Un sector que quiere florecer
La exportaci¨®n de flor cortada vuelve a crecer despu¨¦s del duro ajuste por la crisis y la competencia de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo
La azucena es una flor cl¨¢sica que se asocia a la pureza. El arte ha sabido explotar su simbolog¨ªa desde los frescos minoicos del 1.500 antes de Cristo hasta la representaci¨®n barroca de la Inmaculada Concepci¨®n. Sin embargo, fue un hecho m¨¢s luctuoso y medi¨¢tico el que convirti¨® al Lilium candidumen en la flor m¨¢s vendida a finales de los a?os 90. El 6 de septiembre de 1997, millones de personas de todo el mundo vieron en directo c¨®mo el f¨¦retro de Diana de Gales se paseaba por Londres festoneado con un centro de azucenas. Unas semanas despu¨¦s, en Chipiona (C¨¢diz) hab¨ªan exportado hasta la ¨²ltima vara de la flor y tuvieron que irse a Israel a conseguir m¨¢s bulbos para cultivo. M¨¢s de cuatro a?os dur¨® la fama contempor¨¢nea de este lirio, justo cuando el boom del sector de la flor cortada en Espa?a estaba en su c¨¦nit y a punto de entrar en una profunda crisis de la que ahora lucha por salir.
El ingeniero t¨¦cnico agr¨®nomo Rafael Pacheco fue el que viaj¨® a Israel y rememora el caso para ejemplificar hasta qu¨¦ punto el sector depende de las modas y vaivenes del mercado internacional. Pacheco es el director t¨¦cnico de Mercado Rivera, una empresa chipionera que, con una exportaci¨®n anual de 300 millones de tallos de flor, es de las m¨¢s potentes de Espa?a. Andaluc¨ªa, Comunidad Valenciana y Catalu?a suponen el 70,5% de las exportaciones de planta viva y flor cortada y, a su vez, C¨¢diz concentra el 60% de la producci¨®n andaluza. En 2016, Espa?a export¨® flores por valor de 38,7 millones de euros, un incremento del 12% con respecto a 2015, seg¨²n datos aportados por Fepex, la federaci¨®n nacional de productores. Pese a que se puede pensar que es ¡°una actividad poco destacada en la agricultura, los rendimientos generados por la producci¨®n y el valor de sus exportaciones son superiores al resto de los sectores agrarios¡±, explican esta patronal.
Sin embargo, las cifras distan mucho de las ventas que se alcanzaron a finales de los 90. De los 1.960 millones de tallos vendidos en Espa?a en 2002, en 2008 baj¨® a 737 millones, uno de sus m¨ªnimos hist¨®ricos, seg¨²n un informe de la Junta de Andaluc¨ªa. En C¨¢diz ¡°se pas¨® de las 1.200 hect¨¢reas cultivadas a las 450 que de hoy¡±, como recuerda Pacheco. En Canarias, la mengua hizo que se pasaran de 6.000 trabajadores del a?o 2000 a 2.200 de 2013, explica Juan Daniel Marichal, Fepex.
Del boom a la ca¨ªda libre
Fue en los a?os 70 cuando Canarias comenz¨® a cultivar rosas para la exportaci¨®n, recuerda Marichal. A Chipiona lleg¨® en los a?os 80. Los invernaderos familiares chipioneros de hortalizas se reconvirtieron al cultivo de clavellinas, ante el inter¨¦s de multinacionales holandesas, pa¨ªs l¨ªder del sector. Llegaron a Espa?a cuando en su pa¨ªs ya no era rentable el cultivo de esta especie, por el coste de mano de obra. Los chipioneros aprendieron r¨¢pido y empezaron a vender por s¨ª mismos en la subasta de flor holandesa. Era la edad dorada de los 90. Mercado Rivera consigui¨® saltarse subastas e intermediarios y vend¨ªa directamente sus ramos a los supermercados ingleses, pa¨ªs l¨ªder en el consumo final de flor cortada. Pero la muerte por ¨¦xito estaba cerca.
¡°Se vend¨ªa el tallo muy bien, los cultivos se multiplicaron, la Administraci¨®n subvencion¨® nuevos invernaderos y se perdi¨® la calidad en favor de la rentabilidad¡±, rememora Pacheco en un rosario de errores. Isidoro Rivera, de 24 a?os y tercera generaci¨®n al frente de Mercado Rivera, aporta m¨¢s motivos: ¡°Los precios se fueron al traste por la incidencia de la crisis en un producto de lujo como la flor y la competencia de terceros pa¨ªses¡±. Aparecieron estados como Kenia (hoy junto a Holanda sigue liderando las exportaciones), Ir¨¢n, Colombia o Ecuador ¡°con una mano de obra m¨¢s barata que en Espa?a y sin tantos controles de la Uni¨®n Europea¡±, reconstruye Marichal. Canarias no pudo soportar el envite a su producci¨®n de rosas y ¡°perdi¨® toda la exportaci¨®n, hoy se produce solo para consumo interno en las islas¡±, reconoce Marichal, tambi¨¦n director de la empresa canaria Dragoflor.
Pero en los ¨²ltimos dos a?os ha vuelto el optimismo a los campos de la flor, a la vez que los problemas acucian a los competidores extranjeros. Como explica Marichal, en los pa¨ªses americanos los cultivos de rosas han bajado su productividad; en Kenia hay problemas de sequ¨ªa, seguridad y protestas laborales. Frente a eso, ¡°ahora en Espa?a la calidad que se ha conseguido no tiene competencia¡±, destaca Rivera.
Ritmo fren¨¦tico
Aunque est¨¢ lejos de la producci¨®n de los 90, el incremento de exportaciones en 2016 del 12% lleva a Marichal a tener claro que ¡°hay que seguir luchando por el sector, hay otras perspectivas aprovechando la debilidad de los competidores¡±. Mientras se mueve con ritmo fren¨¦tico entre los 441 trabajadores de su empresa, Rivera coincide en el optimismo y cree que Chipiona seguir¨¢ al alza. El pasado marzo vendi¨® medio mill¨®n de antirrhinum en solo una semana por el ¡®Mothering Sunday¡¯ (el d¨ªa de la madre ingl¨¦s), ¡°momento del a?o en el que se venden m¨¢s flores en el mundo¡±.
El modelo chipionero garantiza su competitividad: son peque?os invernaderos familiares los que surten de flor a empresas como Mercados Rivera. All¨ª, el personal (mayoritariamente mujeres) selecciona las clavellinas, claveles o crisantemos, las preparan en cubos y las env¨ªan a intermediarios en Holanda o Inglaterra. El agricultor recibe de dos a 16 c¨¦ntimos por tallo. ¡°Ellos nos entregan la flor y nosotros en 45 d¨ªas le pagamos en funci¨®n del mercado. Existe una relaci¨®n de confianza muy fuerte, ellos saben que peleamos el mejor precio¡±, explica Rivera.
El intermediario al que la empresa gaditana vende la flor la prepara en ramos y la vende a supermercados ingleses. ¡°En el camino, el precio se encarece un 70% y nosotros, como primeros eslabones de la cadena, somos los que menos dinero vemos¡±, a?ade el joven empresario.
Es primavera y el ritmo es fren¨¦tico. Rivera tiene que supervisar los pedidos de clavellinas recolectadas hoy que, en dos d¨ªas, formar¨¢n un ramo en un supermercado ingl¨¦s. Tambi¨¦n debe atender a las cofrad¨ªas de la Semana Santa que decorar¨¢n sus pasos procesionales con su flor. Se coloca el manos libres y, antes de empezar a devolver llamadas, remacha con una sonrisa: ¡°Este es el d¨ªa a d¨ªa aqu¨ª, disfruto con este ¡®batalleo¡¯, ?qu¨¦ le vamos a hacer?¡±.
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