¡°El mundo del trabajo tiene que adaptarse a la lucha contra el cambio clim¨¢tico¡±
El l¨ªder de la OIT defiende que ha llegado el momento de que suban los salarios
A paso lento, la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) sigue inmersa en su debate sobre el futuro del empleo y las relaciones laborales. Su director general, el antiguo sindicalista brit¨¢nico Guy Ryder (Liverpool, 1956), se muestra cauto. No quiere que sus respuestas marquen el resultado de un trabajo que tiene que cristalizar en 2019. Pero da algunas pinceladas de por d¨®nde van sus reflexiones. E insiste en que ante los cambios que vive el mundo del trabajo no hay que quedarse de brazos cruzados y esperar a que el mercado, sin el apellido laboral, haga y deshaga a sus anchas: ¡°El futuro del trabajo est¨¢ por hacer. Depende de las pol¨ªticas que hagan y apliquen¡±. Inmediatamente recuerda los principios b¨¢sicos de la organizaci¨®n que dirige: ¡°Promover la justicia social y el trabajo decente¡±.
Poco m¨¢s avanza y poco m¨¢s compromete. Aunque adelanta l¨ªneas de trabajo y ensancha el campo de juego marcado hasta ahora: da ejemplos de que el debate no se debe quedar solo en la sempiterna pregunta de c¨®mo la tecnolog¨ªa cambiar¨¢ las relaciones laborales ni en la disyuntiva de si crear¨¢ o destruir¨¢ empleo. ¡°Hay que ver c¨®mo reaccionar al desaf¨ªo del cambio clim¨¢tico. Cada vez es m¨¢s evidente que el mundo del trabajo tiene que adaptarse a los imperativos de la lucha contra los cambios clim¨¢ticos. Esto es una transformaci¨®n estructural muy importante¡±, detalla.
¡°Es algo [el cambio clim¨¢tico] que est¨¢ muy vinculado. Los acuerdos de Par¨ªs reconocen que los acuerdos contra el cambio clim¨¢tico necesitan una transici¨®n justa. Unos procesos de producci¨®n sostenibles ambientales necesitan unos procesos de transformaci¨®n estructural importantes. Son problemas que est¨¢n en el centro del mundo del trabajo¡±, explicaba hace unas semanas por tel¨¦fono en un claro espa?ol con acento andaluz.
No obstante, el impacto de la revoluci¨®n tecnol¨®gica sigue ah¨ª, acaparando el protagonismo: ¡°Tenemos que ver en qu¨¦ medida las mutaciones que conoce el mundo del trabajo necesitan nuevas reglas e instituciones. Estamos frente al desaf¨ªo de la econom¨ªa de plataforma, de la econom¨ªa colaborativa. Y muchas veces estamos frente a una realidad que avanza antes que la ley. As¨ª que tenemos que ver si tenemos nuevas formas de reglamentaci¨®n para las nuevas formas de empleo que se est¨¢n produciendo¡±.
Tirando de ese hilo llega a otra disyuntiva: si en el futuro las relaciones laborales ser¨¢n estables, con contratos permanentes, o m¨¢s ¡°diversas¡±. Si este es el caso, no duda en advertir que hay muchas voces ¡ªno aclara si est¨¢ entre ella o no¡ª que advierten que ¡°ven peligros, por la degradaci¨®n de la calidad del empleo¡±. Una forma de amortiguar esto, si llegara el caso, ser¨ªa la renta b¨¢sica.
En este punto a Ryder le sale su origen, fue l¨ªder de los sindicatos brit¨¢nicos durante a?os: ¡°Eso implica que hemos abandonado el mundo del trabajo como motor esencial de la distribuci¨®n de riqueza en nuestra sociedad y hay que buscar otros m¨¦todos de hacerlo. Hay que ir m¨¢s lejos de un an¨¢lisis puramente econ¨®mico y ver cu¨¢l es el papel social del trabajo. Es important¨ªsimo porque permite vivir de forma decente y tener los ingresos necesarios, pero el valor de la sociedad no se limita a eso. Juega un papel de integraci¨®n y de participaci¨®n en la sociedad y cualquier persona que ha sufrido el desempleo lo sabe muy bien, que una parte es la pobreza, pero otra parte es la marginalizaci¨®n social¡±.
M¨¢s poder sindical
Tambi¨¦n se aprecia su biograf¨ªa cuando defiende que ha llegado el momento de que se invierta la tendencia que debilita a los representantes de los trabajadores. ¡°Es una realidad que hemos visto una bajada del poder sindical en todo el mundo. Es un fen¨®meno conocido que ha contribuido a ciertos problemas de nuestra sociedad, como la desigualdad. Ser¨ªa beneficioso, para los trabajadores y para la sociedad un cambio¡±.
Sobre si ha llegado ya el momento de subir salarios, su respuesta est¨¢ l¨ªnea con la que ha defendido su organizaci¨®n. Para el caso espa?ol, ¨¦l no defendi¨® la reducci¨®n de salarios como v¨ªa de salida de la crisis. Y ahora, aunque no solo habla de Espa?a, apuesta por su crecimiento: ¡°Hemos visto en los ¨²ltimos 30 a?os que el porcentaje de los ingresos nacionales, el porcentaje que va a salarios ha bajado de forma notable. Hemos visto una redistribuci¨®n de los ingresos en favor del capital. Eso que habr¨¢ que ajustarlo. Hay sitios en que tenemos una situaci¨®n muy rara. Jap¨®n es un ejemplo. All¨ª el Gobierno est¨¢ intentando convencer a los empresarios de que suban salarios. S¨ª, es momento de que los salarios suban en muchos pa¨ªses. Y donde hay margen para esto, habr¨¢ consecuencias positivas por el crecimiento econ¨®mico¡±.
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