Grandes retos en desigualdad
La Cumbre de Davos permiten cada a?o realizar un esfuerzo de an¨¢lisis sobre la desigualdad en el mundo y en Espa?a
Cada a?o, por estas fechas, se re¨²nen en Davos (Suiza) las personas m¨¢s poderosas e influyentes de todo el mundo. Es una ocasi¨®n de oro para ver c¨®mo banqueros, celebridades, jefes de Estado y de Gobierno sonrientes, comentan lo mal que est¨¢ el mundo y lo bien que les va a ellos.
En esta ocasi¨®n, adem¨¢s de la novedad de la presencia del Rey, las propuestas y debates emergentes han revelado un creciente optimismo frente al desempe?o de la econom¨ªa global, que seg¨²n estimaciones del FMI crecer¨¢ al 3,9 % durante 2018. Es razonable, porque marca un cambio significativo frente a la previsi¨®n de escaso o nulo crecimiento que predomin¨® durante la ¨²ltima d¨¦cada.
El hito global y el foco medi¨¢tico que marca la Cumbre de Davos nos permiten cada a?o realizar un esfuerzo de investigaci¨®n y an¨¢lisis sobre la realidad de la desigualdad en el mundo y en Espa?a. Y vaya hallazgos los de este a?o.
La desigualdad es uno de los principales problemas de la humanidad. Y Espa?a no es ajena a esta realidad, pues sigue destacando en la Uni¨®n Europea, solo superada por Ruman¨ªa y Bulgaria. Los ricos cada vez son m¨¢s ricos y los pobres, que tienen muchas m¨¢s responsabilidades fiscales y viven generalmente en una situaci¨®n de alta vulnerabilidad, cada vez se quedan con una parte m¨¢s peque?a de la riqueza generada a nivel global. Lo ha reconocido el Rey en su discurso en Davos: ¡°hay que decir que el crecimiento econ¨®mico no solo debe llevar a luchar efectivamente contra el desempleo, sino tambi¨¦n a reducir las diferencias econ¨®micas y la desigualdad social, favoreciendo la indispensable cohesi¨®n social con un crecimiento econ¨®mico m¨¢s inclusivo¡±.
El an¨¢lisis no permite bajar la guardia, porque existen muchos motivos para insistir sobre la gravedad de este problema. La desigualdad es, sin duda, una de las principales causas de la pobreza y, por eso, no podemos cansarnos de visibilizarla y combatirla. Es simplemente inaceptable que un peque?o grupo de la poblaci¨®n acapare el grueso de la riqueza generada en el mundo y que se premie inmerecidamente a los poseedores del capital sobre las personas que trabajan para vivir.
Tenemos numerosos testimonios del impacto intolerable de esta desigualdad en la vida cotidiana de personas, en Espa?a y en el mundo. Es el caso de Lan, una trabajadora textil de Vietnam, que no puede comprar para su hijo un par de zapatillas de las que ella misma fabrica: ¡°un par de zapatos de los que hacemos aqu¨ª valen m¨¢s que todo mi sueldo de un mes¡±.
Si los beneficios empresariales en Espa?a crecieron en 2016 m¨¢s del 200 % respecto al a?o anterior, ?por qu¨¦ ser¨ªa demag¨®gico o inviable proponer que una parte de esos recursos se dirija a mejorar los salarios, reconociendo su productividad? ?Se tiene que castigar a las personas trabajadoras, en su mayor¨ªa mujeres y j¨®venes, oblig¨¢ndolas a cobrar un 31 % menos, porque su vinculaci¨®n laborar se realiza por medio de una empresa multiservicios? Es evidente que no.
Existen ejemplos de gobiernos y corporaciones que han entendido que la desigualdad no es algo inevitable, que sus efectos son devastadores y que se puede sacar provecho de buenas pr¨¢cticas y alternativas de acci¨®n. Basta con analizar la decisi¨®n de algunas compa?¨ªas de abandonar su presencia en para¨ªsos fiscales, o la legislaci¨®n surgida en el Reino Unido, Islandia y Alemania para reducir la brecha salarial entre hombre y mujeres. Hay ejemplos alentadores: se pueden reducir las desigualdades con las pol¨ªticas y las pr¨¢cticas adecuadas.
La invitaci¨®n a actuar est¨¢ servida. Una invitaci¨®n a establecer un plan nacional de lucha contra la desigualdad que comprometa al sector pol¨ªtico, un plan para que las empresas reduzcan la subcontrataci¨®n y la precarizaci¨®n laboral, y para que se comprometan a eliminar las diferencias salariales entre hombres y mujeres. Se trata de cambios necesarios y posibles que requieren direcci¨®n pol¨ªtica, compromiso empresarial y acci¨®n ciudadana. S¨ª, el papel de las personas es clave, ?qu¨¦ tal una revisi¨®n a la ¨¦tica y la justicia con que actuamos en el d¨ªa a d¨ªa? Ah¨ª tambi¨¦n podemos hacer, cada d¨ªa, sin grandes hitos medi¨¢ticos, una aportaci¨®n s¨®lida para reducir la desigualdad.
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