La hora de la biomasa
El desarrollo econ¨®mico alcanzado desde la primera revoluci¨®n industrial ha descansado en el uso de t¨¦cnicas de producci¨®n y h¨¢bitos de consumo que no han internalizado, por lo general, el elevado coste que suponen para el entorno medioambiental. En particular, la utilizaci¨®n intensiva de combustibles f¨®siles y la acumulaci¨®n de residuos han derivado en un extraordinario incremento de la concentraci¨®n de Gases Efecto Invernadero (GEI) en la atm¨®sfera y en la degradaci¨®n de una parte importante de los ecosistemas marinos y terrestres. Ya desde mediados del siglo XX se ha puesto en evidencia la insostenibilidad del modelo energ¨¦tico y econ¨®mico mundial, con manifestaciones como el aumento de la temperatura media de la tierra, la desertizaci¨®n o el deshielo acelerado de glaciares.
Otro rasgo caracter¨ªstico de este modelo de crecimiento imperante han sido los enormes flujos migratorios desde el campo a las grandes urbes. La geograf¨ªa peninsular es un ejemplo bien elocuente ¡ªLa Espa?a vac¨ªa, como la ha bautizado Sergio del Molino¡ª del fen¨®meno del despoblamiento y el abandono del territorio rural, con la subsiguiente p¨¦rdida de patrimonio y legado cultural.
Por ello, resulta sorprendente que a d¨ªa de hoy las energ¨ªas renovables que aprovechan residuos biom¨¢sicos ¡ªforestales, agroganaderos, etc.¡ª tengan una presencia tan raqu¨ªtica en el sistema energ¨¦tico espa?ol. Primero, porque su actividad entronca a la perfecci¨®n con el objetivo de promover una econom¨ªa m¨¢s circular, ayudando a la reducci¨®n de emisiones de gases como CO2 y metano ¡ªtanto por sustituci¨®n como por vertido¡ª y al cuidado de las reservas naturales, disminuyendo la probabilidad de incendios y otros desastres. Segundo, por su abundancia relativa: Espa?a es el tercer pa¨ªs europeo por recursos biom¨¢sicos aprovechables ¡ªy el s¨¦ptimo en t¨¦rminos per c¨¢pita¡ª y sin embargo se encuentra a la cola en aprovechamiento de los mismos. Dichas fuentes de recursos se concentran en lugares muy castigados por el desempleo y las din¨¢micas de envejecimiento, por lo que facilitar la utilizaci¨®n de biomasa podr¨ªa ayudar a fijar poblaci¨®n en estos entornos eminentemente rurales, al facilitar oportunidades de desarrollo profesional.
El nuevo Gobierno ha mostrado una especial sensibilidad por el medioambiente, con la creaci¨®n de un ministerio que expresamente deber¨¢ acometer la labor de llevar a cabo una verdadera transici¨®n energ¨¦tica. Oportunidad franca para redise?ar el sistema de incentivos que afecta a la biomasa, con el fin de incrementar su protagonismo y situarlo al nivel que goza en sus principales hom¨®logos europeos (no digamos ya si se compara con pa¨ªses del norte de Europa como Finlandia). Es la hora de la biomasa.
Diego Vizca¨ªno y Pablo Hern¨¢ndez son profesores de Afi Escuela de Finanzas
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