Trump tambi¨¦n amenaza a la Uni¨®n Europea
Las pol¨ªticas del nuevo presidente pueden atacar al bloque comunitario por, al menos, cuatro v¨ªas
De cumplir todos sus compromisos electorales, la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE?UU tendr¨¢ consecuencias de alcance sobre la econom¨ªa mundial. Desde luego, sobre la din¨¢mica de globalizaci¨®n y las relaciones multilaterales que la han presidido desde la suscripci¨®n de los acuerdos de Bretton Woods, en 1944. Adem¨¢s de las ya adoptadas limitaciones a la movilidad de las personas, ha comprometido modificaciones importantes en la estructura fiscal, diversas actuaciones comerciales caracterizadas por un acusado proteccionismo, alteraciones en los compromisos medioambientales y, no menos importantes, desregulaciones financieras de gran significaci¨®n. Aun cuando es pronto para evaluar el impacto de todas ellas e identificar a las econom¨ªas m¨¢s afectadas, es claro que la Uni¨®n Europea (UE) ser¨ªa, en principio, una de las m¨¢s perjudicadas. Adem¨¢s de ser el principal socio de EE?UU, la UE es responsable del 15% del comercio global de mercanc¨ªas y del 25% del de servicios. Tambi¨¦n es la sede de numerosas empresas multinacionales con actividades en el pa¨ªs norteamericano y en algunas de las econom¨ªas donde el nuevo presidente ha centrado su agresividad inicial. A continuaci¨®n se revisan esos cuatro ¨¢mbitos estrictamente econ¨®micos, sin menoscabo de otros, geopol¨ªticos o directamente militares, donde las consecuencias pueden ser igualmente relevantes para la UE.
Pol¨ªtica fiscal. Pendiente est¨¢ de concretar las intenciones de expansi¨®n fiscal anunciadas durante la campa?a. Comprometi¨® el equivalente a un bill¨®n (de los nuestros) de d¨®lares en tres destinos: reducciones impositivas sobre las empresas y sobre las personas, e incrementos en la inversi¨®n en infraestructuras y defensa. Dependiendo de la distribuci¨®n final y del ritmo al que se hagan esas asignaciones, el resultado ser¨¢ una expansi¨®n a corto plazo del ritmo de crecimiento de la econom¨ªa y, desde luego, elevaciones en la tasa de inflaci¨®n. Con una tasa de paro del 4,8% y unos salarios creciendo cerca del 3%, las expectativas inflacionistas justificar¨ªan actuaciones m¨¢s agresivas de la Reserva Federal en la ya anticipada senda de elevaciones de los tipos de inter¨¦s. Y, con ellas, apreciaciones adicionales del tipo de cambio del d¨®lar frente a las principales divisas, el euro entre ellas. Las econom¨ªas con pasivos en d¨®lares ¡ªen particular no pocas emergentes¡ª ver¨¢n encarecido el servicio de su deuda. En la eurozona, la asimetr¨ªa entre ambas pol¨ªticas monetarias no facilitar¨¢ las cosas al BCE, generando un clima propicio a perturbaciones financieras.
Dependiendo de las reducciones impositivas que finalmente practique a las empresas, sus competidores ¡ªdesde luego, las firmas europeas¡ª dispondr¨¢n de menores ventajas competitivas. En mayor medida si esa fiscalidad favorable se acaba vinculando a la producci¨®n dom¨¦stica, penalizando las importaciones.
Pol¨ªtica comercial y guerra cambiaria. Las intenciones marcadamente proteccionistas han sido las m¨¢s explicitas desde el inicio de su campa?a. Y las que han se han concretado m¨¢s r¨¢pidamente en decisiones sin pasar por las c¨¢maras. El abandono del Acuerdo Transpac¨ªfico (TPP, comprensivo de 12 pa¨ªses con un PIB conjunto del 42% del mundial), las amenazas de revisi¨®n del NAFTA, del funcionamiento de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) o la imposici¨®n de elevados aranceles a las importaciones mexicanas y chinas, son las m¨¢s destacadas. Los nombramientos iniciales en este ¨¢mbito refuerzan las presunciones de un proteccionismo sin precedentes, desde que su antecesor Herbert Hoover hiciera lo propio, agravando la Gran Depresi¨®n.
Europa tampoco queda a salvo de las consecuencias de traslaci¨®n de esa ret¨®rica a los hechos. Los fundamentos de la UE no son otros que el libre comercio, la apertura a la libre circulaci¨®n de personas, bienes, servicios y capitales, de la que dan cuenta la importancia relativa de sus exportaciones e inversiones directas en el extranjero. Adem¨¢s de la denuncia del ya moribundo TPP, las simpat¨ªas de Trump por el Brexit y, en general, por la fragmentaci¨®n de la UE, han sido suficientemente expl¨ªcitas. La eurozona, y Alemania en particular, tambi¨¦n ha sido objeto de acusaciones de manipulaci¨®n del tipo de cambio con fines competitivos. De la ausencia de fundamentaci¨®n de las mismas ya dio cuenta el presidente del BCE en su comparecencia en el Parlamento Europeo.
Respeto a los acuerdos medioambientales. Menos definitiva parece su posici¨®n final acerca del mantenimiento de los Acuerdos de Paris de 2015, suscritos por casi 200 pa¨ªses. La disposici¨®n durante la campa?a electoral a denunciar esos acuerdos parece ahora menos contundente. Todav¨ªa d¨ªas antes de las elecciones sosten¨ªa que el concepto de calentamiento global es una farsa creada por las autoridades chinas con el fin de erosionar la competitividad de las manufacturas estadounidenses.
Desregulaci¨®n financiera. Las actuaciones desestabilizadoras se completan con las orientadas a reducir la regulaci¨®n sobre el sistema financiero dise?ada tras la emergencia de la pasada crisis. El objeto de ataque es el conjunto normativo conocido como Ley Dodd-Frank, a cuya revisi¨®n ya ha dedicado unas de las primeras ¨®rdenes ejecutivas. Una secci¨®n de esa ley, la denominada "regla Volcker", que proh¨ªbe a las instituciones financieras operaciones por cuenta propia en instrumentos y con instituciones consideradas especulativas, ser¨¢ la primera en caer. Tambi¨¦n ser¨¢n objeto de revisi¨®n a la baja las exigencias relativas a la protecci¨®n de los consumidores de servicios financieros. Los acuerdos internacionales que establecen los requerimientos m¨ªnimos de recursos propios de los bancos han sido considerados un obst¨¢culo al crecimiento del cr¨¦dito, por lo que ser¨¢n igualmente contestados.
Las v¨ªas de impacto en el resto del mundo del eventual desmantelamiento de esas regulaciones pueden ser importantes. Adem¨¢s de las ventajas competitivas de los bancos bajo una regulaci¨®n m¨¢s laxa, la escena financiera global queda m¨¢s expuesta a episodios de inestabilidad. Desde antes de la emergencia de la crisis de 2007 hemos tenido evidencia suficiente del potencial de contagio de las crisis nacionales, pero fue esa la que permiti¨® constatar que en el espacio financiero actual ya no existen crisis financieras locales.
Con independencia de las grandes dudas sobre la racionalidad de ese conjunto de decisiones, definidas todas ellas por una reversi¨®n sin precedentes de la din¨¢mica de integraci¨®n global y de las posibilidades de gobierno a trav¨¦s de las organizaciones multilaterales, su concreci¨®n tendr¨¢ consecuencias adversas sobre la econom¨ªa estadounidense y el conjunto de la mundial. Por el momento, la incertidumbre ya se ha instalado en las decisiones de no pocas empresas y gobiernos, no solo aquellos con v¨ªnculos comerciales o inversores m¨¢s estrechos con EE?UU. La emergencia de guerras comerciales o de divisas, en un contexto de debilitamiento de los flujos de comercio, y de los de capital hacia las econom¨ªas emergentes, no favorecer¨¢ el crecimiento econ¨®mico. Tampoco en Europa.
A punto de celebrarse el 60? aniversario de la suscripci¨®n del Tratado de Roma, la UE, han reconocido propios y extra?os, atraviesa la peor crisis existencial desde entonces. El pa¨ªs que fue uno de los principales inspiradores de la idea de integraci¨®n europea es ahora gobernado por un partidario de su fragmentaci¨®n, que se propone adoptar decisiones que limitar¨¢n seriamente la capacidad de la UE para corregir las secuelas dejadas por la crisis. A los no poco relevantes focos de incertidumbre pol¨ªtica internos se a?aden los derivados de acciones por la primera potencia mundial que pueden condicionar la estabilidad geopol¨ªtica de la regi¨®n y, desde luego, la capacidad para conseguir ritmos de crecimiento compatibles con el bienestar de la mayor¨ªa de los ciudadanos. La respuesta a ello no puede ser esa "paciencia estrat¨¦gica" que pareci¨® emerger de la ¨²ltima cumbre de Malta, sino avances claros hacia la adopci¨®n de pol¨ªticas de inversi¨®n y de fundamentaci¨®n de la uni¨®n pol¨ªtica.
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