La paradoja de Kaldor
Este economista keynesiano demostr¨® que en pa¨ªses donde las exportaciones hab¨ªan crecido mucho tambi¨¦n hab¨ªan aumentado los costes laborales
La paradojas econ¨®micas, aquellos conceptos que tienen un determinado significado pero de de hecho pueden tener otro, son muy abundantes. Las buenas noticias econ¨®micas muchas veces quedan amortiguadas por efectos secundarios perniciosos. Incluso d¨ªas de cielos estrellados acaban en pedrisco y se arruinan las cosechas. En el pensamiento econ¨®mico apenas hay economistas importantes que no tengan una paradoja con su nombre, y suele ser muy interesante medirlas a la luz de la realidad.
Un grupo de economistas cercanos a Podemos ha puesto en circulaci¨®n un nuevo blog econ¨®mico, con el estimulante objeto de encontrar enfoques alternativos para una nueva pol¨ªtica econ¨®mica. No hay que estar necesariamente de acuerdo con sus contenidos para saludar la iniciativa, que puede confrontarse con otras publicaciones digitales econ¨®micas existentes, con diferentes modos de pensar. Han llamado a su blog La paradoja de Kaldor (paradojadekaldor.com). Parten del hecho de que las relaciones causales que la econom¨ªa ortodoxa presenta como evidentes a partir del razonamiento individual, no siempre se cumplen cuando se insertan a nivel agregado. Surgen as¨ª esas paradojas (o dilemas) que en realidad no hacen sino revelar las debilidades del pensamiento convencional.
Kaldor demostr¨® que en pa¨ªses donde las exportaciones hab¨ªan crecido mucho tambi¨¦n hab¨ªan aumentado los costes laborales
Una de ellas es la paradoja que lleva el nombre de Nicholas Kaldor, un economista keynesiano de origen h¨²ngaro que dio clases en la London School of Economics y en la Universidad de Cambridge, como su maestro. En el a?o 1978, Kaldor demostr¨® no s¨®lo que no se cumpl¨ªa la relaci¨®n mec¨¢nica interna entre los costes laborales y la competitividad internacional que la teor¨ªa econ¨®mica convencional sostiene, sino que ocurr¨ªa m¨¢s bien al contrario: aquellos pa¨ªses que experimentaron mayores crecimientos en sus exportaciones eran aquellos cuyos costes laborales se hab¨ªan incrementado m¨¢s r¨¢pidamente. De Kaldor se recuerdan sobre todo sus ¨²ltimos trabajos contra el monetarismo y del neoliberalismo.
Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, este debate sigue abierto a cuenta de las pol¨ªticas de ¡®austeridad expansiva¡¯ que han llegado de Bruselas y de Berl¨ªn desde el a?o 2008. Kaldor ilustra las debilidades de aquellas estrategias que pretenden basar el crecimiento en mejoras de la competitividad lograda mediante pol¨ªticas de devaluaci¨®n salarial. Son otros los factores que condicionan las posiciones exportadoras de las empresas de un pa¨ªs (innovaci¨®n, cambio tecnol¨®gico, capital humano, infraestructuras, diferenciaci¨®n de productos,¡). Las devaluaciones salariales, concluye el blog, perjudican la productividad, aumentan las desigualdades y deprimen la demanda interna.
Es muy factible que los participantes en esa publicaci¨®n tambi¨¦n se sientan c¨®modos, en general, con las ideas de otro economista que tambi¨¦n dio clases en la London School of Economics, aunque en contextos muy diferentes al de Kaldor. Es al estadounidense de origen alem¨¢n Albert O. Hischman, que particip¨® en la guerra civil espa?ola, alistado con las Brigadas Internacionales, y que se especializ¨® en Am¨¦rica Latina. Hirschman puso en circulaci¨®n otras paradojas que llam¨® ¡°ret¨®ricas de la intransigencia¡±, y que tambi¨¦n est¨¢n de mucha actualidad. Se trataba de tres tesis reactivo-reaccionarias que denomin¨® tesis de la perversidad, tesis de la futilidad y tesis del riesgo, y cuya aplicaci¨®n har¨ªa ¡°andar hacia atr¨¢s el reloj¡±.
Las ¡®ret¨®ricas de la intransigencia¡¯ de Hirschman est¨¢n de actualidad, basta mirar el tema del proc¨¦s catal¨¢n
La tesis de la perversidad dice que toda acci¨®n deliberada para mejorar alg¨²n rasgo del orden pol¨ªtico, social o econ¨®mico s¨®lo sirve para exacerbar la condici¨®n que se desea remediar. La tesis de la futilidad sostiene que las tentativas de transformaci¨®n social ser¨¢n inv¨¢lidas, que simplemente no logran ¡°hacer mella¡±. La tesis del riesgo arguye que el coste del cambio o reforma propuesto es demasiado alto, dado que pone en peligro alg¨²n logro previo y apreciado. Como consecuencia de las tres tesis, es mejor no hacer nada. Son utilizadas habitualmente por los ¡°conservadores de todos los partidos¡±. Apl¨ªquense mentalmente a problemas como los que tenemos ahora, por ejemplo, la reforma de la Constituci¨®n o con el proc¨¦s catal¨¢n.
No son las ¨²nicas paradojas basadas en el pensamiento de los economistas que se podr¨ªan aplicar hoy. C¨®mo no recordar, por ejemplo, la ¡°paradoja de Lucas¡± (el capital no fluye de los pa¨ªses desarrollados a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo a pesar de que estos ¨²ltimos tienen niveles de capital por persona m¨¢s bajos), o la ¡°paradoja de la austeridad¡± de Keynes (si en una recesi¨®n todos los habitantes tratan de ahorrar m¨¢s, la demanda agregada caer¨¢ y el ahorro total de la poblaci¨®n ser¨¢ m¨¢s bajo¡±). Pero hay dos que podr¨ªan estar en el frontispicio de nuestros problemas y que son f¨¢ciles de entender por el especialista pero generan dudas en el ciudadano medio. La primera, la ¡°destrucci¨®n creativa¡± de Schumpeter, en plena disrupci¨®n tecnol¨®gica: los nuevos productos destruyen a las viejas empresas, la innovaci¨®n genera una renovaci¨®n constante del tejido productivo y por eso mueren empresas y aumenta el desempleo. La segunda, el celeb¨¦rrimo ¡°dilema del prisionero¡±: dos personas pueden no colaborar incluso si ello va en contra del inter¨¦s de ambos.
?Les suena de algo? Con las paradojas econ¨®micas muchas veces las cosas parece que son, pero no son.
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