Es lo m¨ªnimo, lo m¨¢ximo y una revoluci¨®n
El proyecto del Fondo Monetario Europeo es el m¨¢ximo compromiso dinerario imaginable aceptable por Alemania
El proyecto de Fondo Monetario Europeo (FME) que ha redactado la Comisi¨®n es lo m¨ªnimo, lo m¨¢ximo, y ¡ªag¨ªtese el ying y el yang¡ª, una verdadera revoluci¨®n.
Es lo m¨ªnimo indispensable para que la actual uni¨®n monetaria culmine en una verdadera uni¨®n econ¨®mica. Aquella capaz de que nuevas graves crisis (sin duda, llegar¨¢n) no le revienten las costuras.
As¨ª, el FME no solo debe sortear desplomes financieros gemelos a los de la Gran Recesi¨®n, m¨²ltiple, pero sobre todo sustanciada en la explosi¨®n de su sistema bancario: seguir¨¢ haci¨¦ndolo a trav¨¦s de su vertiente de fondo de resoluci¨®n bancaria (indigente, que asume) bajo la premisa de que todo euro usado en un rescate de la banca sea recuperado del propio sector.
Y de su Mecanismo de Estabilizaci¨®n Financiera (MEDE) o rescate de socios de la eurozona (cuyo patrimonio de medio bill¨®n de euros absorbe). Tambi¨¦n actuar¨¢ como ¡°fondo estabilizador¡± (de corte presupuestario) contrac¨ªciclo (antireveses) para ayudar a los pa¨ªses afectados por choques asim¨¦tricos.
O sea, los que infectan de forma diferente: en mayor grado a unos miembros que a otros; con m¨¢s intensidad a los m¨¢s vulnerables (no siempre los menos pr¨®speros; pueden serlo los especializados en sectores o actividades sometidos a s¨²bito declive) que al resto. La Gran Recesi¨®n fue tambi¨¦n eso: d¨¦biles sure?os ante s¨®lidos norte?os.
Pero ese m¨ªnimo converge tambi¨¦n hacia un m¨¢ximo. El proyecto que desvela hoy Claudi P¨¦rez supone tambi¨¦n el m¨¢ximo compromiso dinerario imaginable como aceptable por una Alemania encabezada por la canciller Merkel.
Una Alemania siempre europe¨ªsta (de paso lento) consciente de que debe echar una mano permanente, pero al tiempo remisa a asumir responsabilidades y deudas de los sospechosos mediterr¨¢neos.
Por eso, mientras Bruselas es di¨¢fana y concreta a la hora de detallar los recursos con que contar¨¢ de inicio ese FME (los de la resoluci¨®n bancaria y los del MEDE), es m¨¢s et¨¦rea en la definici¨®n de la capacidad fiscal o presupuestaria (no se sabe si ser¨ªa un fondo de riego diario).
Y apunta con sordina a que los rercursos destinados a ese presupuesto por los Estados puedan ser complemeentados con una ¡°finaciaci¨®n de mercado¡±. O sea, en rom¨¢n paladino, deuda europea, eurobonos o como les plazca bautizarlos.
Este dif¨ªcil trayecto por encima de la cuerda foja de los minimalistas y tensa de los maximalistas, se completa con una arquitectura instucional revolucionaria, la dibujada en la comunicaci¨®n sobre el Ministro Europeo de Hacienda.
La figura llevar¨ªa, como se apuntaba desde tiempo atr¨¢s, un triple sombrero: el de vicepresidente de la Comisi¨®n; el de presidente del MEDE, que es un organismo intergubernamental, o peor, internacional; y el de jefe del Eurogrupo, un artefacto clave pero poco institucionalizado.
Y en tanto que figura comunitaria, ser¨ªa democr¨¢ticamente responsable ante el Parlamento. ?Por fin!
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