Visiones de 2018
Es hora de un pacto de rentas, de retribuciones m¨¢s acordes a los beneficios empresariales
Ahora que el diccionario digital de la RAE acaba de incluir la palabra ¡°posverdad¡±, uno puede considerar que la econ¨®mica es una vertiente particularmente manipulada de la realidad. Sobre todo cuando adopta una visi¨®n muy politizada. Ah¨ª solo parece caber el ¡°todo va bien sin posibilidad de cr¨ªtica¡± o el ¡°esto es un desastre absoluto¡±.
Est¨¢n tambi¨¦n las visiones m¨¢s econ¨®micas o sociales, que plantean escenarios de acci¨®n pol¨ªtica , pero se desproveen de la narrativa extrema. La econom¨ªa espa?ola se enfrenta en 2018 a dos visiones. Una es que los datos apoyan una cierta continuidad de un crecimiento notable, con sus riesgos pero con tasas de actividad y de creaci¨®n de empleo significativas. Las tensiones en torno a Catalu?a seguir¨¢n siendo un factor de incertidumbre pero la sugiere que deber¨ªan ir a menos o, en cualquier caso, a alejarse del abismo.
La otra visi¨®n, menos optimista, es la que se inspira en aquellos que no han sentido la recuperaci¨®n, bien por una situaci¨®n de persistente o intermitente desempleo, por bajos salarios o, por una percepci¨®n general de que sus condiciones de vida han empeorado.
Transitando de lo general a lo espec¨ªfico, un familiar me se?al¨® el aparente tono pesimista de mi tribuna en este mismo diario de la pasada semana sobre los mercados internacionales. En realidad, considero que las perspectivas siguen siendo positivas y que hay menos riesgos. Solo que los que hay son de incidencia potencial importante. Aunque parezca que la econom¨ªa global pueda estar tocando techo, este a?o seguir¨¢ siendo favorable. Incluso aunque Estados Unidos parece haber perdido parte de ese ¡°piloto autom¨¢tico¡± que hab¨ªa sido el mejor de sus pilotos, con reformas como la fiscal (pan para hoy y m¨¢s deuda ma?ana) o azuzando tensiones geopol¨ªticas.
Pero algunas cuestiones s¨ª que est¨¢n cambiando fuera y las notaremos en el seno patrio. El turismo tiene sus l¨ªmites y ha habido circunstancias desgraciadas para otros destinos que han sido un beneficio importante pero no infinito para Espa?a. Lo principal, sin embargo, es que ya no queda mucho recorrido para el gran viento impulsor de la pol¨ªtica monetaria expansiva. Como mucho, puede durar lo que lo haga Draghi. Poco m¨¢s. A largo plazo, habr¨¢ costes de financiaci¨®n m¨¢s elevados y no olvidemos que Espa?a sigue muy endeudada.
Cierto es que la inflaci¨®n no acaba de repuntar pero eso, especialmente en pa¨ªses como Espa?a, se debe, en buena medida, a la debilidad del empuje del coste salarial tras la crisis. La relaci¨®n con la productividad debe ser el marco general donde fijar salarios pero no debe ser como un martillo pil¨®n. Es hora de un pacto de rentas, de retribuciones del trabajo m¨¢s acordes a la evoluci¨®n de los recuperados beneficios empresariales. Y es hora de una apuesta m¨¢s decidida por la inversi¨®n (fundamentalmente privada) que permita esas mejoras de productividad. El mundo entero est¨¢ transformando su modelo productivo aupado en la tecnolog¨ªa y aqu¨ª la inversi¨®n en I+D+i sigue cayendo. Se puede estar perdiendo la oportunidad de cambiar ahora que se crece.
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