China, el para¨ªso (y el caos) de la moto el¨¦ctrica
El pa¨ªs asi¨¢tico es el principal mercado del mundo de estos veh¨ªculos sostenibles, cuyo uso apenas est¨¢ regulado
En plena hora punta de la ma?ana y en un cruce concurrido de Pek¨ªn, una veintena de motos el¨¦ctricas va llegando a un paso de peatones con el sem¨¢foro en rojo. Antes de que se ponga verde, no queda ninguna. Todas han ido pasando entre los bocinazos: algunas como un rel¨¢mpago aprovechando los escasos segundos sin coches; otras poco a poco y en grupo, conquistando uno a uno los carriles de la calzada. Minutos despu¨¦s se oye un frenazo, que por suerte en esta ocasi¨®n solo ha quedado en eso.
Es el pan de cada d¨ªa en las principales ciudades chinas, cuyos ciudadanos han acogido con entusiasmo desde hace a?os a las motos el¨¦ctricas. En 2016 se vendieron casi 30 millones de unidades en el pa¨ªs (la cifra m¨¢s alta en todo el mundo), y se calcula que el parque total de estos veh¨ªculos de dos ruedas supera los 220 millones de unidades. El amplio uso de las llamadas e-bikes supone un respiro para la mala calidad del aire de las urbes, pero esta no es la raz¨®n por la cual se usan, sino por su practicidad.
El precio de una moto el¨¦ctrica oscila entre los 1.500 yuanes (unos 200 euros) de los modelos m¨¢s b¨¢sicos, con una est¨¦tica parecida a la de una bicicleta, a los 4.300 yuanes (unos 600 euros) de los m¨¢s completos, tipo scooter. Su autonom¨ªa var¨ªa entre los 60 y 150 kil¨®metros y la velocidad m¨¢xima es de entre 35 y 60 kil¨®metros por hora, aunque algunas llegan hasta los 90. La bater¨ªa de la gran mayor¨ªa de modelos es extra¨ªble -con lo que se puede recargar en casa por la noche-, excepto las motocicletas m¨¢s sofisticadas, que es fija.
Pero todo esto es relativo. En cualquier tienda, y en menos de veinte minutos, los vendedores cambian las caracter¨ªsticas del modelo para que se adapten a las necesidades de cada consumidor. Todo es posible: desde incorporar una bater¨ªa que sea de quita y pon en un modelo que no deber¨ªa admitirla, o que dure m¨¢s, o que pese menos, hasta retocar -al alza, claro- la velocidad punta del veh¨ªculo.
La moto el¨¦ctrica no necesita ser registrada, ni matriculada, ni asegurada, ni hay que tener carn¨¦ para conducirla. Uno va a la tienda, la paga y la usa. No es extra?o que haya triunfado entre los trabajadores procedentes de otras partes del pa¨ªs, que generalmente viven en el extrarradio de las grandes ciudades -donde los alquileres son m¨¢s asequibles- y trabajan en el centro. "En el bus me encuentro atascos monumentales, el metro est¨¢ tan lleno que es un infierno y nunca tendr¨¦ suficientemente dinero ni suerte como para tener un coche. Es mi salvaci¨®n", asegura Cheng Hong, comercial de una agencia de viajes de Pek¨ªn pero oriunda de la provincia nororiental de Heilongjiang. Una moto convencional no est¨¢ ni siquiera sobre la mesa.
Pero el amor hacia este veh¨ªculo de quien lo posee se convierte en odio cuando se pregunta al resto. "Todas estas canas las tengo por culpa de estas motos", ilustra Huang Xue, un taxista que dice haberse visto envuelto en una decena de peque?os choques con estos ciclomotores en el ¨²ltimo a?o. "Ya de por s¨ª el tr¨¢fico de Pek¨ªn es algo ca¨®tico, pero es que no respetan absolutamente nada", dice. Las motos el¨¦ctricas circulan generalmente por los carriles bici junto a las bicicletas, los tuk-tuk, las carretillas el¨¦ctricas, mini veh¨ªculos de cuatro ruedas el¨¦ctricos, segways, patinetes el¨¦ctricos y otros cachivaches (el¨¦ctricos, obviamente) imposibles de clasificar. Pero es habitual tambi¨¦n verlas (que no o¨ªrlas) en carriles para los coches, en las aceras e incluso conduciendo en direcci¨®n contraria.
La ¨²nica ley en China que regula las motos el¨¦ctricas se remonta al a?o 1999, cuando apenas circulaban por las calles. Entonces, entre otros par¨¢metros, se estableci¨® que estos veh¨ªculos no pod¨ªan pesar m¨¢s de 40 kilos ni alcanzar velocidades superiores a los 20 kil¨®metros por hora. "Hace a?os que ninguna de las motos que vendemos se ajusta a este criterio, pero no pasa nada. En Pek¨ªn puedes ir tan r¨¢pido como quieras, a la polic¨ªa no le importa", dice Liu Guosheng, propietario de una tienda.
El gobierno chino no publica cifras a nivel nacional sobre el n¨²mero de accidentes de tr¨¢fico relacionados con las motos el¨¦ctricas, pero datos de las provincias de Henan y Jiangsu estiman que en su jurisdicci¨®n suponen alrededor de un 70% del total.
Por motivos de seguridad, varios gobiernos municipales han dictado sus propias leyes: Pek¨ªn, por ejemplo, no las deja circular por la avenida Chang'an (la que cruza la plaza de Tiananmen por su parte norte) y otras calles colindantes. El caso m¨¢s dr¨¢stico es el de la ciudad de Shenzhen, en el sur, donde no pueden acceder al centro y la polic¨ªa ha confiscado decenas de miles de estos veh¨ªculos.
"Prohibirlas no es la soluci¨®n. Hay muchos incidentes con motos el¨¦ctricas porque su n¨²mero es muy elevado, pero muchos de estos son causados por los coches", defienden desde la Asociaci¨®n de Motocicletas de Pek¨ªn. La entidad admite que hace falta una revisi¨®n de la normativa a nivel nacional, pero pide que no se criminalice a la moto el¨¦ctrica por problemas como el de su velocidad m¨¢xima: "somos los primeros que esperamos que un nuevo est¨¢ndar llegue pronto". Entretanto, las socorridas motos seguir¨¢n siendo el para¨ªso para algunos, y el infierno en la tierra para otros.
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