Discriminar a las mujeres es una pr¨¢ctica poco rentable
El mundo hoy sigue excluyendo, infrarremunerando e infra?utilizando a la mitad del talento disponible
Cualquier forma de discriminaci¨®n, tambi¨¦n de desigualdad en la distribuci¨®n de las rentas y de la riqueza, ha demostrado constituir un obst¨¢culo al crecimiento, adem¨¢s de a la necesaria estabilidad pol¨ªtica y social. La observaci¨®n emp¨ªrica es rica en aportaciones rigurosas al respecto, antes y despu¨¦s de la crisis desencadenada en 2007. Las evidencias ahora se incrementan respecto a la discriminaci¨®n de la mujer en el trabajo. Entre las diversas instituciones que han puesto sobre la mesa trabajos avalando la anterior afirmaci¨®n se encuentra el World Economic Forum (WEF). La discriminaci¨®n sigue vigente en muchos pa¨ªses, algunos considerados avanzados 100 a?os despu¨¦s de que la mujer conquistara el sufragio y medio siglo despu¨¦s de que en EE UU (en 1963) se declarara ilegal la discriminaci¨®n salarial contra la mujer. Hoy, en 82 de los 144 analizados por esa instituci¨®n se ha incrementado la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. El mundo hoy sigue excluyendo, infrarremunerando e infra?utilizando a la mitad del talento disponible.
Gran injusticia, pero tambi¨¦n gran torpeza econ¨®mica. Estudios similares revelan que si existiera una mayor inclusi¨®n el PIB crecer¨ªa a un ritmo mayor, con niveles de desempleo igualmente m¨¢s bajos que los actuales. En muchas carreras universitarias el rendimiento de las mujeres es mejor que el de los hombres. En no pocas profesiones, las valoraciones antes de conocer el g¨¦nero de los evaluados son favorables a las mujeres, pero el reconocimiento salarial o la posici¨®n final que acaba ocupando en la estructura funcional de una empresa cambia al conocer que es mujer. Esa percepci¨®n desigual una vez conocido el g¨¦nero es com¨²n a muchos pa¨ªses. Desde luego Espa?a. El camino por recorrer es considerable: la brecha salarial se encuentra en el 15% y triplica a la existente en otros pa¨ªses de la UE, como Italia. A la desigualdad salarial se a?ade la realizaci¨®n por las mujeres de mayor n¨²mero de trabajos no remunerados que los hombres, como los desempe?ados en las tareas del hogar o el cuidado de personas, aparte de otros factores de vulnerabilidad y abusos, como los que en las ¨²ltimas semanas estamos conociendo sufridos por las mujeres. A igualdad de posiciones laborales, la discriminaci¨®n salarial de la mujer en Espa?a es de las m¨¢s elevadas de los pa¨ªses estudiados en el Global Gender Gap Report 2017, ocupando el puesto 122?. Esa discriminaci¨®n coexiste con una marcada igualdad en esa misma clasificaci¨®n en dotaciones educativas de mujeres y hombres en todos los niveles de ense?anza. Al m¨¢ximo nivel de las funciones empresariales, la discriminaci¨®n tambi¨¦n es una realidad: solo el 16% de los puestos en los consejos de administraci¨®n de las empresas cotizadas espa?olas est¨¢n ocupados por mujeres.
Desde una perspectiva econ¨®mica, la conclusi¨®n no puede ser otra que el manifiesto desaprovechamiento de una parte significativa del capital humano. Las restricciones, los sesgos m¨¢s o menos expl¨ªcitos contrarios a la contrataci¨®n de mujeres coexisten con normativas insuficientemente vinculantes. De no mediar alteraciones significativas en la tendencia observada, ser¨¢n necesarios 118 a?os, estima el WEF, antes de que las mujeres dispongan de las mismas perspectivas profesionales que los hombres. Las empresas tienen en su mano aplicar pol¨ªticas que eliminen la discriminaci¨®n. Pero tambi¨¦n las dem¨¢s instituciones, incluidos los Gobiernos.
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