Sin ¨¢gora no hay democracia
Al generar especializaci¨®n, el libre comercio aumenta la productividad, impulsa el crecimiento. Y el empleo
Sobre el libre comercio se catapult¨® el capitalismo mercantil, la revoluci¨®n industrial, la libertad pol¨ªtica. Sin ¨¢gora ¡ªel lugar de la polis griega donde se compra y se vende, se discute y decide¡ª no hay democracia.
?Al generar especializaci¨®n (compro lo mejor tuyo, al mejor precio) el libre comercio aumenta la productividad, impulsa el crecimiento. Y el empleo.
Un comercio infestado de subvenciones, monopolios y otras distorsiones es perjudicial. En cambio, ¡°aquel comercio que sin fuerza ni violencia se desarrolla de forma normal entre dos pueblos es siempre ventajoso¡±, acert¨® Adam Smith, ¡°aun cuando la ventaja no sea siempre la misma para las dos partes¡±, precis¨®, adelant¨¢ndose a sus cr¨ªticos (Investigaci¨®n sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, 1776, FCE, M¨¦xico, 1984).
Sobre el libre comercio se catapult¨® el capitalismo mercantil, la revoluci¨®n industrial, la libertad pol¨ªtica
Y eso es as¨ª porque act¨²a como acicate de especializaci¨®n: ¡°Cuando un pa¨ªs extranjero nos puede ofrecer una mercanc¨ªa en condiciones m¨¢s baratas que las que nosotros podemos hacerla, ser¨¢ mejor comprarla que producirla, pues la industria buscar¨¢ por s¨ª misma el empleo m¨¢s ventajoso para el capital¡±, detall¨®.
Dos siglos despu¨¦s, el informe de la Comisi¨®n Brandt deb¨ªa seguir combatiendo el protecionismo: ¡°La mayor¨ªa de las naciones est¨¢ buscando limitar sus importaciones y expandir sus exportaciones. Pero [as¨ª] cada una comunica a las dem¨¢s los efectos perniciosos de sus pol¨ªticas¡±. Por eso Willy Brandt impulsaba las ¡°negociaciones globales¡± sobre comercio, fiscalidad, trabajo, energ¨ªa, deuda, pues ¡°ning¨²n problema concreto puede considerarse aisladamente¡± (Common crisis, Pan-Books, 1983).
El campe¨®n en entenderlo hab¨ªa sido Franklin Roosevelt con su New Deal. Y es que la bola de nieve proteccionista, antiglobalizadora, enfri¨® el comercio mundial reduci¨¦ndolo a un tercio entre 1929 y 1934; congel¨® la econom¨ªa internacional; gener¨® un desempleo exponencial y paviment¨® el ascenso de los fascismos.
Ocurri¨® que ¡°tan pronto como uno logra incrementar su balanza comercial a costa del resto, los otros se vengan y el volumen total del comercio internacional se hunde¡± y luego la pol¨ªtica y las ¡°estrategias sentimentales a?aden carburante al incendio y las llamas del nacionalismo econ¨®mico arden m¨¢s alto¡±; los ¡°aranceles y subsidios acarrean conocidos demonios¡±, describi¨® la gran economista Joan Robinson ¡ª3/4 de Keynes; 1/4 de Marx¡ª en Beggar-my neighbour remedies dentro de Essays in the theory of unenmployment, MacMillan, 1937).
Algunos ide¨®logos de moda, en vez de seguir los pasos de Roosevelt, Robinson y Brandt, aplauden el proteccionismo e invitan a ¡°tomar el retroceso de la globalizaci¨®n como una oportunidad¡± avalando el nacionalismo mediante la ¡°reafirmaci¨®n del Estado-naci¨®n¡±. Es el caso de Dani Rodrik (Financial Times, 6/10/2016), quien simboliza bien c¨®mo ciertos autoproclamados progresistas balizan intelectualmente las perversiones de Donald Trump.
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