu hijo¡ Est¨¢n pasando fr¨ªo en casa, pero nadie lo sabe. Viven esta circunstancia, que consideran excepcional, con verg¨¹enza. Es una miseria de puertas para adentro¡±.
¡°Soy incapaz de meterme en otra guerra burocr¨¢tica, soy peleona, pero estoy agotada¡±, explica Yolanda para justificar su empecinamiento en estar al d¨ªa con cada factura pase lo que pase. Era vigilante de seguridad y lleg¨® a tener un sueldo de m¨¢s de 2.000 euros, pero ahora cobra la renta m¨ªnima, 426 euros: 50 se van en un alquiler subvencionado, y a pesar de los descuentos del bono social (que rebaja la factura de la luz en los hogares vulnerables), gasta unos 100 euros en suministros. Con dos hijas adolescentes, cada euro cuenta. La ¨²ltima factura le vinieron dos euros m¨¢s que en la anterior. ¡°Les pegu¨¦ una bronca tremenda a las pobres ni?as¡±, cuenta con un nudo en la garganta. ¡°Me paso el d¨ªa gritando que apaguen la luz, que no pongan el calentador, que no se laven el pelo tanto ni usen el secador, que pongan pocas lavadoras, y laven los plato solo dos veces por semana. Si tengo tres euros en el bolsillo bajo al chino a por un arroz tres delicias para no encender el gas¡ Estamos hablando de salud, de higiene¡±. Otra vez se quiebra. Durante las semanas de la ola de fr¨ªo una de las gemelas se le meti¨® en la cama para poder dormir. ¡°Estoy tan cabreada¡ Lo que hay que entender es que no hace falta que llegues al impago. Cualquiera que no ponga la calefacci¨®n porque le de miedo la factura est¨¢ en pobreza energ¨¦tica¡±.
Las ONG centradas en esta problem¨¢tica y nacidas al calor de la crisis destacan que uno de los problemas del sector es la opacidad. A nivel micro empieza con una factura indescifrable. ¡°La mayor¨ªa de la gente no entiende sus contratos¡±, explican desde la Fundaci¨®n Ecolog¨ªa y Desarrollo (ECODES), promotora del proyecto Ni un Hogar Sin Energ¨ªa en la que destacan que Espa?a es el cuarto pa¨ªs europeo con el precio de la electricidad m¨¢s alto. ¡°De las 350 familias del proyecto, el 70% era elegible para el bono social pero no lo hab¨ªa solicitado, muchos ten¨ªan una potencia contratada superior a la necesaria o estaba pagando innecesarios gastos de mantenimiento¡±, explica su portavoz. El embrollo se traslada a nivel macro con la pregunta del mill¨®n: ?C¨®mo se fijan los precios de la luz o el gas? En la ACA responden con una an¨¦cdota: en uno de los talleres de sensibilizaci¨®n que organizan para comercializadoras energ¨¦ticas, administraciones p¨²blicas y colegios profesionales, es decir, para aquellos que tratan el tema con la gente de a pie, tardaron cuatro horas en explicar el complicado sistema de fijaci¨®n de precios en Espa?a.
C¨¢ritas explica que muchas de estas familias son invisibles porque se sienten avergonzadas y ocultan su situaci¨®n
Desde el Observatorio Cr¨ªtico de la Energ¨ªa (formado por ingenieros, f¨ªsicos y arquitectos), Marta Victoria, hace un esfuerzo de s¨ªntesis: ¡°El nuestro es un un mercado marginalista donde el precio resulta del cruce entre la oferta y la demanda; las ofertas m¨¢s altas empujan al alza el precio de las tecnolog¨ªas m¨¢s baratas, por lo que acabamos pagando por encima de lo que cuesta generarlas¡±. ¡°No se trata de que las empresas no obtengan beneficios, sino de que existan mecanismos que regulen estas desviaciones¡±, dice la ingeniera. En la ACA a?aden que adem¨¢s ¡°somos presa del parque de viviendas que hay¡±. ¡°Tenemos casas que nos hacen da?o¡± por su escasa eficiencia energ¨¦tica.
Cambiar el funcionamiento del mercado y mejorar las viviendas son soluciones a largo plazo, entre tanto, las asociaciones defienden diversas medidas: ampliaci¨®n del plazo para los cortes, m¨¢s convenios entre suministradoras y servicios sociales, creaci¨®n de un marco legislativo a nivel estatal que proteja a los hogares m¨¢s vulnerables, el ajuste de los bonos sociales para que se rijan m¨¢s por criterios de renta y creaci¨®n de una tarifa social.
Algunas de estas medidas est¨¢n ya contempladas en el Real Decreto sobre el bono social el¨¦ctrico aprobado el pasado mes de diciembre que introduce el criterio de la renta como factor decisivo y establece varias categor¨ªas de consumidores vulnerables, que obtendr¨¢n desde una rebaja a la cofinanciaci¨®n de la factura por parte de la Administraci¨®n y el sistema el¨¦ctrico. Actualmente el bono social, seg¨²n las asociaciones, tiene grandes debilidades ya que solo cubre el 25% de la factura y el 78% de sus beneficiarios lo son solo por tener una potencia inferior a 3kW (otros son estar en paro, ser pensionista o familia numerosa). Es decir por un? criterio que no tiene relaci¨®n alguna con la vulnerabilidad.
Algunas familias viven con angustia su ca¨ªda en el abismo energ¨¦tico. L.M.M. ¡ªa quien llamaremos Luisa porque no quiere que su nombre aparezca publicado¡ª casi siempre lleva gorro cuando recoge al ni?o en el colegio, haga m¨¢s o menos fr¨ªo, porque hace tiempo que se lava el pelo solo cada cuatro d¨ªas para no gastar agua caliente. Su madre no lo sabe. ¡°Me da mucha pena y mucha verg¨¹enza, un d¨ªa me la voy a cargar a disgustos¡±, dice esta parada de 34 a?os. ¡°Mi madre se qued¨® viuda y sin pensi¨®n al cargo de tres hijos¡ Pero nunca le cortaron la luz¡±.
Luisa, parada, ha dejado de pagar la luz. Pasa el d¨ªa envuelta en una manta, sintiendo c¨®mo se cuela el fr¨ªo por unas ventanas mal aisladas
Luisa tiene la vida en stand by. Est¨¢ a la espera de encontrar trabajo, de que le den la renta de m¨ªnima de inserci¨®n, de que le adjudiquen por fin el piso p¨²blico cuya solicitud admiti¨® la Comunidad de Madrid en junio... Nadie le da fechas concretas, ¡°unos meses¡±, ¡°cu¨¢ndo salga¡±, ¡°pronto¡±, ¡°con urgencia¡±, le dicen. Mientras tanto, ha dejado de pagar las facturas de suministros, debe m¨¢s de 500 euros. ¡°Me da pena el casero, que es quien va a acabar pagando¡±, dice. Luisa lleva todo el invierno abriendo y cerrando radiadores. Enciende el del sal¨®n solo cuando vuelve su hijo de 10 a?os del cole. Luego lo apaga y enciende el del cuarto del ni?o un rato antes de mandarlo a la cama. El d¨ªa se lo pasa en casa ¡°subi¨¦ndose por las paredes¡±, enchufada al programa de televisi¨®n Hombres Mujeres y Viceversa ¡°para desconectar¡± de su drama, envuelta en una manta, sintiendo c¨®mo se cuela el fr¨ªo por unas ventanas mal aisladas.
Seg¨²n Luisa, a pesar de ser un caso extremo de vulnerabilidad, ni en servicios sociales ni en su suministradora le han hablado del bono social. Su esperanza es que el trabajador social que la atienda esta vez (¡°cada vez te ponen uno y otra vez a contarle a alguien nuevo tus miserias¡±) le firme una carta para llevar a la el¨¦ctrica y que no llegue el corte. Tambi¨¦n est¨¢ buscando una casa en un pueblo donde el alquiler le salga por la mitad que en Madrid (paga 550) y tenga chimenea: ¡°Al menos los palos los encontrar¨¦ gratis en el campo¡±, dice. Yolanda s¨ª tiene bono, pero ni con ¨¦l le salen las cuentas: ¡°El bono es al consumo, y en donde m¨¢s pagas es en las tasas, lo que no es normal es que gastes 10 euros a costa de pasar fr¨ªo, y acabes pagando 50". En su discurso indignado contra el modelo repite una significativa coletilla con la que resume su hartazgo: ¡°Apaga y v¨¢monos¡±.
"Hay que proteger al vulnerable, no a quien deja de pagar", dicen las empresas
"En el 99% de los casos de vulnerabilidad energ¨¦tica, Iberdrola aplaza el corte de suministro por impago y no se cobran los intereses de la deuda", explica Javier Cervera desde la el¨¦ctrica, que cuenta ya con 47 convenios firmados con municipios. En el momento que se detecta un impago, se pone en conocimiento del cliente que tiene dos meses para contactar con los servicios sociales de su ¨¢rea que contrastar¨¢n su situaci¨®n y se har¨¢n cargo de la factura. "La clave es que hay que proteger al vulnerable, pero no a quien no si¨¦ndolo deja de pagar", explica el portavoz "En nuestro caso, solo el 1% del fraude detectado corresponde a clientes vulnerables".
Gas Natural Fenosa "siempre ha sido sensible al tema de la pobreza energ¨¦tica", explican en la empresa que tiene acuerdos firmados con ocho comunidades aut¨®nomas y grandes ayuntamientos "que permiten que actualmente el 93% de los clientes est¨¦n protegidos". Los servicios sociales han informado a la empresa, seg¨²n sus datos, de 18.178 clientes vulnerables en 1.276 poblaciones de todo el pa¨ªs, casos en los que se paraliz¨® el corte de suministro. En enero la compa?¨ªa lanz¨® un plan de vulnerabilidad energ¨¦tica para reforzar la atenci¨®n a estos clientes al que destinar¨¢ 4,5 millones de euros y que entre otras medidas reforz¨® el equipo de asesores (para clientes e instituciones) y activ¨® una l¨ªnea de atenci¨®n gratuita (900 724 900) para usuarios en situaci¨®n de vulnerabilidad.
En Endesa cuentan con una lista de 40.000 contratos a los que no se les puede cortar el suministro por ser considerados vulnerables por los servicios sociales (sin contar Catalu?a, donde la ley obliga a la suministradora a preguntar antes del corte). "El problema es que la Administraci¨®n no tiene una infraestructura adecuada para que servicios sociales se haga cargo de esas facturas o responda puntualmente si las familias son o no vulnerables", explica Guillermo Errea que afirma que de los 150.000 cortes llevados a cabo por la empresa en 2016 ninguno fue por pobreza energ¨¦tica. "La mayor¨ªa de la gente que no paga es porque no quiere, para los vulnerables hay herramientas que evitan ese corte", dice. Para desvincular la pobreza energ¨¦tica de los cortes de suministro ofrece un dato: "En 2015, de los 500.000 cortes producidos en Espa?a, el 60% restableci¨® el servicio en menos de 48 horas, y en una semana el porcentaje se elev¨® al 80%, es decir, pod¨ªan pagarlo". "La compa?¨ªa tiene toda la disposici¨®n para ayudar, pero nuestro margen de maniobra es reducido", explica el portavoz, "son los servicios sociales quienes pueden identificar los hogares vulnerables".
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