El due?o de la gran cosecha paraguaya

Tranquilo Favero es el m¨¢s conocido de los ¡®brasiguayos¡¯, como llaman en Paraguay a los miles de brasile?os que cruzaron la frontera a partir de los a?os 60 con el fin de comprar tierras e instalarse para cultivarlas. Lleg¨® al pa¨ªs en 1968 con la idea de pasar un fin de semana, pero pr¨¢cticamente nunca regres¨®. Compr¨® una propiedad rural en el este paraguayo, cerca de la zona lim¨ªtrofe que demarca el R¨ªo Paran¨¢, y desde all¨ª comenz¨® a forjar un imperio agropecuario que se extendi¨® a todo el territorio y le granje¨® el mote de rey de la soja, por ser el mayor productor en pleno auge de los precios de las materias primas. El Grupo Favero explota hoy m¨¢s de 160.000 hect¨¢reas y produce alrededor del 8% de la oleaginosa en todo Paraguay, el cuarto exportador mundial despu¨¦s de Brasil, EEUU y Argentina.

El fundador de la empresa, de 80 a?os, asegura, en los v¨ªdeos de la compa?¨ªa, que su grupo fue ¡°uno de los pilares¡± del desarrollo agrario que ha posicionado a Paraguay entre los l¨ªderes sojeros. Fue pionero en la mecanizaci¨®n de la actividad, que impuls¨® el avance de las explotaciones a gran escala en la regi¨®n oriental del pa¨ªs. El r¨ªo Paraguay divide al territorio hom¨®nimo en dos: al oeste, la zona m¨¢s ¨¢rida y despoblada del Chaco; y al este, la tierra m¨¢s f¨¦rtil y productiva, que representa el 40% del territorio pero es donde viven m¨¢s del 90% de los paraguayos.

En otra ¨¦poca, la zona oriental fue la porci¨®n paraguaya del Bosque Atl¨¢ntico, pero hoy es un mar de soja, y en menor medida, de otros cultivos, que se extiende hasta el cauce del Paran¨¢. En esa zona lim¨ªtrofe con Brasil naci¨® la primera y la m¨¢s importante de las nueve firmas que conforman el grupo: Agro Silo Santa Catalina. Su actividad est¨¢ centrada en la producci¨®n y la comercializaci¨®n de productos agr¨ªcolas en tierras propias y arrendadas, principalmente oleaginosas, pero tambi¨¦n otros granos como ma¨ªz, trigo, canola y girasol. La empresa tiene operaciones e instalaciones de acopio (silos) en 13 de los 17 departamentos del pa¨ªs, donde alcanza una capacidad de almacenamiento est¨¢tica de m¨¢s de 140.000 toneladas.

La divisi¨®n log¨ªstica de Agro Silo Santa Catalina tiene una flota de 30 camiones propios y otros 700 contratados. Son clave para el transporte de los granos hasta la terminal fluvial de Totemsa, otra de las firmas del conglomerado. El complejo portuario del Grupo Favero, en ?acunday, a orillas del r¨ªo Paran¨¢, tiene una capacidad de almacenaje de 60.000 toneladas y una cinta de embarque que puede cargar 1.000 toneladas por hora.

En la compa?¨ªa se negaron a responder preguntas para este reportaje y dar sus datos de facturaci¨®n, pero las cifras de la agencia tributaria de Paraguay dan un indicio de la dimensi¨®n del negocio: en 2016, Agro Silo Santa Catalina fue por s¨ª sola la tercera mayor contribuyente al fisco. La cifra alcanz¨® los 9,3 millones de euros en un pa¨ªs donde la carga tributaria es de las m¨¢s bajas de la regi¨®n (el impuesto a las ganancias no supera el 10%). El monto es mayor si se tienen en cuenta las operaciones de Agrotoro, la segunda firma del grupo en el sector de la producci¨®n de granos, con 25.000 hect¨¢reas propias. Otras tres empresas del conglomerado se dedican a la ganader¨ªa. Su actividad est¨¢ centrada en la cr¨ªa de la raza Nelore, un tipo de ceb¨² muy resistente y apto para las zonas agrestes.

Seg¨²n el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en ingl¨¦s), el Chaco es la regi¨®n con el mayor potencial para la incorporaci¨®n de nuevas tierras a la producci¨®n sojera de Paraguay, en especial si progresan los desarrollos de semillas m¨¢s resistentes a las altas temperaturas. Pero por el momento, los mayores precios de la carne han vuelto m¨¢s rentable la actividad ganadera y ralentizado el avance del cultivo.

Tambi¨¦n influye la ca¨ªda en el valor de la oleaginosa, que super¨® los 600 d¨®lares por tonelada en los a?os del auge y hoy ronda los 380. Pero los m¨¢rgenes m¨¢s estrechos no han detenido el impulso de la divisi¨®n agr¨ªcola de Favero. Tras el desplome de los granos, la empresa invirti¨® cinco millones de d¨®lares para ampliar la capacidad de su terminal portuaria.

Las denuncias por los da?os ambientales de la soja son recurrentes y el Grupo Favero se esmera en comunicar que un gran porcentaje de sus propiedades son reservas naturales. En la regi¨®n del Alto Paran¨¢, en el este, la compa?¨ªa conserva 15.000 hect¨¢reas de bosque, que representan un 37% de su propiedad en la zona. En 2009, sin embargo, la empresa fue penalizada por desmontar en la Regi¨®n Occidental cerca de 18.000 hect¨¢reas en dos a?os, el triple de la extensi¨®n que se le hab¨ªa autorizado.

La soja es al mismo tiempo uno de los motores por los que el pa¨ªs crece ininterrumpidamente desde hace 15 a?os, a una tasa media del 4,5%. Desde 2003 la pobreza pas¨® del 50% al 28%. Pero muchos campesinos se han quedado al margen del despegue de la agricultura extensiva y el Grupo Favero suele ser blanco de los reclamos sociales.

En 2012, unos 3.000 ¡®carperos¡¯ (campesinos sin tierra) entraron armados con machetes y palos a una de las propiedades de la empresa en el distrito de ?acunday. Las organizaciones campesinas denuncian que en esa zona unas 11.000 hect¨¢reas son ocupadas de forma ilegal por la compa?¨ªa. Las declaraciones de Favero a la prensa no hicieron m¨¢s que agravar el conflicto. En una entrevista con el diario brasile?o Folha de Sao Paulo el empresario afirm¨® que los ¡®carperos¡¯ son ¡°como mujer de malandro, que solo obedece a base de palos¡±. La de Favero es solo una de las numerosas disputas de tierras que existen. Fue uno de los picos de tensi¨®n en los meses previos a la ca¨ªda del Gobierno de izquierda de Fernando Lugo. El expresidente (2008-2012) asumi¨® con la promesa de realizar una reforma agraria que nunca se concret¨® y fue destituido en un expeditivo juicio pol¨ªtico a ra¨ªz de la masacre de Curuguaty, como se conoce el desalojo de un grupo de ¡®carperos¡¯ de otra propiedad privada que termin¨® con la muerte de 11 campesinos y seis polic¨ªas. Adem¨¢s, en el noroeste opera el Ej¨¦rcito del Pueblo Paraguayo (EPP), un grupo terrorista que ha secuestrado a varios empresarios y cometido asesinatos desde su aparici¨®n en 2008.