Condonaciones de deuda, ?en ning¨²n caso?

Es improbable que sin la condonaci¨®n de parte de sus deudas las comunidades aut¨®nomas m¨¢s endeudadas puedan volver a los mercados y recuperar una autonom¨ªa financiera real. Pero las condonaciones no salen gratis y caso de acordarse habr¨¢ de ser el conjunto de los contribuyentes espa?oles quienes asuman sus costes, probablemente a trav¨¦s de la digesti¨®n de la deuda del Estado ya emitida para financiar a las comunidades. Por eso, valorar adecuadamente la necesidad y los riesgos de reestructuraciones que incluyan quitas es muy relevante y requiere analizar con cuidado las causas del endeudamiento, distinguiendo los d¨¦ficits p¨²blicos que se deben a exceso de gasto o a unos bajos ingresos. Descartar a priori categ¨®ricamente las quitas por razones de riesgo moral da por supuesto que el mayor endeudamiento se debe solo a un elevado gasto ¡ªalgo dif¨ªcil de admitir para administraciones que se han enfrentado a dif¨ªciles ajustes¡ª, confundiendo la naturaleza del problema e ignorando que hay comunidades m¨¢s endeudadas por estar discriminadas en sus ingresos.

Uno de los desacuerdos en el seno de la comisi¨®n de expertos para la revisi¨®n del modelo de financiaci¨®n auton¨®mica que m¨¢s eco ha tenido en los medios se refiere a las soluciones al enorme endeudamiento que acumulan las comunidades aut¨®nomas. Toda la comisi¨®n est¨¢ de acuerdo en que la deuda necesitar¨¢ una reestructuraci¨®n de plazos y tipos de inter¨¦s para que las obligaciones puedan ser atendidas, pero no en que deba incluir compensaciones, por el riesgo moral que comportar¨ªan. Mi punto de vista ¡ªy el de una minor¨ªa de la comisi¨®n¡ª es que esta posibilidad no debe excluirse a priori si se quiere que todas las comunidades recuperen realmente la normalidad financiera y puedan volver a los mercados, y tambi¨¦n por razones de equidad.

En el caso de que la mayor deuda de una comunidad aut¨®noma se deba a un mayor gasto, en efecto, la compensaci¨®n de deudas puede suponer un riesgo moral pues se traslada a otros agentes las consecuencias de decisiones propias que deben ser asumidas. Pero si ese mayor gasto no ha existido y la causa del mayor endeudamiento est¨¢ en los menores ingresos, el riesgo es de naturaleza distinta: sin una reestructuraci¨®n realista que incluya la compensaci¨®n parcial de sus deudas si es necesaria, es posible que las comunidades m¨¢s endeudadas no vuelvan a ser financieramente viables, ni se corrijan las consecuencias de las inequidades derivadas de mantenerlas con unos injustificadamente bajos niveles de ingresos por habitante ajustado (la medida que utiliza el sistema de financiaci¨®n de las necesidades de cada territorio). Esa infrafinanciaci¨®n se ha prolongado en ocasiones durante d¨¦cadas, generando diferencias de recursos por habitante que superan los 30 puntos porcentuales entre comunidades de r¨¦gimen com¨²n. Dichas diferencias de recursos condicionan la igualdad de acceso a los servicios p¨²blicos de ciudadanos espa?oles que viven en distintos territorios, pues disponen de una oferta de servicios desigual que no es debida solo al leg¨ªtimo ejercicio de la autonom¨ªa, sino a los ingresos de cada comunidad.

Cuando la infrafinanciaci¨®n es la causa fundamental de los mayores d¨¦ficits e incumplimientos de ciertas comunidades y de sus actuales niveles de endeudamiento, como de hecho sucede, negar categ¨®ricamente las condonaciones aduciendo gen¨¦ricos problemas de riesgo moral no responde a un diagn¨®stico preciso de las causas del problema. Tampoco reconoce sus consecuencias: perpetuar la injusticia que representa la infrafinanciaci¨®n y amenazar durante las pr¨®ximas d¨¦cadas la sostenibilidad del estado de bienestar en ciertas comunidades, impidiendo que sus prestaciones sean similares al resto. As¨ª suceder¨¢ si, como ha se?alado la AIReF, se ven obligadas a obtener super¨¢vits mucho mayores que otras que siempre gastaron m¨¢s pero no est¨¢n tan endeudadas porque tuvieron m¨¢s ingresos. Se tratar¨ªa de un escenario incompatible con el encargo que la Conferencia de Presidentes hizo a la comisi¨®n de expertos: contemplar conjuntamente la sostenibilidad del estado de bienestar y la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica, fundament¨¢ndola en los principios de solidaridad y suficiencia de recursos.

Otra raz¨®n importante para no excluir a priori las condonaciones es el realismo financiero. Si se quiere poner fin a los mecanismos extraordinarios de financiaci¨®n creados por la Administraci¨®n General del Estado para que las comunidades aut¨®nomas pudieran respirar tambi¨¦n el ox¨ªgeno proporcionado por la pol¨ªtica monetaria del BCE de bajos tipos de inter¨¦s, sus cuentas habr¨¢n de resultar viables para los mercados. Para serlo, las comunidades habr¨¢n de tener capacidad de generar ingresos capaces de cubrir sus gastos y soportar las cargas de sus deudas. Pero la mayor¨ªa de comunidades tienen en la actualidad ratios deuda/ingresos muy superiores a los que infunden confianza a los inversores y deber¨ªan reducirlas mediante super¨¢vits primarios duraderos. Salvo que el nuevo modelo ofrezca incrementos extraordinarios de ingresos que hicieran f¨¢cil atender los intereses y amortizaciones de las deudas, para obtener super¨¢vits las comunidades m¨¢s endeudadas estar¨ªan obligadas a ajustar sus gastos a la baja sustancialmente, reduciendo los niveles actuales de los servicios p¨²blicos.

Por ¨²ltimo, es necesario considerar las causas del fuerte endeudamiento del conjunto de las comunidades de r¨¦gimen com¨²n a partir de 2009. La deuda se triplic¨® desde esa fecha hasta 2016, pero la raz¨®n fundamental no fue un incremento de los gastos, sino la ca¨ªda de los ingresos tributarios al llegar la crisis y la limitada autonom¨ªa tributaria de las comunidades para responder a la misma. La consecuencia ha sido mayores d¨¦ficits, pese a realizar las comunidades ajustes de gastos significativos en los servicios del estado de bienestar claramente mayores que las Administraciones Centrales. Para mantener los gastos en los servicios sanitarios, educativos y de protecci¨®n social de las comunidades en sinton¨ªa con las necesidades derivadas de la evoluci¨®n de la poblaci¨®n y su composici¨®n por grupos de edad, se hubieran necesitado 191.000 millones de euros m¨¢s de los que el sistema de financiaci¨®n ha proporcionado en ese periodo. Esa insuficiencia basta para explicar el incremento de la deuda, que ha sido de 174.000 millones de euros en esos a?os. A la vista de estos datos, hablar solo de un problema de riesgo moral confunde porque los gobiernos regionales en estos a?os no se han endeudado por ser m¨¢s propensos al gasto, sino para mantener los servicios p¨²blicos en niveles no demasiado alejados de los de 2009. Si hubieran evitado el endeudamiento ajustando sus gastos a sus ingresos sin incurrir en d¨¦ficits, en 2015 ¡ªcuando ya se hab¨ªa producido una importante recuperaci¨®n de la recaudaci¨®n¡ª su gasto por unidad de necesidad hubiera retrocedido al nivel de ?2003!

Francisco P¨¦rez es catedr¨¢tico de la Universidad de Valencia, director del Ivie y miembro de la Comisi¨®n de expertos para la revisi¨®n del modelo de financiaci¨®n auton¨®mica.