C¨®mo alcanzar la media europea de bienestar
La convergencia no se producir¨¢ en un horizonte previsible sin una mayor productividad
Desde el inicio de la recuperaci¨®n, la renta media anual por habitante ha crecido un 14%, una de las tasas m¨¢s elevadas de la eurozona. Gracias a ello, la renta por habitante super¨® el m¨¢ximo hist¨®rico logrado en 2008, borrando as¨ª las p¨¦rdidas de nivel de vida registradas durante la crisis.
Aunque la evoluci¨®n no ha sido igual para todos los estratos sociales, el dato no deja de ser significativo. El vigoroso avance de la renta por habitante refleja la integraci¨®n de m¨¢s personas en el mercado laboral. Sin embargo, la productividad, que es el otro factor de elevaci¨®n de la renta, apenas progresa. Significa que la econom¨ªa s¨®lo ha sido capaz de generar riqueza aumentado el n¨²mero de personas que trabajan.
La perpetuaci¨®n de esta tendencia reducir¨ªa el margen para mejoras futuras del nivel de vida y quebrar¨ªa el proceso de convergencia con los pa¨ªses europeos m¨¢s avanzados. Los hechos son bastante conocidos. En el periodo m¨¢s reciente, la productividad por hora trabajada se increment¨® un 0,6% anual, frente a un 1% en las grandes econom¨ªas de referencia como Alemania. Las comparaciones pueden resultar enga?osas por la volatilidad de la productividad y su sensibilidad al ciclo. Por ello, conviene observar las evoluciones tendenciales, que neutralizan el efecto de expansiones y recesiones. A¨²n as¨ª, la productividad tendencial de la econom¨ªa espa?ola destaca por su d¨¦bil crecimiento. Durante 2000-2017, el crecimiento tambi¨¦n se situ¨® por debajo de la media de los pa¨ªses europeos de referencia.
No todo el tejido productivo espa?ol comparte esta evoluci¨®n, algo poco comentado. As¨ª pues, los sectores de bienes de equipo y los servicios profesionales experimentan avances significativos, frente a hosteler¨ªa, comercio y servicios a la persona, por ejemplo. Fruto de ello, los territorios situados en torno al valle del Ebro registran ganancias de eficiencia superiores a la media nacional.
Los diferenciales de productividad entre sectores y regiones muestran que el estancamiento no es inexorable. Y la observaci¨®n de las experiencias que funcionan muestran que la clave est¨¢ en el capital humano. Las nuevas tecnolog¨ªas crean oportunidades y, a la vez, destruyen trabajo sustituible por algoritmos y robots. Por ello, es importante promover la formaci¨®n a lo largo de la vida laboral. Tambi¨¦n facilitar la movilidad, reducir la temporalidad y precariedad que caracteriza nuestro mercado laboral, y no penalizar el acceso a otros empleos por parte de trabajadores con contratos fijos (recordemos que la indemnizaci¨®n por despido solo se cobra en caso de cese involuntario).
Por otra parte, los cambios requieren de s¨®lidas competencias gen¨¦ricas. Es evidente que las personas que abandonan prematuramente el sistema educativo encontrar¨¢n cada vez m¨¢s dificultades para encontrar empleo de calidad. En Espa?a, la tasa de abandono escolar es todav¨ªa una de las m¨¢s altas de Europa.
La inversi¨®n productiva es el otro factor importante. Aqu¨ª, los datos apuntan en la buena direcci¨®n. Las compras de maquinaria, bienes de equipo y productos de la propiedad intelectual no paran de crecer, superando en 2017 la cifra r¨¦cord del 10,2% de riqueza nacional. La pol¨ªtica tecnol¨®gica, en torno a sectores prometedores, como la industria del sat¨¦lite y la neurociencia, y el apoyo al crecimiento empresarial, podr¨ªan potenciar el retorno de esas inversiones en t¨¦rminos de productividad. Alemania, China y EE UU han emprendido ambiciosas estrategias de industria 4.0.
El crecimiento de la productividad es una de las tareas m¨¢s arduas a que se enfrenta la econom¨ªa espa?ola. El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019, aunque con algunos avances con respecto a ejercicios anteriores, no parece priorizar este objetivo. Pero el debate presupuestario ofrece una buena ocasi¨®n para dise?ar una estrategia que combine inversi¨®n y reformas que respondan a las transformaciones en curso, en vez de mirar al pasado. El pa¨ªs no puede perder el tren de la revoluci¨®n tecnol¨®gica en marcha.
Raymond Torres es director de Coyuntura de Funcas. En Twitter, @RaymondTorres_
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