Encrucijada turca
Los esfuerzos del capital p¨²blico son loables pero insuficientes para contrarrestar las reticencias de los agentes econ¨®micos
Turqu¨ªa, pa¨ªs candidato a integrarse en la UE, presenta un retrato complicado o, para los m¨¢s pesimistas, enmara?ado. Es uno de los pocos pa¨ªses que se han atrevido a aplicar una pol¨ªtica econ¨®mica antic¨ªclica (programas de inversiones a trav¨¦s de fondos p¨²blicos), el crecimiento se ha basado en la inversi¨®n y en el consumo, la deuda privada es alta y la p¨²blica baja. Sin embargo, las tasas de crecimiento hasta 2016 han sufrido un freno importante por factores pol¨ªticos de primer orden, desde la inestabilidad derivada de las convulsiones pol¨ªticas internas hasta la participaci¨®n en conflictos b¨¦licos y los ataques espor¨¢dicos del terrorismo. Los avances estad¨ªsticos indican que el crecimiento se ha disparado en 2017, pero ser¨ªa prudente esperar a las confirmaciones. Es una econom¨ªa con voluntad de crecimiento, con impulso de dinero p¨²blico y margen de acci¨®n del Estado; pero aparece marcada por el estigma pol¨ªtico que se traslada al ¨¢mbito institucional.
El trazo m¨¢s marcado del retrato nos conduce a una econom¨ªa privada que tiene dificultades de expansi¨®n por factores monetarios y, sobre todo, pol¨ªticos. As¨ª lo demuestra la extrema lentitud con que se reduce la tasa de desempleo (11,5% en 2017). Turqu¨ªa est¨¢ en una fase de desarrollo en la que la estabilidad pol¨ªtica es crucial; si no se tiene, es casi imposible atraer inversiones. Si acaso, fluir¨¢ el hot money. Indicadores recientes, no obstante, muestran que vuelve a afluir la inversi¨®n, quiz¨¢ porque las convulsiones de 2016 se han alejado en el tiempo. Pero existe un factor m¨¢s dif¨ªcil de disipar: la pertinacia del Gobierno turco en sumarse a conflictos guerreros que consumen demasiados recursos del pa¨ªs. Turqu¨ªa est¨¢ hoy en las fronteras de una zona inestable en extremo, y eso es un factor desincentivador para los mercados de servicios. Por ejemplo, para el turismo. En 2016 los ingresos por turismo cayeron el 30%; una parte de los que Turqu¨ªa perdi¨® fueron a parar a Espa?a.
As¨ª, los puntos d¨¦biles de la econom¨ªa turca quedan claros si se tiene en cuenta que la agricultura del pa¨ªs (el 8,5% del PIB) es poco rentable y que el sector industrial y el tur¨ªstico est¨¢n afectados por la inseguridad pol¨ªtica y b¨¦lica. La receta m¨¢s adecuada ser¨ªa entonces un periodo largo de estabilidad, al menos de un trienio, para que la calma atraiga de nuevo a los capitales que necesita el sector privado. Los esfuerzos del capital p¨²blico son loables pero insuficientes para contrarrestar las reticencias de los agentes econ¨®micos. Esa estabilidad implica mantener la seguridad jur¨ªdica para los negocios y las inversiones. Como sucede en otros pa¨ªses en la fase de desarrollo de Turqu¨ªa, la seguridad jur¨ªdica es un criterio que no puede sustituirse con otras ventajas o prebendas para la inversi¨®n.
En definitiva, el precipitado pol¨ªtico-econ¨®mico turco se resume en una cuesti¨®n esencial: ?est¨¢ el Gobierno de Erdogan en condiciones de garantizar la estabilidad pol¨ªtica y la seguridad jur¨ªdica en condiciones democr¨¢ticas aceptables para el exterior y para el interior? La cuesti¨®n no puede resolverse de forma tajante. En t¨¦rminos econ¨®micos suele resolverse de forma pragm¨¢tica, por el procedimiento de las pruebas sistem¨¢ticas. Los inversores toman decisiones y comprueban resultados. La econom¨ªa turca parece estar en esta fase concreta, cargada adem¨¢s como est¨¢ por las sospechas sobre la calidad de su democracia. Necesita salir de la periferia para instalarse en la media exigible en Europa y para ello lo que sucede este a?o y el pr¨®ximo resultar¨¢ decisivo.
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