Una consola para nost¨¢lgicos
Las retroconsolas de Time Machine by Toad traen innovaci¨®n y tradici¨®n al resucitado furor por los videojuegos cl¨¢sicos
No puede ser casualidad que desde series de televisi¨®n como Stranger Things, pel¨ªculas como Pixels o la inminente Ready Player One, de Steven Spielberg, se est¨¦ ahora rindiendo culto a aquellos videojuegos que hicieron las delicias de ni?os y adolescentes en los a?os ochenta. Aquella generaci¨®n, que se reun¨ªa alrededor de los salones recreativos para dejarse la paga y los ojos en fren¨¦ticas partidas de Space Invaders, Donkey Kong o Pac-Man, hoy rebasa los 40 y ha entrado de lleno en el territorio de la nostalgia. Algo que no ha pasado inadvertido para la industria. Dos de esos tecnonost¨¢lgicos, los asturianos Juan Jos¨¦ Ovies y Germ¨¢n Palacio, han aprovechado el renacido inter¨¦s por los videojuegos cl¨¢sicos para crear Time Machine by Toad, una start-up que fabrica consolas inspiradas en aquellas m¨ªticas ¡°maquinitas¡± del siglo pasado pero dotadas de las ventajas e interconectividad de la tecnolog¨ªa actual.
La idea naci¨® hace tres veranos, cuando Ovies buscaba en el quiosco una revista para leer en la piscina. ¡°Me puse a ojear una de algo que llamaban retrogaming y result¨® que hablaba de los t¨ªtulos a los que yo jugaba hace 30 a?os¡±, recuerda. Cuando se lo cont¨® a su amigo y socio en diferentes aventuras tecnol¨®gicas desde hace dos d¨¦cadas, result¨® que ¨¦l ya ten¨ªa la tendencia identificada en su radar. ¡°Nosotros procedemos del entorno tecnol¨®gico underground, y este proyecto despert¨® nuestro lado m¨¢s gamberro¡±, dice Juan Jos¨¦ Ovies.
La idea surgi¨® por casualidad, cuando uno de los socios ojeaba una revista para nost¨¢lgicos
Recursos propios y un crowdfounding de 2.045 euros les sirvieron para arrancar. ¡°Lo que hicimos fue unir tres elementos que ya exist¨ªan: un hardware Rasp?berry, programas de emulaci¨®n de videojuegos (Emulation Station y Retropie) y las palancas y botones de las m¨¢quinas recreativas de toda la vida. Cogimos esos ingredientes, los combinamos, los mejoramos con soft?ware adicional y los montamos en unas carcasas de madera¡±, sintetiza Ovies. Ese octubre presentaron un prototipo en una feria de Gij¨®n y comprobaron su potencial. ¡°Se lanzaban a la consola como locos. Los padres jugaban con los hijos, les contaban: ¡®Mira, esta es la m¨¢quina a la que jugaba yo cuando ten¨ªa tu edad¡¯. Y los ni?os no solo no la ve¨ªan cutre o anticuada, sino que exclamaban: ¡®?C¨®mo mola!¡±.
El siguiente paso fue buscar financiaci¨®n. Dos de las instituciones que los apoyaron en los inicios fueron el Centro Europeo de Innovaci¨®n para Empresas (CEEI) y el Instituto de Desarrollo Econ¨®mico del Principado de Asturias. Este ¨²ltimo organismo aport¨® 9.000 euros para introducir mejoras en el programa inform¨¢tico.
Las retroconsolas son confeccionadas una a una, de forma artesanal, con madera lacada de okume, un ¨¢rbol tropical que se utiliza para hacer tableros. Algunos modelos incluyen los caracter¨ªsticos botones y joystick de sus ilustres antepasadas, solo que todo en un tama?o mucho m¨¢s reducido. ¡°Nadie tiene sitio para meter una m¨¢quina recreativa en casa. Nuestras consolas son una cajita de madera. Proporcionan la misma sensaci¨®n de juego, pero ocupando una fracci¨®n del espacio y a un precio muy inferior¡±, explica Ovies.
Cada aparato viene cargado con 400 t¨ªtulos de finales de los setenta a los a?os noventa
En el plano t¨¦cnico, vienen cargadas con m¨¢s de 400 t¨ªtulos de entre finales de los setenta y principios de los noventa, ofreciendo al usuario la posibilidad de descargar e instalar gratuitamente nuevos juegos. Su software incluye emuladores de m¨¢s de 40 consolas y ordenadores cl¨¢sicos como Atari, Sega, Nintendo, Amstrad o Spectrum. Adem¨¢s, el sistema operativo permite otras funcionalidades, como ver pel¨ªculas, navegar por Internet y algunas opciones de programaci¨®n. Jugar con ellas es tan f¨¢cil como conectar un cable HDMI a un monitor o una televisi¨®n.
Time Machine by Toad ha encontrado en la floreciente comunidad de nost¨¢lgicos del videojuego el mejor aliado para darse a conocer. Precisamente fue a trav¨¦s de ferias y tiendas especializadas como comenzaron a comercializar sus productos. ¡°Ahora ya estamos tambi¨¦n en el marketplace de Amazon o de Etsy, y hemos acudido a varias ferias internacionales como Gamescom, en Colonia, donde cerramos acuerdos de distribuci¨®n para Francia y Alemania¡±, se?ala este emprendedor. Hasta el momento han vendido 1.200 unidades en seis pa¨ªses de Europa y en varios de Latinoam¨¦rica. Aqu¨ª comercializan los modelos, que cuestan entre 89 y 239 euros, a trav¨¦s de una red de 28 tiendas especializadas.
Su cliente tipo responde a un hombre de entre 35 y 55 a?os que es, admite Germ¨¢n Palacio, la otra mitad de la empresa, ¡°un reflejo de nosotros mismos¡±. Aunque tambi¨¦n hay un todav¨ªa t¨ªmido pero esperanzador 15% de mujeres. Sin olvidar a las nuevas generaciones, que nunca le van a hacer ascos a un buen juego por m¨¢s que sea una reliquia del siglo XX. ¡°Un cr¨ªo de 10 a?os ve botones y luces y se pone a jugar. Adem¨¢s, los juegos de los ochenta pod¨ªan tener peores gr¨¢ficos que los actuales, pero tambi¨¦n m¨¢s jugabilidad¡±, argumenta Palacio.
Cada m¨¢quina est¨¢ equipada con los cl¨¢sicos mandos, pero ocupa menos espacio
?Que por qu¨¦ la gente sigue queriendo jugar a juegos de hace tres d¨¦cadas? ¡°Por la misma raz¨®n por la que siguen viendo Casablanca o Lo que el viento se llev¨®¡±, concluye Ovies. ¡°Los buenos videojuegos son para siempre, los hay incluso que ya son patrimonio art¨ªstico: el MOMA de Nueva York ha comprado el c¨®digo fuente del Tetris y de Pac-Man. Adem¨¢s, los videojuegos tienen el poder de reactivar recuerdos y sentimientos de la infancia de una forma que no logran ni el cine ni la literatura¡±.
?Tiene esta ola vintage fecha de caducidad? Seg¨²n estos emprendedores, no. ¡°Porque la nostalgia no es una moda, sino algo que nos acaba llegando a todos en alg¨²n momento de la vida¡±, razona Ovies. ¡°Los que ahora tienen 25 a?os, dentro de un tiempo seguramente querr¨¢n jugar a los juegos de la PlayStation 2 que conocieron de chavales¡±. Y cuando eso pase, all¨ª habr¨¢ una m¨¢quina del tiempo esper¨¢ndolos.
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