La econom¨ªa colaborativa se mueve en autom¨®vil
El transporte concentra el 62% de las inversiones destinadas a fomentar el consumo asociativo
Si el final del siglo XX vio nacer el concepto de la econom¨ªa global, el XXI ha servido de caldo de cultivo para el alumbramiento de una nueva etiqueta, el consumo asociativo, una forma diferente de entender el mercado, la oferta y la demanda, los productos y servicios, que est¨¢ en plena expansi¨®n desde 2010 y ha acelerado su crecimiento en los dos ¨²ltimos a?os. Seg¨²n un informe de la CNMC, la Comisi¨®n Nacional del Mercado y la Competencia, las empresas han invertido 24.300 millones de euros a escala global en el ¨²ltimo lustro para el desarrollo de esta actividad, de los que 19.000 corresponden a 2015 y 2016. Y el sector del transporte concentra el 62% de las inversiones, postul¨¢ndose como la cabeza m¨¢s visible de la econom¨ªa colaborativa.
En segundo lugar, aunque a distancia, se sit¨²a el alojamiento, con un 18%, y, en conjunto, se prev¨¦ que este modelo de negocio rupturista llegue a facturar 335.000 millones de euros en 2025. La consultora brit¨¢nica PwC lo expresa de otra manera: en la misma fecha, el 64% de adultos participar¨¢n en el consumo asociativo.
Coches de uso compartido, usuarios interconectados que crean comunidades y hasta alternativas para que el veh¨ªculo se convierta en fuente de ingresos. Son solo tres ejemplos de las posibilidades que brinda la econom¨ªa colaborativa aplicada a las cuatro ruedas. Su auge puede explicarse por la crisis de 2007, que merm¨® la renta de los consumidores y su acceso al cr¨¦dito, y tambi¨¦n por el cambio cultural asociado a la era digital, que se traduce, entre otras cosas, en la preferencia por el uso antes que por la propiedad.
'Carsharing'
Es uno de los ejes principales del consumo asociativo relacionado con la movilidad. Engloba a compa?¨ªas como Blablacar, Amovens y Bluemove, entre otras. S¨®crates Dom¨ªnguez, responsable de comunicaci¨®n de esta ¨²ltima, opina que "el consumo asociativo tiene gran futuro, y puede aportar beneficios ambientales y sociales, porque cada coche dedicado al uso compartido puede llegar a eliminar de 10 a 17 veh¨ªculos particulares". La empresa opera en Madrid, Barcelona y Sevilla desde finales de 2010, y tiene una flota de 300 modelos repartidos por las tres ciudades. Trabajan con autom¨®viles propios, que se alquilan por horas, y, como se?ala Dom¨ªnguez, se diferencian de otras alternativas de carsharing urbano (Car2Go, EMOV) en que su foco de actividad est¨¢ en la "movilidad interurbana: el trayecto ideal para utilizar nuestros veh¨ªculos ser¨ªa de la ciudad a las afueras". "No damos cifras de facturaci¨®n, pero en los ¨²ltimos a?os nuestro crecimiento alcanza tres d¨ªgitos", concluye Dom¨ªnguez.
Otro pilar del consumo asociativo agrupa a empresas como Coyote y Social Drive, dentro de un amplio cat¨¢logo de firmas, que proponen plataformas que conectan a usuarios en b¨²squeda de un bien com¨²n, en este caso, informaci¨®n del tr¨¢fico en tiempo real para reducir los atascos y accidentes y reforzar la seguridad vial. Olivier Quero, responsable de marketing de Coyote, explica que funciona como una "red social", y que "promueve un sistema colaborativo en el que cada usuario se transforma en protagonista de la seguridad de los dem¨¢s". Si un piloto detecta una placa de hielo en una curva, lo introduce en el sistema y este avisar¨¢ al resto de conductores que se aproximen a ese punto. Quero detalla asimismo ciertos n¨²meros de la empresa: "Ha alcanzado una cifra de negocio de 110 millones de euros en 2015 en Europa [cinco m¨¢s que en 2014], tenemos unos 4,8 millones de usuarios y, en lo que llevamos de 2017 en Espa?a, hemos creado 22 puestos de trabajo".
Social Drive presenta un enfoque similar y, Sergio Garc¨ªa, su consejero delegado, ofrece una visi¨®n de la dimensi¨®n de la marca, que es m¨¢s joven que Coyote pero muestra la misma tendencia positiva, un denominador com¨²n entre la mayor¨ªa de iniciativas empresariales relacionadas con este nuevo ¨¢mbito de actividad: "En Espa?a, Social Drive est¨¢ operativa desde 2014, pero tenemos ya 1,8 millones de usuarios. En 2016 facturamos 200.000 euros, un 300% m¨¢s que en 2015 y, para 2017, esperamos alcanzar el mill¨®n". Adem¨¢s, el directivo contempla un futuro en el que "el coche conectado y aut¨®nomo" abrir¨¢ nuevas oportunidades para el consumo asociativo. Aunque la tendencia a compartir veh¨ªculo podr¨ªa reducir la posible efectividad de estas plataformas, Garc¨ªa opina que "la comunidad siempre ser¨¢ beneficiosa para mejorar la gesti¨®n del tr¨¢fico".
Ingresos extra
Una de las alternativas m¨¢s singulares: obtener ingresos gracias al veh¨ªculo. Iniciativas como las de Social Car y RideLink permiten alquilar el coche a terceros, mientras que otras como la de Glovo abren la puerta a dedicar las horas libres a entregar mercanc¨ªas. Sacha Michaud, su fundador, indica que los repartidores pueden "trabajar a tiempo parcial y completo, y ganar de 200 a 2.000 euros". Para apuntarse, eso s¨ª, hay que ser aut¨®nomo o profesional, y Michaud se?ala otro aspecto a tener en cuenta: "Preferimos las motos y bicis a los coches, porque al operar en urbes con alta densidad de tr¨¢fico, las dos ruedas permiten realizar la entrega en menor tiempo, con mayor eficacia". La firma se cre¨® en 2015. Funciona en ocho ciudades, seis espa?olas (Madrid, Barcelona, Valencia...), y Par¨ªs y Mil¨¢n, y suma 500 repartidores. Hoy d¨ªa, cuenta con 1.000 negocios adheridos y 250.000 clientes, y Michaud afirma que crecen "un 25% al mes". Michaud finaliza con una sentencia habitual en el ¨¢mbito de la econom¨ªa colaborativa: "Es una nueva tendencia de negocio". Y de cumplirse las previsiones y alcanzar los 335.000 millones en 2025, ser¨¢ un negocio enorme.
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