Las grandes ciudades olvidan el sonido de la bombona
El desarrollo del gas natural y la modernizaci¨®n de las ciudades reducen el uso del butano a casi la mitad en 15 a?os
Hace unos a?os, el butanero entraba en todas las casas. El popular color naranja de la bombona y el sonido met¨¢lico del golpeo de las botellas con el cami¨®n formaba parte de la rutina urbana. El repartidor recorr¨ªa cada calle y los vecinos le reclamaban el pedido. ¡°?Butano, butano!¡±, repet¨ªan los esforzados trabajadores que cargaban varias bombonas de 12,5 kilos cada una a la espalda. Una escena que ahora es dif¨ªcil de ver en las grandes ciudades, aunque resiste en la zona rural y la periferia. De hecho, de 2003 ¡ªprimer a?o del que hay datos de la AOGLP y la Comisi¨®n Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC)¡ª?a 2016 el consumo se ha desplomado un 44,16%.
El descenso en el uso de la bombona no se debe a la crisis, sino al cambio en las instalaciones del hogar. ¡°La ca¨ªda coincide con el fuerte desarrollo de la instalaci¨®n de gas natural¡±, asegura Santiago P¨¦rez, director general de la Asociaci¨®n Espa?ola de Operadores de Gases Licuados del Petr¨®leo (AOGLP).
¡°Cambia la bombona, que sale el agua fr¨ªa¡±, esa es la advertencia recurrente en las casas para hacer el pedido. En los ¨²ltimos 15 a?os, este aviso ha dejado de o¨ªrse en multitud de casos. ?Por qu¨¦? Las nuevas instalaciones tienen un suministro continuo y evita este contratiempo. Los datos as¨ª lo muestran: se ha pasado de vender unas 125 millones de unidades en 2003 a alrededor de 70 millones en 2016, una cifra similar con la que se espera que haya cerrado 2017 (hasta octubre lleva alrededor de 55 millones de unidades).
La bombona de 12,5 kilos es m¨¢s usada. ¡°La de toda la vida¡±, explica Manuel de la Morena, de 52 a?os y repartidor desde los 18. A este envase corresponde un 77% del total vendido de m¨¢s de ocho kilos y tiene un precio regulado. Desde noviembre (se revisa su precio de nuevo a mediados de enero), 14,45 euros, un 28,4% m¨¢s que en julio del a?o pasado, cuando toc¨® el m¨ªnimo de 11,25 euros. Pese a este incremento, todav¨ªa cuesta un 17,4% menos del valor m¨¢ximo que se alcanz¨® en marzo de 2015 (17,50 euros). ¡°El precio regulado impide el desarrollo del sector, porque no permite rentabilizar las inversiones de las empresas¡±, dice P¨¦rez.
La ca¨ªda se registra en los datos de las grandes empresas, pero donde se deja sentir con m¨¢s fuerza es a pie de calle. De la Morena lo conoce al detalle. Vive en Miraflores de la Sierra (Madrid), es propietario de una distribuidora de butano y repartidor desde hace 35 a?os en la zona norte de la Comunidad de Madrid. Lleva toda la vida en el oficio y confirma la bajada del sector: ¡°Se vende la mitad. Adem¨¢s, ahora se hacen m¨¢s kil¨®metros que antes para repartir las bombonas, por lo que suben los gastos¡±. Esto lo provoca que el consumo se ha focalizado en zonas de poca densidad de poblaci¨®n, donde hay menos bloques de pisos y los consumidores est¨¢n m¨¢s dispersados geogr¨¢ficamente. ¡°Donde no llega el gas canalizado, ah¨ª estamos nosotros. Ese es nuestro fuerte¡±, explica De la Morena.
En esta cuesti¨®n ahonda el director general de la AOGLP, algo que destaca como uno de los puntos positivos del gas butano. ¡°Donde hay menos poblaci¨®n no interesa llevar la canalizaci¨®n de gas. Es menos rentable. Sin embargo, el gas licuado envasado s¨ª que llega ah¨ª, donde otros no quieren¡±, afirma P¨¦rez. En concreto, un 30% de la poblaci¨®n ya usa instalaciones de gas natural, seg¨²n la AOGLP. Un crecimiento que se ha dado en la ¨²ltima d¨¦cada en las grandes ciudades, aunque no se espera que aumente mucho m¨¢s por el momento. Hay otras alternativas, como el uso de electricidad, aunque son minoritarias, seg¨²n P¨¦rez.
As¨ª, un elevado n¨²mero de la poblaci¨®n mantiene el uso de bombonas butano en la vivienda. Por comunidades aut¨®nomas, el consumo se centra en Andaluc¨ªa, donde se venden tres de cada diez bombonas (29,57%). Esto es, 253.097 toneladas de gas licuado de petr¨®leo envasado de las 855.845 toneladas consumidas en Espa?a. Es decir, unas 23 millones de bombonas. Le sigue la Comunidad Valenciana, donde se reparte el 13,38% del total, Galicia (9,37%) y Catalu?a (8,69%).
Por provincias, Alicante (6,54%) y Valencia (5,29%) reparten una de cada diez bombonas vendidas en Espa?a. Al igual que entre M¨¢laga (5,85%) y Sevilla (5,79%). ¡°Periferia, zonas rurales y viviendas de costa son nuestro mercado principal. Tambi¨¦n en segundas viviendas, donde se prefiere pagar por el uso¡±, argumenta el director general de la AOGLP. Los butaneros lo tienen claro: ¡°Donde nos mantenemos es en las peque?as poblaciones y n¨²cleos rurales¡±, dice De la Morena.
¡°Quiero tocar fondo ya¡±
El sector se ha reducido a la mitad. A pesar del desplome, en los ¨²ltimos tres ejercicios las ventas se mantienen en niveles similares y parece haberse estabilizado. ¡°Quiero tocar fondo ya para saber el negocio real con el que cuento. La ca¨ªda se ha frenado aunque creo que todav¨ªa bajaremos m¨¢s¡±, asegura De la Morena.
Una incertidumbre que llega a distribuidores y repartidores. Las empresas distribuidoras no saben con qu¨¦ nivel de ventas cuentan. Sobre todo en verano, la ¨¦poca de vacas flacas del sector. ¡°Nuestro agosto es ahora, el invierno, que es cuando m¨¢s pedidos tenemos¡±, asegura De la Morena. Por eso, muchas de estas compa?¨ªas incluyen otros servicios como revisiones de caldera para mantener el negocio. Aunque no es suficiente.
De hecho, la ca¨ªda del consumo se ha cobrado cientos de empleos. No existe dato oficial, pero si se reparte casi la mitad, los distribuidores no pueden mantener la misma plantilla. ¡°Antes ten¨ªamos a siete repartidores contratados. Ahora hay cinco y si sigue bajando tendremos que reducir m¨¢s¡±, reconoce De la Morena.
¡°Pesan los a?os y cada vez pesan m¨¢s las bombonas¡±
El trabajo del repartidor de bombonas de butano es un empleo considerado duro. Los envases son pesados ¡ªel tradicional son 12,5 kilos¡ª y es recurrente la imagen del butanero subiendo en repetidas ocasiones pisos de edificios cargado de bombonas a sus espaldas. ¡°Pesan los a?os y cada vez pesan m¨¢s las bombonas¡±, asegura el repartidor Manuel de la Morena.
El horario habitual es de ocho de la ma?ana a dos de la tarde y de cuatro a siete de la tarde. Esto en invierno, ¨¦poca de m¨¢s cantidad de trabajo en el sector. En el verano se trabaja normalmente solo hasta las tres de la tarde. El sueldo habitual est¨¢ en torno a los 1.100 euros, m¨¢s las propinas.
Un empleo antiguo que se moderniza poco a poco. Ahora se pueden realizar pedidos por Internet o a trav¨¦s de aplicaciones m¨®viles. Tambi¨¦n por tel¨¦fono, aunque eso se hace desde hace a?os. A pesar de ello, el 75% de las ventas sigue siendo sin pedido, seg¨²n los distribuidores.
Pese a los cambios, lo que no se puede cambiar mucho es la forma f¨ªsica de reparto. ¡°Una ventaja para nosotros ser¨ªa el ascensor en muchas ocasiones. El problema es que en las comunidades donde ha llegado el ascensor, tambi¨¦n se ha incorporado el gas y ya no se usa bombona¡±, dice De la Morena.
El tipo de reparto, en el que el butanero tiene que entrar hasta la cocina de las casas, se traduce en una relaci¨®n cercana con los clientes. ¡°Te conocen de toda la vida. Saludas a los abuelos, ves a los ni?os crecer y sabes los nombres de todos. Se genera confianza¡±, afirma uno de los repartidores del norte de la Comunidad de Madrid.
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