La responsabilidad de las pensiones
Durante los ¨²ltimos seis a?os, el Gobierno ha cargado a la Seguridad Social la financiaci¨®n de las tarifas planas y otras bonificaciones al empleo

Durante los ¨²ltimos seis a?os, el Gobierno ha cargado a la Seguridad Social la financiaci¨®n de las tarifas planas y otras bonificaciones al empleo. Ha dejado de cotizar por los cuidadores familiares de atenci¨®n a la dependencia. Ha intentado que la cotizaci¨®n de las empleadas de hogar volviera a recaer sobre las propias empleadas, para disuadir de los pagos. Intent¨® impedir que los trabajadores despedidos suscribieran convenios para mantener sus bases de cotizaci¨®n. Disminuy¨® la cotizaci¨®n de los desempleados que hab¨ªan agotado sus prestaciones, limitando el inicio (de 52 a 55 a?os), la base (del 125% al 100% del SMI) y estableciendo incompatibilidades de renta familiar m¨¢s duras.
La reforma laboral disminuy¨® los salarios, y la congelaci¨®n del salario m¨ªnimo interprofesional se ha trasladado a las bases m¨ªnimas de la cotizaci¨®n, aunque no hubiera imperativo legal. Entre lo amagado y lo golpeado, el Gobierno ha conseguido mantener durante todo el periodo, salvo el a?o pasado, los ingresos por cuotas por debajo de los de 2011. Y todo esto producto de decisiones pol¨ªticas con forma normativa. As¨ª, el Fondo de Reserva y el Fondo de Contingencias Profesionales han sido desvalijados y no existen las reservas previstas para paliar las consecuencias de la jubilaci¨®n del baby boom en puertas. Y ahora, seg¨²n el PP y todos los voceros que justificaron estas medidas, los irresponsables son los pensionistas, por supuesto, y los partidos de la oposici¨®n, como no, por pedir que no se les culpabilice de todo esto, que por cierto no ha merecido asunci¨®n de responsabilidad pol¨ªtica alguna.
Todas las medidas aprobadas han disminuido ingresos o generado desigualdades. Pod¨ªamos haber establecido complementos a m¨ªnimo para los jubilados que mantienen o ayudan a descendientes en desempleo, pero preferimos acabar todos los a?os con remanente de gasto en esta partida; obligamos a los pensionistas a pagar los f¨¢rmacos, y establecemos deducciones para los mayores de 80 a?os que hacen la declaraci¨®n del IRPF (un 15% del total de pensionistas).
Pod¨ªamos haber establecido ayudas para madres sin ingresos, pero hemos preferido incrementar las pensiones de las jubiladas a los 65 que han tenido hijos, naturalmente as¨ª no cobran pensiones m¨ªnimas, porque entonces sus complementos absorber¨¢n la mejora. Pod¨ªamos aumentar paulatinamente la cotizaci¨®n para los empleos parciales, peor remunerados o con contratos m¨¢s breves, o aquellas m¨¢s bajas que est¨¢n en periodo transitorio. Esto ¨²ltimo hubiera permitido no tener que recordar que con cambios (imposibles e indeseables) hacia la capitalizaci¨®n o (posibles e indeseables) hacia un sistema de cuentas nocionales habr¨ªa cinco millones de los actuales cotizantes con pensiones de miseria.
Y, sobre todo, pod¨ªamos haber mantenido las cotizaciones de los empleadores en los porcentajes de 2011. En este a?o, en Espa?a fueron del 10,7% del PIB y en la UE el 10,6. Los ¨²ltimos datos de Eurostat recogen que en Espa?a este porcentaje ha bajado del 10% mientras que en Europa ha subido por encima del 10,7%. Puede justificarse que para crear empleo los salarios han debido bajar, pero con un PIB en mayor crecimiento, ?por qu¨¦ los empresarios espa?oles deben pagar menos que los europeos?
Pero ahora es tiempo de descalificar alternativas, y de se?alar que la mala situaci¨®n del sistema no permite alegr¨ªas. Aunque las rentas del trabajo cada vez ocupen una menor fracci¨®n del PIB, no nos valen nuevos impuestos, ni sacar de la cotizaci¨®n los gastos de formaci¨®n, ni por supuesto criticar la reforma laboral por lo que ha supuesto para las pensiones. Pues nada, aplaudan, aplaudan, mientras nos manifestamos.
Octavio Granado es ex secretario de Estado de Seguridad Social
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