Un objetivo imposible
Es una grave irresponsabilidad que los pol¨ªticos no hayan advertido a los ciudadanos de las consecuencias del acto que patrocinan
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Como era previsible, la persistencia de las tensiones independentistas en Catalu?a se ha convertido en un riesgo probable para el crecimiento econ¨®mico espa?ol y en un poderoso factor de desestabilizaci¨®n de la econom¨ªa catalana. El FMI y las agencias de calificaci¨®n de riesgos advierten con insistencia en que la crisis independentista restar¨¢ puntos al crecimiento y es evidente que perjudica gravemente la percepci¨®n de estabilidad del pa¨ªs. La prima de riesgo sube, aunque moderadamente y los mercados responden alternativamente a impulsos de pesimismo y exaltaci¨®n (el ¨²ltimo, ante la supuesta no declaraci¨®n de independencia de Puigdemont; necesitar¨ªamos a un Lewis Carroll en plena forma para que interpretara el ¡°asumo el mandato...¡±). Pero los inversores han tomado nota de la incertidumbre y pueden tenerla en cuenta para decisiones futuras.
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En Catalu?a, el da?o de la crisis pol¨ªtica puede ser devastador y es una grave irresponsabilidad imputable a quienes han estimulado el independentismo que no hayan advertido a los ciudadanos de las consecuencias del acto pol¨ªtico que patrocinan. El primer efecto, esperado por todos aunque no por la intelligentsia independentista, es el cambio de sede de las empresas. En nombre de la precisi¨®n, no se trata de una fuga de empresas; no hay deslocalizaci¨®n. El patrimonio se mantiene en Catalu?a. El efecto fiscal, en ausencia de un an¨¢lisis y cuantificaci¨®n detallada, no ser¨¢ muy relevante, porque en ¨²ltima instancia s¨®lo afecta al Impuesto de Actos Jur¨ªdicos Documentados, modalidad operaciones societarias y casi exclusivamente en el caso de ampliaciones de capital que se realicen con dinero nuevo. El problema para el independentismo es que el cambio de sede es un voto en contra, n¨ªtido y firme, del universo de los negocios contra la ilusi¨®n de una Catalu?a independiente.
Una Catalu?a independiente carece de viabilidad econ¨®mica. Arrastra una calidad crediticia de bono basura, no se adivina c¨®mo podr¨ªa pagar su deuda, el sistema de pensiones caer¨ªa en estado de colapso en un mes y los factores de crecimiento econ¨®mico quedar¨ªan r¨¢pidamente oprimidos por el cambio del marco comercial y financiero. En s¨ªntesis: la econom¨ªa catalana tiene d¨¦ficit fiscal ¡ªuno de los motivos para el autoconvencimiento en la rauxa y del ¡°Espa?a nos roba¡±¡ª porque frente al resto de Espa?a dispone de super¨¢vit comercial y de balanza de capitales. Vende m¨¢s al resto de Espa?a de lo que compra y capta m¨¢s dinero fuera de Catalu?a que dentro. Independ¨ªcese Catalu?a y en breve tendr¨¢ que hacer frente a coste superiores para sus productos en los mercados europeos , lo cual implicar¨¢ la reducci¨®n del super¨¢vit comercial y la financiaci¨®n perder¨¢ las ventajas derivadas de la pertenencia al BCE. Todo esto es un lugar com¨²n, un recordatorio de manual que se resume por mor de la brevedad y de que la probabilidad de una Catalu?a independiente es hoy muy baja.
El problema es que el independentismo recalcitrante no reconoce estos costes devastadores. Que, por cierto, tambi¨¦n incidir¨ªan sobre la econom¨ªa espa?ola. Rabian de incompetencia e irresponsabilidad cuando responden a la evidencia con un ¡°?No nos amenacen!¡± Y, lo que es m¨¢s peligroso, ofrecen soluciones atolondradas o disparates inquietantes; de esa naturaleza son las propuestas desga?itadas de que se cree una banca p¨²blica para responder al cambio de sede de los bancos o se recurra al control de los flujos de capitales. Una econom¨ªa catalana independiente no es viable, ni a corto ni a medio plazo; pero es que los pol¨ªticos autollamados a gobernarla, por lo visto, tampoco lo son.
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