El problema del cambio clim¨¢tico
Hace ya m¨¢s de dos a?os y medio, escrib¨ª en EL PA?S (3-1-2016) sobre el cambio clim¨¢tico bas¨¢ndome en datos de la NASA que demostraban que las part¨ªculas de di¨®xido de carbono hab¨ªan estado oscilando, desde hace m¨¢s de 400.000 a?os, con subidas elevadas y subsiguientes bajadas, durante siete ciclos, derivados de los avances y retrocesos de las glaciaciones, pero con dos picos muy elevados.
El primero hace 325.000 a?os, que lleg¨® hasta un nivel de casi 300 part¨ªculas por mill¨®n de di¨®xido de carbono, y otro repunte hace 110.000 a?os, hasta de 285 part¨ªculas por mill¨®n de CO2. Sin embargo, tras el final de la ¡°era del hielo¡± hace 7.000 a?os, ha podido empezar una nueva etapa que ha permitido que exista vida en el planeta Tierra y que haya podido desarrollarse la civilizaci¨®n humana. La mayor¨ªa de estos cambios clim¨¢ticos se hab¨ªan atribuido a peque?as variaciones en la ¨®rbita de la Tierra, que hac¨ªan variar la cantidad de energ¨ªa solar que recibe en cada parte del planeta. Sin embargo, estas variaciones actuales de las part¨ªculas de di¨®xido de carbono, que son las mayores detectadas por la NASA a lo largo de estos 400.000 millones de a?os, han llegado a alcanzar ahora las 400 part¨ªculas por mill¨®n, casi el doble que las de las dos variaciones m¨¢s grandes en ese periodo de 400.000 a?os.
Adem¨¢s, no han sido producidas por las variaciones de la ¨®rbita de la Tierra, sino, en su gran mayor¨ªa, por la propia actividad humana en el planeta, que ha aumentado de forma extraordinaria la poluci¨®n.
Esta informaci¨®n ha sido suministrada gracias a los sat¨¦lites que llevan orbitando el mundo durante muchos a?os, tales como el Sputnik, Explorer, Asterix, Osumi, Dan Fang Hong o el Prospero, adem¨¢s de por otros avances tecnol¨®gicos que han logrado mejorar notablemente la medici¨®n del calentamiento global, en los que la NASA ha desempe?ado un papel clave.
Este efecto invernadero no es nuevo. En 1860, John Tyndall descubri¨® el efecto Tyndall: que peque?os cambios en la composici¨®n de la atm¨®sfera podr¨ªan producir variaciones clim¨¢ticas elevadas. En 1896, Svante Arrhenius intuy¨® variaciones del di¨®xido de carbono causadas por radiaciones solares de onda corta.
La temperatura global ha estado aumentando desde 1880 y con mayor rapidez desde 1970. A partir de 1981 se han registrado los 20 a?os m¨¢s calurosos de la historia del planeta Tierra, especialmente los ¨²ltimos 12. S¨®lo hubo una peque?a reducci¨®n entre 2007 y 2009. A pesar de la fiabilidad de estos datos, no existe todav¨ªa un conocimiento suficiente de la poblaci¨®n mundial sobre la urgencia de hacer frente al cambio clim¨¢tico y de concienciar a la poblaci¨®n para que ayude a remediarlo.
Peor a¨²n, todav¨ªa hay muchas personas que niegan su existencia, sin dar ni un solo argumento, y algunos otros adem¨¢s con acceso al conocimiento, como es el caso de Donald Trump, presidente de EE UU, que suele tender a negar la existencia de todo aquello que no quiere reconocer. Es incomprensible dicha posici¨®n cuando han sido organismos de EE UU, como la NASA, los que han alertado de este problema al mundo entero y cuando es el segundo pa¨ªs del mundo que emite m¨¢s di¨®xido de carbono y gases de efecto invernadero por habitante, despu¨¦s de China. Adem¨¢s, ha decidido retirarse del Acuerdo de Par¨ªs sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) y de la Comisi¨®n de Alto Nivel sobre los Precios del Carbono, creada el 12 de diciembre de 2015. Como su retirada ser¨¢ efectiva en 2020, todos esperamos que pueda recapacitar sobre su decisi¨®n.
No hay a¨²n un conocimiento de la poblaci¨®n mundial sobre la urgencia de hacer frente a este fen¨®meno
El IPCC fue firmado por 40 pa¨ªses y m¨¢s de 20 grandes ciudades, regiones y Estados federados, que representan el 55% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Adem¨¢s, introduce un mecanismo de transferencia internacional entre pa¨ªses de reducci¨®n de sus emisiones para que aquellos que reducen puedan intercambiarlas por los que aumentan. El IPCC intenta mantener el calentamiento global por debajo de un aumento de 2 grados cent¨ªgrados respecto a los niveles preindustriales y esforzarse en limitarlo a 1,5 grados cent¨ªgrados en 2020.
Seg¨²n un estudio de British Petroleum, de 2016, China es hoy ya el primer emisor mundial de CO2 con 41 millones de toneladas, pero ha empezado ya a reducirlas ligeramente a partir de 2012 y estar¨¢ muy presionada por el resto de los pa¨ªses.
Asimismo, existen todav¨ªa grandes empresas que, emitiendo grandes cantidades de gases de efecto invernadero, han decidido encargar estudios, que son muy caros y con resultados m¨ªnimos, que intentan demostrar que no existe la lluvia ¨¢cida, ni el agujero de ozono, ni la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, ni los efectos negativos del tabaco para la salud.
Adem¨¢s, los Gobiernos de muchos pa¨ªses emisores empiezan ahora a asustarse cuando observan el aumento excesivo y creciente del n¨²mero anual de tormentas y de huracanes, que producen resultados catastr¨®ficos con enormes costes. Pero la mejor forma de hacer frente a estos problemas es, sin duda, que los pa¨ªses aumenten sus impuestos a todas aquellas empresas que producen mayores emisiones de CO2.
Seg¨²n el World Resources Institute, en 2016, del total de las emisiones de CO2 en el mundo, la energ¨ªa gener¨® un 27%; la industria, un 26%; los hogares, un 19%; la agricultura, un 12%; los transportes, un 11%, y los servicios, un 5%.
Un estudio muy reciente, publicado por Nature Climate Change el 31 de julio de 2017, estima que hay un 90% de probabilidades de que a finales de este siglo la temperatura media haya aumentado entre 2 y 4,9 grados cent¨ªgrados, siendo la media 3,2 grados, lo que implica que se estar¨ªan superando ya los acuerdos suscritos en Par¨ªs en 2015, y adem¨¢s ha se?alado que la probabilidad de no superar los 1,5 grados cent¨ªgrados ser¨ªa s¨®lo del 1%. Dargan Friedson, coautor del estudio, ha dicho que, si no se cumplen los Acuerdos de Par¨ªs de forma sostenida y a largo plazo, se podr¨ªa llegar a un cat¨¢strofe mundial de dimensiones desconocidas.
Otro informe de Nature Geoscience (2017) escrito por Richard Millar, de la Universidad de Oxford, se?ala que el informe del IPCC de Par¨ªs estimaba que el presupuesto de mantener el calentamiento terrestre en 1,5 grados cent¨ªgrados supon¨ªa una reducci¨®n de 2,25 trillones (billones espa?oles) de toneladas de di¨®xido de carbono desde 1870. Las cantidades emitidas durante el Acuerdo de Par¨ªs alcanzaban casi dos billones de toneladas cuando hoy se est¨¢n emitiendo ya m¨¢s de 40.000 millones al a?o, con lo que el presupuesto estimado en 2015 s¨®lo se alcanzar¨ªa en 2020.
Asimismo, la temperatura estimada entonces era de 1,5 grados cent¨ªgrados por encima de la de 1870, cuando despu¨¦s de la emisi¨®n de dos billones de toneladas era s¨®lo 0,9 grados m¨¢s elevada. Millar propone que sus modelos clim¨¢ticos CMIP5 calculen la temperatura acumulada desde 2015 y no desde 1870, y estima que el mundo puede llegar a emitir 750.000 toneladas anuales de CO2 desde 2015 para poder reducir el crecimiento de la temperatura por debajo de 0,6 grados cent¨ªgrados, dado que en 2015 subi¨® 0,9, cuando lo acordado era mantenerse por debajo de 1,5 grados. Tambi¨¦n indica que los modelos utilizados en el IPCC han sobreestimado los efectos de fr¨ªo de determinadas poluciones, como las del azufre de las centrales de carb¨®n de China, que necesariamente debe reducir.
El resultado final de este experimento ser¨ªa que a partir de 2035 se pudiese alcanzar el objetivo de reducci¨®n de 1,5 grados cent¨ªgrados anuales e intentar mantener dicho objetivo hasta 2100, con un rango m¨ªnimo de probabilidades del 66%. A su favor est¨¢ que el aumento de emisiones durante dos d¨¦cadas parece haber alcanzado techo en estos dos ¨²ltimos a?os, pero est¨¢ muy lejos todav¨ªa de las reducciones previstas de entre cuatro y seis grados por a?o. La clave est¨¢ en que, por lo menos, los Acuerdos de Par¨ªs sean respetados escrupulosamente, ya que, de no conseguirlo, dejaremos a nuestros hijos, nietos y biznietos un mundo catastr¨®fico, con consecuencias muy graves para la humanidad y para su convivencia.
Finalmente, conviene recordar que en el Acuerdo de Par¨ªs, la Uni¨®n Europea a 15 miembros, entre los que se encuentra Espa?a, se ha comprometido a una reducci¨®n del 8%, pero que est¨¢ reduciendo ya el 12%, es decir, cuatro puntos m¨¢s que el objetivo del Protocolo de Kioto para el periodo anterior 2008-2013.
Guillermo de la Dehesa es presidente honorario del Centre for Economic Policy Research.
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