Estibadores: lucha en los muelles de carga
En el puerto de Algeciras, el de mayor tr¨¢fico del pa¨ªs, 1.800 de los 6.000 estibadores que hay en Espa?a se conjuran para rechazar la reforma del sector
Para cuando El Negro ¡ª44 a?os, dos hijos, un padre al que apenas vio porque se pas¨® la vida en la mar y una madre que ten¨ªa que comprar fiado en la tienda de Pepe¡ª dice que de aqu¨ª solo lo sacar¨¢n con los pies por delante, ya se ha hecho de madrugada en el puerto de Algeciras, el de mayor tr¨¢fico de Espa?a. Hace solo unas horas que, ante la amenaza de una huelga que puede paralizar el pa¨ªs, el Gobierno ha decidido aplazar la aprobaci¨®n de un decreto que ¡ªa instancias de la Justicia europea¡ª pretende cambiar el sistema de contrataci¨®n y retribuci¨®n de los estibadores.
El rostro de Jos¨¦ Fern¨¢ndez, El Negro, se oscurece a¨²n m¨¢s cuando advierte: "Lo que voy a decir parece una chuler¨ªa, pero no lo es. A nosotros nos tendr¨¢n que matar para echarnos del puerto. Hace 30 a?os nadie quer¨ªa ser estibador y ahora dicen que tenemos muchos privilegios. Pero ninguno se acuerda de la peligrosidad, de la nocturnidad, de la disponibilidad continua, de los barcos ruinosos que tenemos que cargar o descargar en medio del temporal o a 40 grados de temperatura; del accidente que mat¨® a Manolo Gallego o de la gr¨²a que se llev¨® por delante la pierna del pobre Dani. La gente llama privilegios a lo que nosotros llamamos lucha. Que se olvide el Gobierno de intentar convertir la estiba en otro trabajo basura. Escr¨ªbalo con letras grandes: no daremos un paso atr¨¢s".
Los estibadores est¨¢n en guerra. Los 6.000 de toda Espa?a ¡ª1.800 en Algeciras¡ª esperan una se?al de Antol¨ªn Goya, el secretario general de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores del Mar (CETM), para utilizar su inmenso poder de paralizar las exportaciones e importaciones y frenar la reforma.
Se trata del ¨²ltimo cap¨ªtulo de una amenaza que empez¨® a fraguarse el 11 de diciembre de 2014. Ese d¨ªa, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia Europeo instaba al Gobierno a liberalizar la estiba y acabar con el monopolio de la Sociedad An¨®nima de Gesti¨®n de Estibadores Portuarios (Sagep). Para trabajar de estibador, es necesario ser contratado por esta entidad, integrada a su vez por sociedades locales en cada puerto. Y, en la contrataci¨®n, tiene peso el criterio de la Coordinadora Estatal de Estibadores Portuarios (CEEP), una suerte de sindicato vertical con 35 a?os de trayectoria.
Los valores de la Coordinadora ¡ªuna lucha sindical sin cuartel y una implicaci¨®n total en la productividad, la formaci¨®n y la unidad de las plantillas¡ª est¨¢n representados en Algeciras por un comit¨¦ de 25 sindicalistas entre los que figura Jos¨¦ Fern¨¢ndez: "La estiba no es un trabajo m¨¢s, es una forma de vida. Yo, cada d¨ªa que vengo, siento que vengo a cuidar un legado que recib¨ª de los mayores y tendr¨¦ que mejorar para los que vengan. Ser estibador es una manera de vivir, porque es un trabajo expuesto ¡ªcada cami¨®n lleva 40 toneladas detr¨¢s, toda la maquinaria es pesada, los contenedores llevan todo tipo de carga, se trabaja a gran altura¡ª y que requiere una disponibilidad total, de d¨ªa y de noche. Mira, son las tres de la madrugada y parece de d¨ªa...".
El fuerte viento de levante y la humedad se hacen notar en la madrugada de Algeciras. Las dos terminales del puerto trabajan a pleno rendimiento en la estiba y desestiba. Es el turno de las dos de la ma?ana el que ahora desempe?a su tarea. A lo largo del d¨ªa, hay tres m¨¢s, a las 8.00, a las 14.00 y a las 20.00; todos de seis horas de duraci¨®n. Los estibadores conocen con menos de ocho horas de antelaci¨®n en qu¨¦ turno deber¨¢n entrar a trabajar y si tendr¨¢n que doblarlo por las necesidades del tr¨¢fico. Lo hacen organizados en equipos de ocho a 17 personas. En 2016, el puerto de Algeciras pulveriz¨® un nuevo r¨¦cord: 102,8 millones de toneladas de tr¨¢fico de mercanc¨ªas, un 4,7% m¨¢s que el a?o anterior. La cifra es el doble de la alcanzada en 2001 y ha sido posible gracias al incesante movimiento de contenedores en sus dos terminales: 4,76 millones de unidades equivalentes a contenedores de 20 pies (TEU), justo por encima del de Valencia.
Bien remunerado
Los datos confirman a Algeciras como punto estrat¨¦gico clave, gracias a sus posibilidades en el transbordo de mercanc¨ªas, en las que se estiban y desestiban contenedores en ruta por medio mundo. "Por eso", explica Jos¨¦ Fern¨¢ndez, "si el problema fuese que en Espa?a no hay trabajo de estibador, todos lo entender¨ªamos y nos ir¨ªamos al paro con la cabeza agachada. Pero la situaci¨®n es justo la contraria. Cada d¨ªa hay m¨¢s trabajo, gracias a que hemos convertido este puerto en algo muy rentable. Y lo que quiere el ministro y qui¨¦n sabe qu¨¦ oscuros intereses es que el trabajo lo hagan los chinos y filipinos que vienen en los barcos y a los que pagan un plato de arroz y poco m¨¢s".
En 2016, el puerto de Algeciras pulveriz¨® un nuevo r¨¦cord: 102,8 millones de toneladas de tr¨¢fico de mercanc¨ªas, un 4,7% m¨¢s que el a?o anterior
Los estibadores del puerto de Algeciras no niegan que su trabajo est¨¢ bien remunerado. El salario oscila entre los 1.200 y los 5.000 euros, en funci¨®n de los turnos doblados y la producci¨®n. Seg¨²n Fomento, el sueldo anual se sit¨²a en una media de unos 60.000 euros. Los estibadores replican que no es a cambio de nada. Miguel ?ngel Mej¨ªas, de 40 a?os, lleva 20 como estibador y ahora trabaja como controlador de mercanc¨ªas. La madrugada del jueves se encontraba en la terminal de la empresa TTI: "Esto era un trabajo que antes nadie quer¨ªa, pero ha ido mejorando y empezamos a especializarnos. Trabajamos con maquinaria pesada y peligrosa, eso condiciona nuestro salario. Es importante tener en cuenta que lo que se nos paga est¨¢ bajo convenio, pactado con la empresa. Nosotros no le hemos puesto una pistola en la cabeza a la patronal para tener estos sueldos. Lo que hemos ido ganando no nos lo pueden quitar de golpe. Me siento bien pagado si miro a la gente de la calle, pero si busco un equilibrio entre el salario y la calidad de vida te dir¨ªa que no. Nos critican porque nos compramos un buen coche, pero, si yo tengo este trabajo tan duro y gano mi dinero dignamente, ?por qu¨¦ me tengo que esconder?"
Los estibadores reconocen que su colectivo est¨¢ rodeado de bosques de niebla. Basta darse una vuelta por Algeciras para descubrir que tambi¨¦n aqu¨ª ¡ªuna ciudad de 118.000 habitantes y casi un 31% de paro¡ª se les considera unos privilegiados, un grupo cerrado y poderoso al que solo se puede acceder por lazos familiares o enchufes. Tal vez por temor o prudencia, nadie hace esas acusaciones en voz alta.
Los estibadores atribuyen esos rumores a la envidia o los celos. El capataz Andr¨¦s Tovar, de 51 a?os de edad y 24 como estibador, no se esconde: "Aqu¨ª hay gente que entra por familia y gente que no. Mi abuelo y mi padre se dedicaban a esto. Yo trabajaba en otra empresa y, finalmente, acab¨¦ aqu¨ª. Se nos critica por el acceso, pero no somos ni mucho menos el ¨²nico colectivo donde los puestos van de padres a hijos. Adem¨¢s, tambi¨¦n aqu¨ª hay pol¨ªticos que han metido a sus hijos".
El sindicalista Fern¨¢ndez explica que en la estiba existen unos principios que se transmiten de los m¨¢s viejos a los m¨¢s j¨®venes. La memoria del hambre. El cuidado del trabajo. El jueves, despu¨¦s de una noche de insomnio, Jos¨¦ Fern¨¢ndez se re¨²ne en la sede de la Coordinadora con Jos¨¦ Heredia y su hijo Daniel. El padre, un estibador ya jubilado, habla de los tiempos tan duros de los sacos de harina y de carb¨®n, del cemento a granel, de los fardos de corcho y de las toneladas de caol¨ªn. Tambi¨¦n del "salario rid¨ªculo" que, los d¨ªas de suerte, el patr¨®n completaba con un cartucho de pescado.
A su lado est¨¢ Daniel, su hijo, quien no quer¨ªa seguir la senda del padre ¡ª"lo vi sufrir mucho"¡ª pero a ¨²ltima hora cambi¨® la promesa de un trabajo en Inglaterra y decidi¨® probar suerte. Tres a?os despu¨¦s, una gr¨²a le arranc¨® una pierna y a¨²n sigue luchando por no perder la otra. Est¨¢ aqu¨ª para pedir que el colectivo siga adelante: "No podemos permitir que el Gobierno convierta esto en otro trabajo basura. Tengo amigas que trabajan de camareras de piso en un hotel y cobran dos euros por habitaci¨®n y cuando sufren una baja o se quedan embarazadas son despedidas sin ayuda ninguna. El Gobierno quiere que la miseria sea algo normal en nuestras vidas y eso no hay que permitirlo. Me llama la atenci¨®n que el Gobierno siga diciendo que tiene que hacer la reforma porque lo manda Europa y que ellos no pueden hacer nada. Si esto es as¨ª y est¨¢ legislando Europa, ?para qu¨¦ queremos un Gobierno?
El Negro, un tipo duro, se emociona escuchando las palabras de Daniel. Lleva el emblema del sindicato ¡ªun pu?o golpeando un noray¡ª pegado en el brazo. Desde hace d¨ªas, los antidisturbios de la Guardia Civil est¨¢n apostados en los alrededores de Algeciras.
Las mujeres reivindican su sitio en la estiba
En la lucha de los estibadores de Algeciras hay j¨®venes y mayores, trabajadores en activo y de baja por accidente; pero ninguna mujer. En noviembre de 2014, Raquel Saavedra, una algecire?a de 37 a?os, madre de dos hijos y azafata en las navieras que hacen el trayecto a Ceuta, se hart¨® y se uni¨® a otras mujeres para reivindicar "que se cumpla la igualdad de g¨¦nero en la estiba", como ya ocurre en otros puertos espa?oles. Hoy ya son 200 mujeres las que se han unido a una lucha dif¨ªcil porque a veces, como es su caso, se enfrentan a sus propios hermanos estibadores. Raquel Saavedra explica por qu¨¦ ahora, en medio del conflicto con el Gobierno, han optado por hacer alto en sus reivindicaciones: "A nosotras se nos ha escuchado mucho y es el momento de echar el freno. Es por solidaridad, casi todas tenemos familiares dentro y queremos que esto llegue a buen puerto". A Raquel le molesta sentirse utilizada por el ministro de Fomento, ??igo de la Serna: "El otro d¨ªa dijo en la radio que, hoy por hoy, Susana D¨ªaz puede ser presidenta de Andaluc¨ªa, pero no estibadora en el puerto de Algeciras... ?A qu¨¦ cuento viene sacar a las mujeres para hacer da?o al sector de la estiba cuando nadie del Gobierno nos ha llamado durante los dos a?os que llevamos con nuestras reivindicaciones?".
Sentada en la cafeter¨ªa de un hotel de Algeciras, la portavoz cree que la suya es una batalla que se ganar¨¢: "Esto es una lucha en la que, quiz¨¢s, nosotras no lleguemos a entrar nunca y sea para el futuro de la mujer. Para esto hay que tener principios, constancia y aptitud". A Saavedra no la amedrentan las amenazas que dice haber recibido ni tampoco la dureza del trabajo: "Yo soy m¨¢s fuerte que todos ellos juntos. Es muy f¨¢cil luchar acompa?ado de 1.800 personas. Lo dif¨ªcil es estar sola, atacada por muchos, y seguir adelante".
Daniel Heredia, s¨ªmbolo de un trabajo peligroso
Daniel Heredia no quer¨ªa ser estibador. Demasiados a?os escuchando hablar a su padre de compa?eros muertos y de graves accidentes en los muelles. Sin embargo, a los 27 a?os y sin m¨¢s opci¨®n de trabajo que la emigraci¨®n, decidi¨® probar suerte en el puerto de Algeciras. Dice que tard¨® poco en implicarse, en sentirse "uno m¨¢s". Tres a?os despu¨¦s, el 8 de marzo de 2016, le atropell¨® una gr¨²a. Perdi¨® una pierna y el pie que le queda a¨²n tiene graves secuelas. Su lucha por salir adelante ha convertido a Daniel en un s¨ªmbolo para el colectivo. "Hablan de privilegios, pero espero que nadie sienta lo que tuvo que sentir mi padre cuando lo llamaron para decirle que yo acababa de tener un accidente y que estaba muy grave". Los traumatismos y lesiones en espalda y extremidades son comunes, pero no solo. Durante 2016, en Espa?a murieron cuatro estibadores mientras trabajaban y, de los 1.800 estibadores de Algeciras, 489 (un 27% del total) sufrieron accidentes que provocaron 11.100 jornadas de trabajo perdidas. Los peor parados fueron los encargados de fijar la carga en los buques. Sufrieron 197 accidentes.
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