Pablo Rivera, pionero de la internacionalizaci¨®n financiera espa?ola
Estuvo a cargo de las relaciones exteriores de la CNMV y se le debe en gran medida que la IOSCO fijara su sede en Madrid
El jueves pasado recibimos la triste noticia del fallecimiento de Pablo Rivera, que se fue como vivi¨®: con discreci¨®n. Coincid¨ª con ¨¦l en la Comisi¨®n Nacional del Mercado de valores (CNMV), en mi etapa de consejero y cuando ¨¦l estaba al cargo de las relaciones internacionales en esta instituci¨®n tan querida para m¨ª. Su marcha, junto con la de Antonio Moreno, que nos dej¨® solo unas semanas antes, representan no solo una p¨¦rdida para la CNMV, presente y pret¨¦rita, sino para el sistema financiero espa?ol, que pierde dos servidores sensatos, cabales y eficientes.
Pero volvamos a Pablo. A veces me exaspera el provincianismo de este nuestro pa¨ªs. Porque ?cu¨¢nta gente, incluso dentro del sector financiero, sabe que la sede de la Organizaci¨®n Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) est¨¢ en Madrid? Pocos, muy pocos, a pesar de que se trata del ¨²nico organismo financiero internacional y p¨²blico radicado en Espa?a. Y pocos, muy pocos, saben que Pablo fue fundamental para lograrlo. Y por si alguien piensa que era f¨¢cil, les recordar¨¦ que compet¨ªamos con Par¨ªs.
Fuimos muchos los involucrados, pero la diferencia entre el papel de Pablo y el de otros, incluido el m¨ªo, es que estos otros papeles los podr¨ªa haber desempe?ado cualquiera. Sin embargo, solo el suyo fue instrumental para lograr el objetivo. Lo que se debe a que solo Pablo pose¨ªa los conocimientos necesarios del entorno internacional de las comisiones de valores, una simpat¨ªa o empat¨ªa personal b¨¢sica para estos procesos y, por qu¨¦ no decirlo, una habilidad t¨¢ctica para mover las fichas adecuadas en el momento oportuno. Eudald Canadell, otro protagonista fundamental en esta historia, lo puede corroborar.
Despu¨¦s de esta grata experiencia, nuestros caminos se separaron. ?l logr¨® dedicarse a lo que m¨¢s le gustaba, las tecnolog¨ªas inform¨¢ticas (todav¨ªa recuerdo las revistas tan frikis que le¨ªa en nuestros viajes y lo que me admiraba que un abogado y economista de formaci¨®n pudiera entender esa jerga tan compleja) y yo volv¨ª a mi antigua casa.
Luego volvimos a cruzarnos (m¨¢s all¨¢ de alg¨²n encuentro casual en Ibiza) cuando estaba poniendo en marcha la Roundtable of European Financial Centres. Un vez m¨¢s demostr¨® su olfato para los temas internacionales: los centros financieros europeos compiten entre ellos pero, al igual que otros agentes, tienen muchos intereses en com¨²n. Es algo obvio, pero tuvo que llegar Pablo para que se le ocurriera a alguien; ?a nivel europeo!
Un poco despu¨¦s, y a ra¨ªz de tratar alguna dificultad en ese proyecto en el que tanta ilusi¨®n pon¨ªa, me habl¨® de su enfermedad, con la entereza de quien comenta un peque?o contratiempo.
La ¨²ltima vez que nos vimos fue en el entorno de la Comunidad de Madrid, para hablar de la promoci¨®n de Madrid Centro Financiero tras el Brexit. He de decir que, de entre todos los asistentes, la intervenci¨®n m¨¢s l¨²cida fue, sin duda y con mucha diferencia, la suya. Yo creo que si el destino no se lo hubiera impedido, Pablo se trae media City de Londres a Madrid en unos pocos a?os.
Siempre que nos ve¨ªamos Pablo me dec¨ªa que yo era un crack para los temas internacionales. Pero, ahora que lo pienso, yo empec¨¦ a despuntar en ese ¨¢mbito justo despu¨¦s de conocer a Pablo. Pablo, ?no ser¨¢s t¨² el verdadero crack para los temas internacionales y los dem¨¢s somos solo meros alumnos?
Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n es presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca (AEB).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.