A vueltas con el populismo
Un giro pol¨ªtico en Francia o Italia puede bastar para desintegrar la UE
Tras nueve deprimentes a?os revisando a la baja sus propias proyecciones del PIB, los responsables de la pol¨ªtica macroecon¨®mica en todo el mundo no salen de su asombro: pese a una ola de tumulto pol¨ªtico propulsada por los populistas, en 2017 el crecimiento global va camino de superar las expectativas.
No se trata de una excepci¨®n estado?unidense. Si bien el crecimiento en EE UU es muy s¨®lido, Europa est¨¢ sobrepasando lo pronosticado a¨²n con m¨¢s fuerza. Incluso los mercados emergentes tienen buenas noticias: aunque est¨¢n prepar¨¢ndose para el impacto de las inminentes subidas de tipos de la Reserva Federal estadounidense, el escenario al que deber¨¢n adaptarse es mucho mejor.
La explicaci¨®n breve de la reflaci¨®n global es bastante f¨¢cil de entender. Las crisis financieras sist¨¦micas y profundas provocan recesiones profundas y prolongadas. Como Carmen Reinhart y yo predijimos hace una d¨¦cada (y numerosos acad¨¦micos corroboraron despu¨¦s con nuestros datos), en esas circunstancias no es inusual que haya periodos de entre seis y ocho a?os de crecimiento muy lento. Es verdad que subsisten muchos problemas, como la debilidad de los bancos en Europa, el exceso de endeudamiento de los gobiernos municipales en China y una regulaci¨®n financiera innecesariamente complicada en Estados Unidos. Sin embargo, las semillas de un periodo sostenido de crecimiento m¨¢s s¨®lido ya est¨¢n plantadas.
Pero ?podr¨ªa la oleada populista que barre las econom¨ªas avanzadas ahogar la creciente recuperaci¨®n? ?O lograr¨¢ la recuperaci¨®n detener el avance de l¨ªderes que insisten en proponer soluciones seductoramente simples para problemas realmente complejos?
En las m¨¢s recientes reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en Washington, los principales directores de bancos centrales y ministros de finanzas est¨¢n en el centro de la acci¨®n. ?Alguien duda de que el presidente estadounidense, Donald Trump, descargar¨¢ una lluvia de tuits furiosos contra cualquiera de ellos que ose criticar los planes de su gobierno de retirarse de los acuerdos de libre comercio y del liderazgo de las instituciones financieras multilaterales?
Antes de eso, Trump recibi¨® al presidente chino, Xi Jinping, en Mar-a-Lago, su ¡°Casa Blanca de invierno¡± en Florida. No hace falta recalcar la importancia de la relaci¨®n sinoestadounidense, y lo da?ino que ser¨ªa que ambas partes no encuentren el modo de colaborar constructivamente. El Gobierno de Trump cree que tiene herramientas de negociaci¨®n para recalibrar la relaci¨®n en beneficio de Estados Unidos; entre ellas, amenazar con poner aranceles a las importaciones chinas o incluso no pagar parte del bill¨®n de d¨®lares de deuda estadounidense que tiene China. Pero un arancel no superar¨ªa el veto de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, y suspender pagos ser¨ªa todav¨ªa m¨¢s imprudente.
Si Trump convence a China de abrir su econom¨ªa a las exportaciones estadounidenses y de ayudar a poner freno a Corea del Norte podr¨¢ decir que ha logrado algo. Pero si su plan es una retirada unilateral de Estados Unidos del comercio internacional, s¨®lo conseguir¨¢ perjudicar a muchos trabajadores estadounidenses para beneficiar a unos pocos.
La amenaza al globalismo parece haber remitido en Europa tras las derrotas electorales de los candidatos populistas en Austria, Pa¨ªses Bajos y ahora Alemania. Pero un giro populista en las elecciones en Francia o Italia todav¨ªa puede bastar para desintegrar la Uni¨®n Europea y causar un da?o colateral inmenso al resto del mundo.
La candidata presidencial francesa Marine Le Pen quiere aniquilar la UE porque, seg¨²n dice, ¡°el pueblo de Europa ya no la quiere¡±. Y si bien las encuestas de opini¨®n auguran una victoria contundente del candidato europe¨ªsta Emmanuel Macron sobre Le Pen en la segunda vuelta prevista para el 7 de mayo, el resultado de una competici¨®n entre dos candidatos es siempre dif¨ªcil de predecir, especialmente con el apoyo del presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, a Le Pen. Dada la volatilidad de un electorado descontento y la capacidad comprobada de Rusia para manipular las noticias y las redes sociales, ser¨ªa arriesgado pensar que Macron est¨¢ ya elegido con toda seguridad.
Para la elecci¨®n en Italia todav¨ªa falta un a?o, pero la situaci¨®n all¨ª es a¨²n peor. El candidato populista Beppe Grillo lidera las encuestas, y se prev¨¦ que consiga m¨¢s o menos un tercio del voto popular. Como Le Pen, Grillo quiere acabar con el euro. Resulta dif¨ªcil imaginar un hecho m¨¢s ca¨®tico para la econom¨ªa global, pero tampoco es f¨¢cil ver una salida para Italia, donde la renta per capita se ha reducido ligeramente desde la llegada de la moneda ¨²nica. Con un crecimiento poblacional empantanado y una deuda cada vez mayor (m¨¢s del 140% del PIB), el futuro econ¨®mico de Italia se ve sombr¨ªo. Pese a que entre los economistas la opini¨®n mayoritaria sigue siendo que abandonar el euro ser¨ªa profundamente autodestructivo, hay cada vez m¨¢s convencidos de que la moneda com¨²n no sirve para Italia, y que cuanto antes la deje, mejor.
Muchas econom¨ªas de mercado emergentes tienen que v¨¦rselas con populistas propios, o en el caso de Polonia, Hungr¨ªa y Turqu¨ªa, con populistas ya devenidos aut¨®cratas. Felizmente, la paciencia de la Reserva Federal, el aguante (por ahora) de China y el crecimiento de Europa y Estados Unidos ayudar¨¢n a la mayor¨ªa de las econom¨ªas emergentes.
Las perspectivas de crecimiento global est¨¢n mejorando, y con unas pol¨ªticas sensatas, los pr¨®ximos a?os pueden ser bastante mejores que los que pasaron (para las econom¨ªas avanzadas, sin duda, y tal vez para la mayor¨ªa de las otras). Pero el populismo sigue siendo una inc¨®gnita, y s¨®lo una recuperaci¨®n suficientemente veloz del crecimiento puede hacer que quede fuera de juego.
Kenneth Rogoff, ex economista principal del FMI, es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en la Universidad de Harvard.
? Project Syndicate, 2017
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