Mi apuesta monetaria
Los bancos centrales deben evitar el dictado de los mercados pero, sobre todo, sus bandazos
La reuni¨®n de banqueros centrales en la portuguesa Sintra la semana pasada ha dado paso a una ronda de apuestas sobre el devenir de la pol¨ªtica monetaria. Muchas de ellas sugieren que al BCE le ser¨¢ imposible desmarcarse mucho m¨¢s tiempo de la tendencia de otras autoridades mundiales a subidas de tipos de inter¨¦s. No puedo sustraerme a lanzar una apuesta contraria. No s¨®lo sobre lo que creo que debe hacerse sino sobre lo que no habr¨¢ m¨¢s remedio que seguir haciendo.
Una subida de tipos ser¨ªa hoy d¨ªa una medida de la realidad de los procesos de la recuperaci¨®n econ¨®mica y de la capacidad de resistencia de los hogares y empresas. Ojal¨¢ estuvi¨¦ramos preparados para ello. Hay partes del sistema, como los bancos, que sufren en la situaci¨®n actual de tipos porque no reflejan un verdadero equilibrio monetario sino la acci¨®n del BCE. Pero la capacidad de resistencia del sector privado (y que no acabe afectando a las finanzas p¨²blicas) es considerablemente m¨¢s discutible. En la econom¨ªa europea pesa la deuda p¨²blica y, sobre todo la privada. Adem¨¢s, a pesar del crecimiento, los salarios son inferiores a los del entorno precrisis. Y no hay que olvidar de d¨®nde se viene: la crisis de la deuda soberana se cerr¨® en 2012 con el doble tap¨®n de un proyecto de uni¨®n bancaria ¡ªa¨²n con muchos flecos hoy¡ª y de una expansi¨®n monetaria con promesa de presente continuo. Para levantar alguno de esos tapones (o si alguno de ellos salta) hay que contar con los resortes suficientes. Sin embargo, una elevaci¨®n de tipos o una retirada acelerada de est¨ªmulos monetarios encarecer¨ªa la deuda y dejar¨ªa a la vista la prima de riesgo real ¡ªsin liquidez oficial¡ª de cada pa¨ªs.
En una perspectiva agregada, hoy por hoy s¨®lo es posible pensar en un giro en la pol¨ªtica monetaria del BCE si existiera un soporte fiscal que ¡°tirara del carro¡±. No se trata de enso?aciones sobre una uni¨®n fiscal al estilo de Estados Unidos pero s¨ª de avances significativos hacia medidas de responsabilidad y acci¨®n fiscales a partes iguales. La entente de la doble M (Merkel-Macron) es hoy demasiado incipiente y sensible a presiones como para cambiar radicalmente el panorama pero ofrece algo m¨¢s de esperanza.
Tambi¨¦n parece oportuno recordar que no es que en Estados Unidos o Reino Unido est¨¦n libres de incertidumbre sobre las consecuencias del (relativo) endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria. Hay dudas importantes. Los mercados asumen que la retirada de ox¨ªgeno traer¨¢ volatilidad. Muchos traders creen que cierto movimiento puede ser bueno pero otros consideran que tambi¨¦n puede haber descarrilamientos. Es lo que tienen los experimentos, hay que ir probando. Los bancos centrales deben evitar el dictado de los mercados pero, sobre todo, los bandazos. Parece que a la eurozona le va a ir mejor esta vez como espectadora. Para bien o para mal, no puede tener otro papel en la funci¨®n. Siguiente estaci¨®n para relanzar apuestas, la reuni¨®n de Jackson Hole, a finales de agosto.
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