Castillo de naipes o casa de piedra
A punto del d¨¦cimo aniversario de Lehman Brothers hay similitudes con la situaci¨®n previa
El mundo debe el 225% de lo que produce. La monta?a de deuda que arrastra la econom¨ªa mundial cada vez es m¨¢s alta y su altura no para de aumentar. A punto de cumplirse el d¨¦cimo aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, que dio carta de naturaleza a la peor crisis que ha padecido el capitalismo despu¨¦s de la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta del siglo pasado, se encuentran similitudes y paralelismos entre la situaci¨®n actual y la previa a aquellas dificultades, que comenzaron con la crisis de las hipotecas locas y se extendieron al conjunto del sistema financiero y a la econom¨ªa real de ciudadanos y empresas.
Los datos del FMI (la deuda no financiera global, p¨²blica y privada, es de 164 billones de d¨®lares, el 225% del PIB mundial) o los m¨¢s alarmistas del Instituto Internacional de Finanzas, un lobby de la banca con sede en Washington (247 billones de d¨®lares, un 300% del PIB mundial), indican niveles de endeudamiento pocas veces vistos y, si se analizan las tripas de las cifras, un crecimiento a gran velocidad del apalancamiento de los Estados, las empresas y las familias (es deuda no financiera; no se incluye la situaci¨®n del sector financiero).
Estas caracter¨ªsticas se han adquirido en una coyuntura de tipos de inter¨¦s bajos o nulos, pero el panorama est¨¢ cambiando la tendencia: el precio del dinero ha comenzado a subir en EE UU, y en Europa el BCE ha anunciado una inminente vuelta a la normalidad monetaria, aquella que se abandon¨® para combatir la crisis de la deuda soberana de la eurozona. Los gobiernos, al pisar el acelerador de los pr¨¦stamos, han reducido la intensidad y la duraci¨®n de la recesi¨®n pero podr¨ªan al tiempo haber hipotecado el futuro econ¨®mico inmediato.
Se invoca ahora la que se conoce como ¡°la trampa de la deuda¡± en la que pueden incurrir los bancos centrales: ser reacios a subir el precio del dinero en situaciones de gran endeudamiento debido al riesgo de provocar una nueva crisis, pese a conocer que los tipos bajos generan incentivos a mayores expansiones de la deuda. Si hay una reactivaci¨®n de la econom¨ªa mundial como la que ahora parece existir, los bancos centrales deben decidir entre dejar que los precios suban (inflaci¨®n), lo que va en contra de su propia naturaleza y de su objetivo primario, o aumentar los tipos de inter¨¦s para combatir la subida de los precios, lo que encarece las cargas de los Estados, empresas y familias.
Este dilema se presenta, adem¨¢s, cuando el mundo parece encarar con intensidad una guerra comercial creciente debido a la pol¨ªtica proteccionista de los EE UU. Ambas circunstancias ¡ªniveles de deuda superiores a los de antes de la debacle, y aranceles, cuotas e impuestos transfronterizos¡ª podr¨ªan enturbiar el futuro econ¨®mico que pronostican los organismos multilaterales, despu¨¦s de una d¨¦cada de recesi¨®n o estancamiento secular. Aclarar estas circunstancias permitir¨ªa reconocer si la recuperaci¨®n econ¨®mica se asemeja m¨¢s a un castillo de naipes o a una s¨®lida casa de piedra que se ha construido para durar al menos otra d¨¦cada.
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