Grietas en la narrativa de la flamante recuperaci¨®n espa?ola en Europa
El Popular supone que Espa?a estrene el mecanismo de resoluci¨®n bancaria con fuertes p¨¦rdidas para accionistas y bonistas respecto a la soluci¨®n italiana
Espa?a vuelve. La econom¨ªa espa?ola va como un tiro, el paro baja a toda velocidad, el d¨¦ficit est¨¢ bajo control, el rescate bancario es un ejemplo a seguir y el Gobierno espa?ol vuelve a tener capacidad de influencia en Bruselas. Esa es la narrativa en boga en las instituciones europeas. Pero ese relato tan positivo ¡ªy a ratos grandilocuente¡ª puede salir por lo menos tocado de la crisis del Banco Popular.
Hay varias maneras de gestionar una crisis bancaria de una entidad mediana tirando a grande, como es el Popular. Estados Unidos deja quebrar a los bancos no sist¨¦micos, pero cuando las cosas se ponen feas el Gobierno re¨²ne a los banqueros en una habitaci¨®n, les obliga a aceptar dinero p¨²blico y al cabo de un tiempo, cuando las nubes se han disipado, les obliga a devolver las ayudas y les cruje a multas por las cosas mal hechas. En Europa, en cambio, est¨¢ terminantemente prohibido cerrar bancos, a pesar de que hay cientos de p¨¢ginas de normativa que dicen lo contrario. O al menos lo estaba hasta la pasada madrugada.
Lo que suelen hacer los europeos es buscar una soluci¨®n en el sector privado, y si no es posible se tira del dinero del contribuyente en grandes dosis. Lo que haga falta. As¨ª lo hizo Alemania en lo peor de la Gran Crisis (y en parte lo sigue haciendo, con los landesbanken y las sparkassen, las cajas regionales y locales). As¨ª lo hicieron Francia, B¨¦lgica, Holanda, Italia, Espa?a: los pa¨ªses del Norte y los del Sur, los calvinistas y los cat¨®licos; todos. La canciller Angela Merkel decidi¨® en su d¨ªa, eso s¨ª, que cada Estado tiene que hacerse cargo de sus entidades: nada de soluciones europeas. Y eso provoc¨® que algunos socios del euro se vieran obligados a pedir rescates. Pero esa f¨®rmula sigue funcionando en Grecia, Portugal y sobre todo Italia con Monte dei Paschi Siena y con Veneto Banca y Popolare de Vicenza.
Espa?a inaugura con el Popular otra v¨ªa, despu¨¦s de inaugurar las quitas a los preferentistas, o las multas por manipular las estad¨ªsticas. Es una v¨ªa m¨¢s limpia, dicen en Bruselas, aunque ser conejillo de indias siempre provoca cierta incertidumbre. El asunto es relativamente sencillo de explicar: se trata de que en caso de que un banco haga aguas, se proteja al m¨¢ximo el dinero p¨²blico. Se trata de proteger al m¨¢ximo al contribuyente. Se trata, en fin, de tratar de romper el abrazo de la muerte entre bancos y Estados. Y desde ese punto de vista, la operaci¨®n es impecable: pierden los accionistas y quienes compraron deuda de peor calidad, como mandan los c¨¢nones: uno de los pilares del capitalismo es ese "que cada palo aguante su vela", que suele valer para casi todo menos para los bancos (y hay buenas razones para que eso sea as¨ª: una econom¨ªa se colapsa si no funciona su sector financiero).
Pero el cierre del Popular y su compra por parte del Santander, sin embargo, deja un reguero de inc¨®gnitas por resolver. ?Qu¨¦ demonios hizo el supervisor? Se dice que el Banco de Espa?a era un completo desastre (algo rotundamente falso) y que el BCE iba a mirar con lupa a las entidades, pero lo sucedido apunta exactamente en la otra direcci¨®n. El Popular aprob¨® con cierta holgura los test de estr¨¦s, como lo hizo en su d¨ªa Monte dei Paschi. El SSM dec¨ªa hasta hace nada que la entidad era viable. Y la uni¨®n bancaria, en fin, sigue en pa?ales: cuando ha habido que buscar un comprador ha aparecido el Santander, por lo que lo de las fusiones transfronterizas sigue siendo un quiero y no puedo. Adem¨¢s, la presidenta de la junta de resoluci¨®n, Elke K?nig, hizo una declaraciones la pasada semana se?alando las dificultades del Popular que "han podido tener un impacto determinante en la consecuci¨®n de los hechos que han conducido a la resoluci¨®n; en el mejor de los casos, esas declaraciones supusieron una notable imprudencia", explica el eurodiputado socialista Jon¨¢s Fern¨¢ndez.
M¨¢s inc¨®gnitas: ?No era el rescate espa?ol un ejemplo a seguir? El ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos, lleva meses diciendo que Espa?a hizo las cosas bien y que el sector financiero espa?ol funciona. Hace unos d¨ªas aseguraba que el Popular era perfectamente solvente. Pero est¨¢ claro que a la digesti¨®n del pinchazo del ladrillo a¨²n ser¨¢ larga.
Un ¨²ltimo interrogante: ?Por qu¨¦ Italia ha podido salvar Monte dei Paschi, aun a costa de su prima de riesgo o de una recuperaci¨®n menos potente, y Espa?a ha optado por cerrar el Popular y buscar un comprador? En parte, porque Italia no tiene un Banco Santander: Unicredito e Intesa est¨¢n en horas bajas. Y en parte porque Espa?a no tiene otra opci¨®n: hay italianos en todas y cada una de las instituciones relevantes en la toma de decisiones sobre el cierre de bancos. Empezando por Draghi. Y apenas hay espa?oles. El Gobierno puede no haber tenido otras opciones: las fuentes consultadas en Bruselas aseguran que Europa buscaba desde hace tiempo un banco para bajar la persiana, y el Popular ha sido el elegido.
Y el quid de la cuesti¨®n: ?Qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde? No est¨¢ claro para qu¨¦ demonios quiere el Popular un banco como el Santander, con una cuota de mercado enorme en Espa?a: los Bot¨ªn siempre dijeron que no quer¨ªan crecer m¨¢s en Espa?a. De momento, pierden los accionistas y los bonistas. Y los trabajadores del Popular: buena parte de la plantilla se ir¨¢ a la calle. Con otra operaci¨®n (un banco de fuera de Espa?a, por ejemplo), quiz¨¢ hubieran perdido a¨²n m¨¢s los bonistas, pero habr¨ªa menos empleados de banca en la cola del paro.
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