¡°O la gente joven se organiza, o lo va a pasar mal¡±
El nuevo l¨ªder de Comisiones Obreras, Unai Sordo, se fija como prioridad la lucha contra la precariedad de j¨®venes y mujeres
Casi sin tiempo para aterrizar en el cargo, el nuevo secretario general de CC OO, Unai Sordo (Barakaldo, 1972), se ve ma?ana mismo con Mariano Rajoy. ?Qu¨¦ le va a decir? ¡°Que el modelo de relaciones laborales en Espa?a tiene d¨¦ficits muy serios y estructurales y que son producto de la reforma laboral de 2012. Este pa¨ªs no puede resignarse a tener altas tasas de precariedad de forma continua. Tampoco puede resignarse a que la precarizaci¨®n del empleo sea la entrada al mercado de trabajo y a que la desigualdad se consolide¡±, responde sin dudar.
Tiene mucho m¨¢s claro su discurso que lo que va a hacer en las siguientes horas. Antes de atender a EL PA?S, ha respondido a un diario catal¨¢n, y despu¨¦s es el turno de dos radios. ?l no conoce esa agenda, la detalla su asistente. M¨¢s tarde, acude a la manifestaci¨®n del Orgullo Gay en Madrid, ser¨¢ su primer acto p¨²blico como m¨¢ximo dirigente del sindicato. Apenas han pasado 12 horas desde que un 88% de los 750 delegados del XI Congreso de CC OO le votaran como su nuevo l¨ªder.
En ese discurso, los j¨®venes, las mujeres y la precariedad aparecen antes y con m¨¢s espacio que hasta ahora. ¡°La gran prioridad del sindicato es organizar a la gente en los centros de trabajo. Ese es el eje de b¨®veda de c¨®mo se fortalece la lucha contra la precariedad que sufren los j¨®venes y las mujeres, para estar en mejor posici¨®n en las negociaciones con Gobiernos y patronales¡±.
?No lo han sido hasta ahora? ¡°A la gente se la ha incrustado en el disco duro la idea de que puede establecer su trayectoria vital solo ante el peligro. Pero cuando hablamos del mundo del trabajo y de un empleo, las relaciones no son entre iguales. O la gente joven se organiza, o lo va a pasar mal¡±, responde. Casi sin dejar tiempo a la repregunta ¡ªhay algunos ejemplos de que ya se han organizado al margen de los sindicatos¡ª admite carencias que, en principio, parecen reducirse a problemas de comunicaci¨®n: ¡°Se han dado situaciones de creciente precariedad en las que seguramente no hemos sido capaces de hacer entender que el sindicato es la herramienta fundamental para luchar contra ella¡±.
La derogaci¨®n de la reforma laboral sigue presente en las demandas del sindicato y de su nuevo l¨ªder. ¡°No renunciamos a la modificaci¨®n sustancial o la derogaci¨®n de las reformas de 2010 y 2012¡±, proclama ante la ministra de Empleo, F¨¢tima B¨¢?ez, y ante los delegados del congreso, un rato antes de la entrevista. Pero luego toma una senda pragm¨¢tica: ¡°Eso no depende de nosotros, solo se modificar¨¢ en profundidad si hay un cambio en la correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas. De nosotros depende revertir la reforma a trav¨¦s de la negociaci¨®n colectiva, de los acuerdos en las empresas y organizando a la gente para que muchos de sus efectos no lleguen a aplicarse¡±.
Sordo despierta respeto en el sindicato. ¡°Aqu¨ª, en esta organizaci¨®n, la autoridad no existe, hay que gan¨¢rsela, hay que tener autoridad moral¡±, apuntaba estos d¨ªas un antiguo dirigente de la organizaci¨®n, cuando esgrim¨ªa los motivos por los que aplaude la elecci¨®n del hasta ahora secretario general de CC OO en el Pa¨ªs Vasco. Precisamente, a este punto recurre el veterano sindicalista para defender a Sordo, a la experiencia que acumul¨® en su antiguo cargo: ¡°Sabe situarse muy bien en el contexto pol¨ªtico y sindical. En Euskadi la situaci¨®n es compleja en los dos sentidos¡±.
El nuevo secretario general se?ala que la jerarqu¨ªa de los convenios de empresa por encima de los sectoriales, que dict¨® la reforma de 2012, era una realidad de facto previa en el Pa¨ªs Vasco por la estrategia del sindicato nacionalista ELA, el m¨¢s representativo en esa comunidad aut¨®noma. ?Y c¨®mo afrontar eso en un pa¨ªs de pymes, con alta temporalidad y falsos aut¨®nomos? ¡°Situando las partes fuertes del sindicato, las grandes secciones sindicales [las agrupaciones de afiliados de grandes empresas], en relaci¨®n con aquellos trabajadores que est¨¢n en ese marem¨¢gnum de empresas en red, de subcontrataci¨®n, de cadenas de proveedores, y no solo con aquellos a los que representan directamente¡±.
Pero todo esto no deja de ser una estrategia de tiempo largo. En el corto plazo, casi a la salida de Moncloa, donde ir¨¢ acompa?ado de su predecesor, Ignacio Fern¨¢ndez Toxo, le espera un pacto salarial para 2017 que se est¨¢ haciendo esperar mucho: ¡°Es una situaci¨®n poco entendible. Si se comparte que este pa¨ªs necesita activar su demanda interna para activar la econom¨ªa y mantener un crecimiento sostenible, esto no se hace sin aumentar los salarios y que ganen poder de compra. Y creo sinceramente que este pa¨ªs necesita un pacto salarial, por justicia redistributiva y eficacia econ¨®mica¡±.
Descontento por la inclusi¨®n de un imputado
El dato de la madrugada del s¨¢bado es elocuente: Unai Sordo logr¨® 659 votos para ser secretario general, el 88,8%; la ejecutiva, el 61,2%. A muchos delegados no les gust¨® la inclusi¨®n de Francisco Carbonero, imputado el jueves por los ERE. Tampoco el ¨®rdago del sindicalista andaluz: o entraba o habr¨ªa lista alternativa.
¡°Ha habido gente que no ha interpretado bien las pol¨¦micas de los ¨²ltimos d¨ªas¡±, admite Sordo. ?l mismo era reticente: ¡°Fuera se iba a interpretar raro¡±. Pero defiende la decisi¨®n final: ¡°Paco no ha declarado ante un juez y no se le acusa de nada. Si se le acusa, estaremos en otra disposici¨®n. Pero parece poco explicable dejar fuera a alguien al que no se le acusa de nada¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.