Aprendiendo de Jap¨®n
En Tokio el debate para hacer el sistema de bienestar mas sostenible est¨¢ m¨¢s presente
He de reconocer que soy un enamorado de Jap¨®n, desde donde escribo estas l¨ªneas. Cuando estoy aqu¨ª no puedo dejar de pensar en muchas cuestiones de ¨ªndole econ¨®mica y social de las que este pa¨ªs es prontuario y de cuya experiencia Espa?a puede aprender. Son dos naciones muy distintas pero con una relaci¨®n cultural de mutua admiraci¨®n. No ser¨ªa bald¨ªo ahondar tambi¨¦n en la vertiente comercial e intelectual. Mucho ha cambiado este entra?able pa¨ªs desde que los estadounidenses, con el comodoro Perry a la cabeza, se presentaron en la Bah¨ªa de Edo (la Tokio actual) en 1853. Desde aquel shogunato hasta la moderna Jap¨®n se han producido extraordinarias transformaciones pero casi siempre se ha conseguido mantener una dignidad y elegancia con escaso parang¨®n.
De la econom¨ªa japonesa se puede aprender de lo bueno y de lo malo. Precisamente, uno de los rasgos que define la transformaci¨®n industrial es su capacidad para asimilar los avances de otros y mejorarlos, con seriedad y eficiencia. La educaci¨®n ¡ªincluyendo valores y disciplina¡ª es una virtud de la que hacen gala no solo para prosperar sino para resurgir de grandes recesiones, aunque sea de forma lenta y con extraordinario tes¨®n. Tras la ¨²ltima gran crisis financiera ¡ªque afect¨® m¨¢s a Europa y EE UU¡ª Jap¨®n intenta hacer frente a dificultades que comparte con otros territorios pero que, en su caso, son desaf¨ªos de extraordinario calado. Fruto de sus amplios programas de est¨ªmulo para tratar de relanzar la econom¨ªa, su deuda p¨²blica dobla a la espa?ola, por encima del 200% del PIB. Sus programas de ajuste y los reducidos tipos de inter¨¦s pueden ayudar a sobrellevar esta carga pero su sistema de protecci¨®n social presenta serias dificultades de sostenibilidad intergeneracional (como en Espa?a). La poblaci¨®n es de las m¨¢s longevas y envejecidas del mundo y los costes del sistema (pensiones, sanidad, dependencia¡) recaen de forma abrupta en menguantes generaciones de j¨®venes. Los mismos que han sufrido el grueso de duros ajustes salariales, con sueldos a la baja en t¨¦rminos reales. ?Les suena esta historia?
Ahora el ejecutivo se propone subidas de salarios y fomentar los contratos fijos, que pretenden servir de revulsivo fiscal para aumentar el consumo y la inflaci¨®n. Pero, de momento, el impulso ha sido t¨ªmido. Y el Banco de Jap¨®n se ha visto obligado a prolongar hasta 2019 su objetivo de alcanzar una inflaci¨®n del 2%. As¨ª, se queda junto al BCE como las autoridades monetarias que tratan de mantener los est¨ªmulos por un per¨ªodo m¨¢s prolongado. La diferencia es que, en Jap¨®n, el debate sobre la necesidad de pol¨ªtica fiscal y sobre las reformas precisas para hacer los sistemas de bienestar sostenibles est¨¢ mucho m¨¢s presente.
Asimismo, Jap¨®n no se ha arredrado ante el c¨²mulo de acciones proteccionistas y unilaterales de pa¨ªses como Reino Unido o EE UU. De hecho, para el estupor del mundo anglosaj¨®n, ya ha trazado planes contingentes preferentes con la UE. El pa¨ªs m¨¢s ortodoxo en sus tradiciones es uno de los m¨¢s heterodoxos en sus pol¨ªticas econ¨®micas hoy en d¨ªa.
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