Ocho de cada diez convenios no garantizan el poder adquisitivo

La cl¨¢usula de garant¨ªa sobre el poder adquisitivo de los sueldos dinamit¨® a finales de julio las negociaciones entre sindicatos y patronales para alcanzar un pacto que sirviera de gu¨ªa en las negociaciones de los pr¨®ximos convenios colectivos. Los primeros, UGT y CC OO, la exig¨ªan. Los segundos, CEOE y Cepyme, no estaban dispuestos a transigir y aceptar la vuelta de un mecanismo que quisieron arrinconar durante a?os, algo que no lograron hasta 2012, durante la segunda recesi¨®n de esta larga crisis.

Desde entonces esa salvaguarda, que, como norma general, compensa a los trabajadores por la p¨¦rdida de poder adquisitivo si los precios suben m¨¢s de lo que se pact¨® para los salarios, ha sobrevivido en menos del 15% de los convenios. En lo que va de a?o, ha subido algo su uso, hasta el 16,4%. Pero estos porcentajes est¨¢n muy lejos de los alcanzados cuando los acuerdos estatales de negociaci¨®n colectiva recomendaban su inclusi¨®n y de los alcanzados antes de la crisis.

La cobertura de las cl¨¢usulas de salvaguarda aumenta hasta casi el 25% si se toma como referencia el n¨²mero de trabajadores cubiertos: 1,25 millones de los poco m¨¢s de cinco millones de asalariados que contaban hasta julio con la protecci¨®n de un convenio colectivo.

Una demanda internacional

La erradicaci¨®n de las cl¨¢usulas de garant¨ªa salarial fue tambi¨¦n una reclamaci¨®n de varios organismos internacionales y otras instituciones como el Banco de Espa?a. Y era, adem¨¢s, una medida impulsada indirectamente desde el Gobierno para ganar competitividad. El argumento es que su existencia provoca que los efectos negativos de la inflaci¨®n tardan m¨¢s en desaparecer. El ejemplo que suele utilizarse es el del petr¨®leo, un producto de precio muy vol¨¢til.

Cuando el crudo sube, es habitual, y m¨¢s en Espa?a, que la inflaci¨®n responda tambi¨¦n al alza. Esto, a su vez, puede provocar que se activen las garant¨ªas salariales. La espiral no acaba aqu¨ª, ya que los empresarios ¡ªcomo los empleados¡ª tampoco absorben el impacto de la subida de los costes laborales y lo trasladan a los precios. Los defensores de esta teor¨ªa a?aden otra consecuencia: la persistencia de la inflaci¨®n lleva a que se mantengan medidas para combatirlas que enfr¨ªan la econom¨ªa y el crecimiento, como los tipos de inter¨¦s altos.

Atendiendo a la evoluci¨®n de la inflaci¨®n en Espa?a este a?o, parece dif¨ªcil que el mecanismo se active en los convenios que cuentan con ¨¦l. En los siete primeros meses del a?o, el incremento medio es del 1,33% y casi todas las previsiones sit¨²an en diciembre el ¨ªndice de precios al consumo por debajo (Funcas pronostica un incremento del 0,8%). Y este dato, el de final de a?o, es el que toman la mayor¨ªa de convenios, pese a que ser¨ªa m¨¢s apropiado el promedio anual.

L¨ªgero incremento

El incremento pactado visto el mes pasado mantiene la tendencia de incrementos baj¨ªsimos seguida en los ¨²ltimos a?os. El 1,33% de julio es apenas tres cent¨¦simas superior al de junio y supera en poco m¨¢s de una d¨¦cima el alza observada en enero.

Este ha sido el principal argumento expuesto por la patronal para ofrecer en las negociaciones fallidas un incremento que se situaba entre el 1% y el 2%, m¨¢s medio punto porcentual por productividad. Si ¡°aguas abajo¡±, expresi¨®n muy utilizada por el presidente de CEOE, Juan Rosell, las subidas pactadas eran bajas, es evidente que no hab¨ªa necesidad de ir m¨¢s all¨¢.

Los sindicatos, en cambio, ped¨ªan a la patronal que asumiera su papel de agente social y firmara un pacto con un incremento de salarios mayor (entre el 1,8% y el 3%). Su razonamiento era que, con la recuperaci¨®n consolidad y cre¨¢ndose empleo a un ritmo alto, ha llegado el momento de que los sueldos ganen poder adquisitivo. La ministra de Empleo, F¨¢tima B¨¢?ez, se situaba m¨¢s cerca de esta tesis, pero el acuerdo no fue posible.