El forense del imperio americano
Trump facilita a Wall Street la vuelta a las pr¨¢cticas anteriores a la Gran Recesi¨®n
Un Trump pose¨ªdo de s¨ª mismo ha iniciado la destrucci¨®n de los restos del contrato social rooseveltiano, apuntalado con no pocas dificultades y limitaciones por Barack Obama. El presidente de EE UU acaba de firmar dos decretos para revocar la redacci¨®n de la llamada ley Dodd-Frank, titulada exactamente Ley de Reforma de Wall Street y Protecci¨®n al Consumidor. Esta ley fue firmada por Obama en 2010 para evitar que se repitieran las irregularidades y latrocinios con los que se inici¨® la Gran Recesi¨®n, y que tuvieron su icono m¨¢s representativo en la quiebra del cuarto banco de inversi¨®n estadounidense, Lehman Brothers.
La ley Dodd-Frank pretend¨ªa recuperar algunos equilibrios como la separaci¨®n entre la banca comercial y la banca de inversi¨®n, la protecci¨®n a los consumidores de las pr¨¢cticas heterodoxas en materia de cr¨¦ditos e hipotecas, los contrapesos necesarios para las situaciones derivadas de los excesos de los bancos demasiado grandes para caer (too big to fail), o proteger a los contribuyentes de los costes de los pr¨®ximos rescates de las entidades financieras en apuros.
Un presidente dem¨®crata, Obama, tuvo que corregir los excesos desreguladores de otro presidente dem¨®crata, Bill Clinton. No han sido s¨®lo administraciones republicanas las causantes de la ausencia de supervisi¨®n al todopoderos¨ªsimo sector financiero. A finales del siglo pasado, Clinton derog¨® la ley Glass-Steagall, aprobada por Roosevelt en tiempos de la Gran Depresi¨®n, que separaba las actividades de los bancos que basan su negocio en los dep¨®sitos, de los que los hacen con la especulaci¨®n burs¨¢til. La medida derogatoria de Clinton est¨¢ en el origen de los abusos de Wall Street durante la primera d¨¦cada del siglo. Mark Twain escribi¨® que un banquero es un se?or que nos presta un paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover.
Se dice que Trump est¨¢ cumpliendo todo lo que prometi¨® en la campa?a electoral. No en el terreno financiero. El candidato que acus¨® a Wall Street de ser parte del problema tras presentarse como un millonario antisistema, se apoya en Wall Street para ejercer su labor de Gobierno. Su secretario del Tesoro es un hombre de la banca de inversi¨®n (Goldman Sachs), y firm¨® la revisi¨®n de la Dodd-Frank en presencia de algunos de los banqueros m¨¢s importantes del mundo (JP Morgan Chase, Blackstone,¡), que bat¨ªan palmas hasta con las orejas. Inmediatamente, la Bolsa de Nueva York comenz¨® a subir hasta superar todos los r¨¦cords.
Lo peor de lo sucedido en materia econ¨®mica en la ¨²ltima d¨¦cada tuvo su origen en Wall Street, primero a trav¨¦s de las hipotecas locas y luego de los problemas de liquidez y de solvencia de muchos de sus bancos, algunos de los cuales tuvieron que ser nacionalizados (y, una vez limpios, vueltos a privatizar). La iniciativa de Trump de desregular las finanzas semeja una de esas ¡°ideas zombis¡± que defini¨® Krugman: toda proposici¨®n econ¨®mica concienzudamente refutada tanto por el an¨¢lisis como por una masa de evidencias, que deber¨ªa estar muerta pero no lo est¨¢ porque sirve a prop¨®sitos pol¨ªticos ajenos, apela a los prejuicios, o ambas cosas.
Seg¨²n el periodista de investigaci¨®n David Cay Johnson, autor de la biograf¨ªa C¨®mo se hizo Donald Trump (Capit¨¢n Swing), uno de los principios favoritos del nuevo presidente dice: ¡°Devuelve un golpe m¨¢s fuerte que el que recibiste¡±. Eso es lo que est¨¢ haciendo con el legado de Obama.
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