El regalo fiscal de Trump
Ni siquiera el presidente sabe que pretende ahorrar 700.000 millones de d¨®lares a extranjeros ricos
?Por qu¨¦ planea Trump regalar 700.000 millones de d¨®lares ¨Cah¨ª es nada¨C a extranjeros, sin condiciones? Es probable que ustedes no supiesen que eso es lo que pretende. Y de hecho, casi con total seguridad, Trump tampoco tiene ni idea de que eso es lo que est¨¢ pensando hacer. Pero esa ser¨ªa una de las consecuencias claramente predecibles de la ¡°reforma¡± tributaria que ¨¦l y sus aliados del Congreso intentan aprobar.
Algunas de los aspectos del plan fiscal de Trump siguen en el aire. Por ejemplo, no sabemos exactamente c¨®mo va a castigar a los contribuyentes de clase media-alta, si perder¨¢n su deducci¨®n en impuestos locales y estatales, parte de las deducciones en los fondos de pensiones u otra cosa. Pero el elemento principal del plan es una enorme reducci¨®n del impuesto de sociedades, que el independiente Centro de Pol¨ªtica Tributaria (TPC, en sus siglas en ingl¨¦s) calcula en dos billones de d¨®lares a lo largo de la pr¨®xima d¨¦cada.
Pues bien, el Gobierno afirma que todas estas reducciones de impuestos ir¨¢n a parar a los trabajadores en forma de subidas salariales. De hecho, afirma que las subidas salariales obtenidas gracias a la reducci¨®n de impuestos ser¨¢n varias veces m¨¢s elevadas que la p¨¦rdida de ingresos.
Pocos analistas independientes se lo creen. De hecho, ni siquiera el propio Gobierno lo cree. Recientemente, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, advert¨ªa de que, si el Gobierno no aprueba estas rebajas fiscales, las acciones se desplomar¨¢n. ?Pero por qu¨¦ iban a hundirse las acciones si todas las ventajas van a ser para los salarios y no para los beneficios empresariales?
Por si sirve de algo, el argumento es el siguiente: reducir los impuestos a las grandes empresas atraer¨ªa capital extranjero a Estados Unidos, lo cual aumentar¨ªa la inversi¨®n, que a su vez aumentar¨ªa la productividad, y esta productividad se reflejar¨ªa finalmente en una subida de salarios. Si suena a cuento de la lechera, a que esos beneficios a los trabajadores dependen de una cadena de acontecimientos con eslabones muy d¨¦biles, es porque as¨ª es.
En realidad, hay m¨²ltiples razones para no creer mucho esta explicaci¨®n, desde el hecho de que buena parte de la renta empresarial que gravamos representa beneficios monopolistas ¨Cque no tendr¨¢n competencia aunque entrara un aluvi¨®n de dinero extranjero¨C hasta el puro tama?o de la econom¨ªa estadounidense, que no puede atraer una gran cantidad de capital extranjero sin hacer que suban los tipos de inter¨¦s en todo el mundo.
Adem¨¢s, en la medida en que esta historia pudiera tener algo de sentido, ser¨ªa a muy largo plazo. A corto plazo, atraer dinero extranjero mediante una reducci¨®n del impuesto de sociedades fortalecer¨ªa el d¨®lar, lo que ralentizar¨ªa el ritmo de inversi¨®n extranjera porque har¨ªa parecer caros los activos estadounidenses. De modo que hablamos de un proceso que llevar¨ªa muchos a?os, e incluso d¨¦cadas.
Ah, y el fortalecimiento del d¨®lar supondr¨ªa tambi¨¦n un gran aumento de los d¨¦ficits comerciales, una consecuencia de las rebajas de impuestos que los republicanos, por extra?o que parezca, no han anunciado, a pesar de que ocurri¨® lo mismo en tiempos de Reagan.
Por tanto, siendo realista, los beneficios proporcionados por la rebaja del impuesto de sociedades ir¨ªan a parar en su gran mayor¨ªa a los beneficios netos y no a los salarios, sobre todo los primeros a?os, y probablemente durante una d¨¦cada o m¨¢s. Y esto a su vez significa que los principales beneficiarios ser¨ªan los accionistas, no los trabajadores.
?Y qui¨¦nes son exactamente estos accionistas? Es f¨¢cil adivinar parte de la respuesta: hablamos principalmente de los muy ricos. Incluso si contamos las participaciones indirectas en fondos de pensiones y fondos de inversi¨®n colectiva, el 10% m¨¢s rico de los residentes en Estados Unidos posee el 80% de las acciones que est¨¢n en manos de estadounidenses, y el 1% m¨¢s rico posee aproximadamente el 40% de esas acciones. De modo que hablamos, como siempre en lo que a los planes republicanos se refiere, de rebajas de impuestos que favorecen principalmente a los ricos.
Pero aqu¨ª no acaba todo; la cosa es peor a¨²n.
Toda la propaganda del plan tributario de Trump se basa en la afirmaci¨®n de que todo es distinto porque ahora formamos parte de un mercado financiero global. Lo cierto es que esto supone una diferencia menor de lo que muchos imaginan.
Pero una cosa s¨ª es verdad: hoy en d¨ªa hay mucha inversi¨®n transfronteriza. En particular, como se?ala Steven M. Rosenthal, del TPC ¨Cen un art¨ªculo que me ha parecido revelador¨Caproximadamente el 35% de las acciones estadounidenses es ahora propiedad de extranjeros, el triple que en tiempos de Reagan.
Lo que esto significa es que aproximadamente el 35% de las rebajas fiscales propuestas por un Gobierno que usa con orgullo el lema ¡°Estados Unidos primero¡± (700.000 millones de d¨®lares a lo largo de la pr¨®xima d¨¦cada) ni siquiera ir¨ªa a manos de estadounidenses. Ser¨ªa, por el contrario, dinero llovido del cielo para extranjeros ricos, que probablemente se beneficiar¨ªan mucho m¨¢s de las rebajas de impuestos que los trabajadores estadounidenses. Y eso hace que toda esa ch¨¢chara de que los aliados no pagan ¡°lo que les corresponde¡± suene un poco absurda, ?no es cierto?
Y mientras tanto, el resultado ser¨ªa un enorme agujero en el presupuesto, que los republicanos intentar¨ªan tapar a expensas de los pobres y la clase media. La resoluci¨®n presupuestaria aprobada la pasada semana por la C¨¢mara de Representantes y el Senado propon¨ªa recortes por valor de 1 bill¨®n de d¨®lares en atenci¨®n sanitaria a personas sin recursos y casi medio bill¨®n en atenci¨®n sanitaria a ancianos. La resoluci¨®n no tiene fuerza de ley, pero es un indicativo muy claro de qu¨¦ pasar¨¢ si se aprueban las grandes rebajas de impuestos.
Pues bien, quiz¨¢ parezca excesivo el afirmar que Trump y sus aliados quieren quitarle la atenci¨®n sanitaria a millones de personas para poder regalarles 700.000 millones de d¨®lares a extranjeros ricos. Pero suene como suene, esa es la verdad literal.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2017.
Traducci¨®n de News Clips.
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