Muere Josefina Samper, mujer, camarada y compa?era de Marcelino Camacho

¡°Estaba juntito a ¨¦l y vino una vecina a saludarle y, claro, como siempre, Marcelino hablando de lo mismo; medio se le entend¨ªa porque ya casi no pod¨ªa hablar, pero le dijo: si uno se cae, se levanta inmediatamente y sigue adelante¡±. Josefina Samper, la mujer de Marcelino Camacho, recordaba esto de su marido, tras cantar La internacional pu?o en alto, en la despedida del m¨ªtico sindicalista. Era el 30 de octubre de 2010 y, contra lo que estaba previsto por la organizaci¨®n, hab¨ªa pedido la palabra para despedir a su marido y dar las gracias a las miles de personas que hab¨ªan acudido a la Puerta de Alcal¨¢, en Madrid.

Ella, una mujer buena, se acostumbr¨® a levantarse y seguir siempre adelante. El lunes, siete a?os y casi cuatro meses despu¨¦s, la amable Josefina, aquella mujer que ofrec¨ªa magdalenas al periodista mientras entrevistaba a su marido en su casa, tambi¨¦n se desped¨ªa, a los 90 a?os, despu¨¦s de una vida fraguada en el compromiso social y la lucha por los derechos de la mujer, de ¡°los trabajadores y trabajadoras¡± (que habr¨ªa dicho Camacho) y contra todas las desigualdades. La enfermedad le impidi¨® acudir al homenaje que, con motivo de los 100 a?os del nacimiento de su marido, celebr¨® Comisiones Obreras (CC OO) el pasado 21 de enero a quien fue su primer secretario general hasta 1987.

Josefina Samper Rosas naci¨® en 1927 en el municipio almeriense de Fond¨®n, en el seno de una familia minera que, siendo ella una ni?a, tuvo que emigrar a Argelia. Con 12 a?os comenz¨® a militar en las Juventudes Socialistas Unificadas y a los 14 se afili¨® al Partido Comunista de Espa?a (PCE) de la mano de Roberto Carrillo, hermano de Santiago Carrillo, al que conoci¨® durante su infancia en Or¨¢n (Argelia). En esa etapa form¨® junto a otras mujeres un grupo de apoyo a inmigrantes y refugiados pol¨ªticos.

En 1944 el PCE le pidi¨® que preparara un refrigerio para tres presos que se hab¨ªan escapado de un campo de concentraci¨®n. Uno de aquellos fugados era Marcelino Camacho, un obrero soriano al que la guerra trunc¨® su vocaci¨®n de ferroviario y le hizo fresador. La pareja intim¨®, se cas¨® en diciembre de 1948 y tuvo dos hijos, Yenia y Marcel. Permaneci¨® unida hasta el fallecimiento de Camacho, salvo las temporadas que este pas¨® en la c¨¢rcel de Carabanchel, a donde Josefina le llevaba aquellos jers¨¦is de punto tricotados por ella y que marcaron tendencia durante una ¨¦poca entre la juventud izquierdista del pa¨ªs.

All¨ª, en aquel barrio, muy cerca de la prisi¨®n, se hab¨ªan comprado un piso en 1957, el a?o que regresaron del exilio tras ser indultado su marido, y en el que vivieron todas sus vidas. Y, mientras Marcelino participaba en la fundaci¨®n de CC OO, Josefina impulsaba, junto a un grupo de compa?eras comunistas, el Movimiento Democr¨¢tico de Mujeres, que se crear¨ªa en 1965 y cuya funci¨®n principal se centr¨® en ayudar a mejorar las condiciones de vida de los presos pol¨ªticos.

Todo ¡°un ejemplo de honradez, dignidad y de lucha por los intereses de la clase trabajadora¡±, como recordaba este martes el sindicato, tambi¨¦n particip¨®, como militante del PCE, en la distribuci¨®n del semanario clandestino Espa?a popular. Como tantas otras mujeres de dirigentes pol¨ªticos que sufrieron la persecuci¨®n de la dictadura franquista, Josefina Samper fue algo m¨¢s que compa?era de un hist¨®rico dirigente comunista y obrero, como Marcelino Camacho. Sin duda, fue el respaldo emocional que necesitaba tanto en la clandestinidad como cuando ya pudo vivir en democracia y libertad, por las que tanto luch¨® junto a su marido.

En noviembre de 1975, nada m¨¢s llegar a la jefatura del Estado, el rey Juan Carlos I concedi¨® el indulto a los presos que hab¨ªan sido encarcelados por el denominado Proceso 1001, en el que Camacho hab¨ªa sido condenado a 20 a?os. Josefina Samper y su marido emprendieron entonces una nueva vida fuera de la clandestinidad, pero que les dio m¨¢s vitalidad para reavivar la lucha pol¨ªtica y sindical, un compromiso que ella ha mantenido vivo hasta m¨¢s all¨¢ de la muerte de Marcelino.

La Junta la reconoci¨® con la concesi¨®n de la Medalla de Andaluc¨ªa en 2016 por su labor como ¡°transmisora de la memoria y la voz¡±, la suya y la de Marcelino, ¡°sobre cuya obra y trayectoria ha ofrecido numerosas charlas para concienciar a las nuevas generaciones de la importancia de la lucha por los derechos de los trabajadores¡±.