Belarmino Fern¨¢ndez Iglesias, el rey de la carne
El gallego emigrado a Brasil fund¨® Rubaiyat, un imperio familiar de restaurantes
Llevaba en el gesto la apacible socarroner¨ªa gallega y la intuici¨®n certera en la mirada. Lleg¨® a Brasil con un d¨®lar en el bolsillo, hace m¨¢s de 65 a?os. Ten¨ªa 19 cuando tom¨® el tren en el apeadero de Areas, cerca de Monforte de Lemos (Lugo), en direcci¨®n a Barcelona, para embarcar hacia Am¨¦rica. Gast¨® en v¨ªsperas todos sus ahorros descubriendo las Ramblas y desembarc¨® en Santos (Brasil), donde no lo esperara nadie. En S?o Paulo fue obrero de la construcci¨®n y vendedor de tejidos, pero quiso convertirse en hostelero para comer mejor que en la pensi¨®n.
Encontr¨® su destino aprendiendo a servir bien y asoci¨¢ndose a sus patrones. Adquiri¨® Rubaiyat, un restaurante liban¨¦s en horas bajas, y lo convirti¨® en el mejor asador de S?o Paulo. Seguramente ha sido el restaurador de origen espa?ol que m¨¢s comidas ha despachado en el mundo. Cuando comimos juntos hace ocho a?os, en A Figueira, dijo: ¡°Entre los cinco restaurantes de S?o Paulo, Madrid y Buenos Aires servimos m¨¢s de un mill¨®n de comensales cada a?o¡±. La cifra debe de haberse duplicado, como m¨ªnimo, con las sucesivas aperturas de Brasilia, M¨¦xico, R¨ªo y Santiago de Chile.
Ha fallecido este martes a los 85 a?os en Sao Paulo, en? el mismo d¨ªa del cumplea?os de su hijo Belarmino, un dram¨¢tico relevo que llega precisamente cuando acababan de recuperar el control absoluto del negocio, que compart¨ªan con un grupo de capital riesgo desde hac¨ªa 4 a?os, cuando abrieron Rubaiyat en M¨¦xico.
La carne de calidad suprema a la parrilla, en cortes espectaculares, fue su especialidad. En los a?os 80 Belarmino Fern¨¢ndez adquiri¨® una hacienda en Mato Grosso do Sul, con 100 kil¨®metros de per¨ªmetro, 36 kil¨®metros de r¨ªos navegables y un aer¨®dromo. Visionario y pragm¨¢tico, tuvo la iniciativa de criar en pastos abiertos la raza brangus, h¨ªbrida de la escocesa angus y del ceb¨² brahm¨¢n indio, un mestizaje de vacuno propicio al clima brasile?o.
La singular hacienda, a la que viajaba incansablemente, produce cada a?o m¨¢s de veinte mil reses brangus, millares de corderos y lechones o unos cincuenta mil pollos camperos. Son buena parte de la intendencia de los Rubaiyat instalados en el mundo, de Caba?a de la Lilas ¨Cel m¨¢s c¨¦lebre de los asadores de Buenos Aires¨C y de A Figueira en S?o Paulo, acaso el restaurante m¨¢s espectacular de Latinoam¨¦rica, creado hace casi 30 a?os a la sombra de una colosal higuera centenaria de 8 metros de di¨¢metro cuyas ramificaciones alcanzan m¨¢s de 30 metros de largo.
En este gallego intr¨¦pido hubo adem¨¢s un componente cultural importante e inquietudes sociales muy concretas. En el Mato Grosso abri¨® la primera escuela alojada en una hacienda brasile?a. Hace 40 a?os se anticip¨® a la iniciativa de los institutos Cervantes promoviendo el Colegio de Espa?a de S?o Paulo, entidad que grad¨²a en castellano y portugu¨¦s a unos cuatro mil j¨®venes cada a?o. Tambi¨¦n cre¨® y ha presidido hasta su muerte la fundaci¨®n Rosal¨ªa de Castro, que acoge a veteranos emigrantes espa?oles sin recursos. ¡°Hay que acordarse de quienes no tuvieron tanta suerte como nosotros¡±, sol¨ªa decir.
Su padre fue jornalero en el Pazo de Rivas, en la Ribeira Sacra. Belarmino compr¨® el pazo en una especie de desagravio sentimental durante uno de sus retornos anuales y lo dedic¨® a producir vinos de la uva menc¨ªa de Amandi, que espa?olean por Brasil. El lugar aloja adem¨¢s una Escuela de Hosteler¨ªa privada, cuyos alumnos salen colocados en la comunidad gallega. Ten¨ªa a orgullo que no necesitaran apelar a sus restaurantes para colocarse.
Luis Cepeda es periodista.
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