La complacencia se apodera de Davos
Los l¨ªderes empresariales se dejan llevar por la buena marcha global de la econom¨ªa sin abordar muchos de los problemas que llevaron a la crisis
Hac¨ªa mucho tiempo que Davos no rezumaba un optimismo como el que se ha podido percibir esta semana en la 48 edici¨®n del Foro Econ¨®mico Mundial (WEF, por sus siglas en ingl¨¦s). Las Bolsas viven un repunte, hasta niveles hist¨®ricos en el caso de EE UU, que parece no tener fin, y el ¨¢nimo de los ejecutivos es directamente proporcional a esa curva. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza, casi de forma generalizada, el crecimiento en las principales econom¨ªas desarrolladas y emergentes. La pol¨ªtica monetaria sigue manteniendo un fuerte sesgo expansivo y la ausencia de presiones inflacionistas resta urgencia a los banqueros centrales para ir retirando los masivos est¨ªmulos inyectados durante la crisis.
Pero hay se?ales de alarma que los ejecutivos parecen ignorar. La encuesta de directivos que cada a?o realiza PwC en el marco del Foro ha revelado en esta ocasi¨®n que el optimismo de los empresarios estadounidenses est¨¢ en los mismos niveles que en 2007, justo antes de que estallara la crisis financiera. ¡°Es verdad que el precedente es inquietante, pero esta vez hay fundamentales que soportan el optimismo de los empresarios. La econom¨ªa crece, el paro est¨¢ bajando y el Gobierno estadounidense est¨¢ emprendiendo reformas que favorecen la inversi¨®n¡±, aseguraba Bob Moritz, presidente global de PwC durante la presentaci¨®n de la encuesta el pasado lunes.
Esta vez es diferente, como rezaba el t¨ªtulo del libro publicado por los reconocidos economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff. ¡°No es que esta vez sea diferente. Es que estamos todav¨ªa saliendo de la ¨²ltima crisis financiera¡±, aseguraba Rogoff en un recodo del centro de Congresos. Y como explicaba el profesor de Harvard, este tipo de crisis sist¨¦micas tienen una larga duraci¨®n y lleva m¨¢s de una d¨¦cada recuperarse. ¡°Yo debo decir que soy bastante optimista con la direcci¨®n en la que marcha la econom¨ªa mundial en este momento¡±, admit¨ªa.
El m¨¢ximo ejecutivo de Barclays, Jes Staley, al menos matiz¨® tanto optimismo. ¡°Creo que se parece un poco a lo que pasaba en 2006¡±, dijo en uno de los primeros debates del WEF. ¡°Decimos que sabemos lidiar mejor con las crisis econ¨®micas y algo est¨¢ pasando en el mercado de capitales. Los mercados de valores est¨¢n en m¨¢ximos hist¨®ricos y la volatilidad est¨¢ en m¨ªnimos r¨¦cord. Esa posici¨®n simplemente no es sostenible¡±, advert¨ªa.
Nariman Behravesh, economista jefe de la consultora de geoestrategia IHS Markit, admit¨ªa que hay riesgos ¡°de baja intensidad¡± que pueden acabar arruinando la recuperaci¨®n. ¡°Lo m¨¢s preocupante son los errores pol¨ªticos, tanto por parte de Estados Unidos como de China; o un shock fiscal o una guerra comercial¡±, lo que en el primer caso podr¨ªa alterar el ritmo de subida de los tipos de inter¨¦s y, en el de China, forzar una r¨¢pida reducci¨®n de la deuda. Sin descartar las crecientes tensiones comerciales entre EE UU y sus socios.
Lo cierto es que las empresas no est¨¢n aprovechando los buenos tiempos para reducir la deuda y, una vez que la inflaci¨®n haga acto de presencia y los bancos centrales aceleren la subida de los tipos de inter¨¦s, su financiaci¨®n pasar¨¢ a ser un problema de primer orden. Entre otras cosas porque, al igual que cuando estall¨® la crisis, la retirada de est¨ªmulos ser¨¢ simult¨¢nea y ¡°eso acabar¨¢ teniendo un efecto cascada¡±, explicaba Ray Nolte, de SkyBridge Capital, en un debate del WEF. ¡°Nuestras econom¨ªas est¨¢n al l¨ªmite de su capacidad y hay muchos est¨ªmulos a¨²n en el sistema. Hace falta alg¨²n tipo de endurecimiento¡± de la pol¨ªtica monetaria, defend¨ªa Ray Dalio, fundador del fondo de alto riesgo Bridgestone, en uno de los paneles.
¡°La verdad es que estamos ante la tormenta perfecta. La desigualdad no deja de aumentar pese al crecimiento de la econom¨ªa y la transformaci¨®n laboral por los cambios tecnol¨®gicos va a aumentar esa desigualdad y la inquietud social¡±, explicaba Arancha Gonz¨¢lez, directora del Centro para el Comercio Internacional de Naciones Unidas, en uno de sus recesos entre sesi¨®n y sesi¨®n. ¡°Y debe ser tarea de todos, de pol¨ªticos y empresarios, hacer frente a este problema y plantear soluciones¡±.
De hecho, la desigualdad ocupaba un lugar prioritario en la agenda y los debates de la edici¨®n del a?o pasado. Este a?o solo algunos pol¨ªticos han abordado esa cuesti¨®n bajo la ret¨®rica de apostar por un crecimiento inclusivo, sobre el que, sin embargo, no se ha ofrecido ninguna receta en un Foro tan dado a dictar c¨¢tedra. Pero los debates de 2017 estaban estrechamente ligados al auge de los populismos y la agenda electoral europea, que hac¨ªa presagiar que partidos de posiciones extremistas, alentados por el descontento social, pod¨ªan acceder a los gobiernos. Una vez que los peores temores se han disipado, la inquietud por la creciente disparidad de rentas y el desigual reparto de la recuperaci¨®n parece haber perdido brillo.
La amenaza de una guerra de divisas
La ¨²ltima vez que los titulares hablaban de guerra de divisas fue en plena crisis financiera, cuando las econom¨ªas intentaban huir de la recesi¨®n abaratando sus monedas para que sus exportaciones fueran m¨¢s competitivas. Hasta esta semana, cuando el secretario del Tesoro de EE UU, Steven Mnuchin, expres¨® su apoyo a la bajada del d¨®lar porque beneficiar¨ªa a los productores estadounidenses. Una senda peligrosa que puede llevar a otros pa¨ªses a permitir o favorecer una depreciaci¨®n, como reconoc¨ªa en Davos el presidente de JP Morgan Internacional, Jacob Frenkel. ¡°Deber¨ªamos evitarlo porque tendr¨ªa unos efectos devastadores. Ser¨ªa, en la esfera monetaria, la imagen del proteccionismo en la esfera real¡±.
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