El coste de la independencia
Primar las emociones sobre la raz¨®n es el primer paso hacia el abismo
Desde el punto de vista econ¨®mico, la independencia que no tendr¨¢ lugar de Catalu?a habr¨ªa sido claramente inviable. Los l¨ªderes independentistas mintieron clamorosamente cuando afirmaron que Catalu?a seguir¨ªa formando parte de la Uni¨®n Europea y de la eurozona en caso de independencia. El argumento inicial para sostener esta afirmaci¨®n era la, seg¨²n ellos, importancia estrat¨¦gica de Catalu?a por ser un mercado de 7,5 millones de personas (la UE tiene m¨¢s de 500 millones) con un renta por habitante superior a la media europea. Tras los constantes desmentidos por parte de las autoridades europeas, se pas¨® a la segunda l¨ªnea de argumentaci¨®n: en caso de expulsi¨®n de la UE, Catalu?a no tardar¨ªa en ser readmitida (siempre por su importancia estrat¨¦gica), a lo que sigui¨® otra oleada de desmentidos: para ser admitida en la UE, Catalu?a tendr¨ªa que ponerse a la cola de las solicitudes y obtener para su admisi¨®n la unanimidad de los miembros de la UE. Al final, los partidarios de la independencia han tenido que admitir la dura realidad: se quedar¨ªan fuera por una largo periodo de tiempo.
Las consecuencias de esta situaci¨®n ser¨ªan inmediatas: se aplicar¨ªa a Catalu?a la tarifa aduanera exterior com¨²n y ser¨ªa considerada por la Organizaci¨®n Mundial de Comercio como pa¨ªs tercero, es decir, perder¨ªa la cl¨¢usula de naci¨®n m¨¢s favorecida y tendr¨ªa que renegociar centenares de acuerdos comerciales.
La aplicaci¨®n de la tarifa exterior com¨²n acarrear¨ªa un encarecimiento inmediato de los productos que exporta Catalu?a a la Uni¨®n Europea. Esta tarifa se sit¨²a, en promedio, en el entorno del 3% pero, seg¨²n algunos c¨¢lculos, la incidencia sobre los productos que Catalu?a exporta ser¨ªa mayor, en el entorno del 5%. A los productos exportados a la UE, unos 43.000 millones de euros en 2016 (el 19,2% del PIB catal¨¢n) habr¨ªa que a?adir las ventas al resto de Espa?a, estimadas para ese mismo a?o en unos 39.000 millones de euros. Podr¨ªa entonces suceder que los exportadores catalanes mantuvieran los precios de sus productos con el riesgo de perder cuotas de mercado, pero es poco probable que as¨ª lo hicieran. Lo m¨¢s probable que intentaran mantener los precios y soportar las consecuencias en sus cuentas de resultados. Tendr¨ªan que absorber casi dos puntos de PIB en forma de menores ganancias, a repartir entre salarios y beneficios. A ello habr¨ªa que a?adir el no deseable boicot de productos catalanes, imposible de calcular y la muy probable petici¨®n de previo pago por parte de los proveedores ante el riesgo de impago de sus facturas.
Este ser¨ªa el primer impacto "mec¨¢nico", al que habr¨ªa que a?adir lo que ya se est¨¢ produciendo: el aumento de la incertidumbre ha provocado una disminuci¨®n de las reservas tur¨ªsticas del orden del 20% y una reducci¨®n de las ventas en las grandes superficies. Puede pensarse que es un fen¨®meno transitorio, pero lo m¨¢s probable es que se trate s¨®lo de un aperitivo de lo que podr¨ªa suceder tras una eventual independencia, en cuyo caso los m¨¢s optimistas cifran la ca¨ªda del PIB en un 10% y los m¨¢s pesimistas en un 30%.
Por su parte, el traslado de las sedes sociales de las empresas fuera de Catalu?a buscando seguridad jur¨ªdica y estabilidad tendr¨¢, dada su magnitud, efectos macroecon¨®micos. Es cierto que el efecto principal, el pago del impuesto de sociedades, no tendr¨¢ consecuencias dado que se trata de un impuesto estatal, pero el resto de efectos (impuestos locales o el traslado de personal directivo) tendr¨¢ una incidencia que algunos estiman en m¨¢s de 1.000 millones de euros. Se trata, naturalmente, de c¨¢lculos imprecisos pero, en realidad, es lo que menos importa. En casos similares, como el refer¨¦ndum de independencia de Quebec en 1995, la mayor¨ªa de las empresas que salieron de Montreal no volvieron y Toronto tom¨® el relevo como capital econ¨®mica de Canad¨¢. Los l¨ªderes independentistas han hecho a este prop¨®sito dos tipos de declaraciones, la primera es que se trata de un fen¨®meno transitorio y la segunda, siguiendo un pintoresco razonamiento, que se trata "s¨®lo" de unos centenares de empresas frente a un n¨²mero total de m¨¢s de 100.000. Lo que sucede es que han cambiado su sede casi todas las grandes y un buen n¨²mero de medianas y peque?as empresas, lo cual es l¨®gico ya que las grandes venden m¨¢s fuera de Catalu?a que dentro. Es posible que tambi¨¦n lo haya hecho alguna individual, pero de momento no se tiene noticia. El problema a medio y largo plazo es que empiecen a trasladarse centros productivos. En todo caso, las decisiones estrat¨¦gicas de las empresas que se han ido se tomar¨¢n ya fuera de Catalu?a.
Entre las principales empresas que han trasladado su sede se encuentran las dos grandes entidades financieras catalanas. Lo han hecho para proteger a sus clientes ya que de permanecer en una Catalu?a independiente no podr¨ªan acceder a las ayudas del Banco Central Europeo ni garantizar los 100.000 euros a los depositantes. Como era de esperar se ha producido un traslado de dep¨®sitos, muchos de ellos dentro de las mismas entidades, a oficinas situadas fuera de Catalu?a. Los independentistas lanzaron una campa?a suicida de retirada de dep¨®sitos que solo habr¨ªa perjudicado a Catalu?a si hubiera tenido ¨¦xito. El problema es que si se reduce la base de dep¨®sitos de las entidades se reducir¨¢, antes o despu¨¦s, el cr¨¦dito a las empresas o se racionar¨¢ mediante el aumento de los tipos de inter¨¦s. En un primer momento las entidades utilizar¨¢n los dep¨®sitos de fuera de Catalu?a para mantener el cr¨¦dito, pero en caso de independencia las cosas cambiar¨ªan: los dep¨®sitos y los cr¨¦ditos estar¨ªan regidos en Catalu?a por una legislaci¨®n que es imposible de predecir en la actualidad.
Queda, adem¨¢s de otras muchas cuestiones, el problema de la deuda. Actualmente Catalu?a debe 76.700 millones de euros, de los cuales 52.500 al Fondo de Liquidez Auton¨®mico que ha tenido que prestar ese dinero (en condiciones m¨¢s favorables que las de mercado) porque Catalu?a no pod¨ªa colocar bonos en el exterior al ser considerados por las agencias de calificaci¨®n como deuda basura. A esa deuda directa habr¨ªa que a?adir la parte correspondiente de la deuda p¨²blica espa?ola en el momento de la independencia. Si se toma como criterio de reparto la participaci¨®n del PIB de Catalu?a en el PIB espa?ol (el 20,1% en 2016) la parte de la deuda que le corresponder¨ªa ser¨ªa de unos 170.000 millones de euros. La suma de ambas magnitudes llevar¨ªa a una deuda de 247.000 millones de euros, casi un 111 por ciento del PIB catal¨¢n. La respuesta de los independentistas a esta cuesti¨®n es la de que, sencillamente, no pagar¨ªan. Dicen que no reconocen ni la deuda con el Fondo de Liquidez Auton¨®mica ni la correspondiente a la deuda general del estado espa?ol. Habr¨ªa pues que recurrir a un pleito o a un arbitraje internacional teniendo en cuenta que el principio de sucesi¨®n en las deudas de los estados cuando cambian los reg¨ªmenes es universalmente aceptado, por razones que por obvias no merecen mayor comentario. No hay que tener mucha imaginaci¨®n para valorar la acogida por parte de los mercados de una deuda calificada como basura a la que se a?adir¨ªa la voluntad declarada del deudor de no reconocer sus deudas. Catalu?a no podr¨ªa financiarse en el exterior.
La independencia ser¨ªa, desde el punto de vista econ¨®mico, un aut¨¦ntico desastre para los catalanes. Tambi¨¦n lo ser¨ªa, aunque mucho menos, para el resto de los espa?oles. Hace muchos a?os, cuando la independencia de Quebec estaba a la orden del d¨ªa, tuve ocasi¨®n de preguntar a R. Mundell, canadiense y premio Nobel de econom¨ªa, qu¨¦ pensaba del asunto. Me contest¨® que las cosas se hab¨ªan aclarado bastante cuando alguien pregunt¨® que qui¨¦n iba a pagar las pensiones en caso de independencia. Esta es una de las preguntas que pod¨ªan hacerse tambi¨¦n los independentistas, pues el sistema de pensiones catal¨¢n tiene un d¨¦ficit de m¨¢s de 6.700 millones de euros. Primar las emociones sobre la raz¨®n y las mentiras sobre las realidades es el primer paso hacia el abismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.