El ¡®conundrum¡¯ europeo
El autor reflexiona sobre las dificultades de conciliar los intereses de los pa¨ªses que forman la UE
La etimolog¨ªa de la palabra conundrum no est¨¢ claramente definida, pero se trata de un t¨¦rmino cada vez m¨¢s usado internacionalmente para ilustrar algo dif¨ªcil o imposible de resolver. Va frecuentemente asociado a la econom¨ªa y organizaci¨®n pol¨ªtica europea, en la que la sensaci¨®n de puzle irresuelto es constante. Hay un sentimiento creciente de ansiedad, de orfandad de liderazgos e insuficiencia en los mecanismos de prevenci¨®n. Tal vez no hemos aprendido suficiente de la crisis. Esta Europa est¨¢ algo m¨¢s atada en compromisos importantes como la uni¨®n bancaria (que sigue incompleta), pero menos interconectada financieramente. Cada uno queda con su riesgo soberano. Por no hablar del Brexit.
Tratar de situarse en alg¨²n lugar independiente para debatir sobre los desaf¨ªos econ¨®micos y financieros europeos sigue siendo esencial. Esa es la misi¨®n con la que funcionan ¡ªtambi¨¦n en otros lugares del mundo¡ª los comit¨¦s de regulaci¨®n financiera en la sombra. El europeo (European Shadow Financial Regulatory Committee o ESFRC), del que formo parte, se reuni¨® ayer en la fundaci¨®n de las cajas de ahorro (Funcas) en Madrid y pronto qued¨® claro que Italia fue, es y seguir¨¢ siendo la gran preocupaci¨®n. El riesgo soberano acecha. En un ambiente monetario cambiante, los escudos protectores van a la baja. La declaraci¨®n de ayer del ESFRC suger¨ªa, precisamente, que la ansiada reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad deber¨ªa convertirlo en un instrumento para coger el toro por los cuernos. Que sirva para establecer mecanismos de reforma que introduzcan en una senda de estabilidad a las econom¨ªas en dificultades y permita el apoyo financiero directo a sus bancos.
La UE parece precisar una combinaci¨®n de realismo y cohesi¨®n. Determinar los compromisos fiscales precisos para aumentar la solidaridad financiera y la protecci¨®n com¨²n. Es el aro por donde Alemania y otros acreedores netos tendr¨¢n que pasar para superar sus reticencias. Pretender una uni¨®n fiscal radical es ut¨®pico y poco pr¨¢ctico. Se podr¨ªa avanzar por el camino de est¨¢ndares de cumplimiento m¨ªnimo y de mayor presupuesto com¨²n. Esa puerta fiscal abrir¨ªa el cerrojo para completar una uni¨®n bancaria, fundamentalmente con un seguro de dep¨®sitos com¨²n.
El problema es que, hoy por hoy, Italia rompe los dos esfuerzos: el de avanzar en materia de credibilidad fiscal y el de hacer razonable mutualizar riesgos en mayor medida. No valen las trampas al solitario en cada Estado miembro. Bruselas y Fr¨¢ncfort retienen el capital pol¨ªtico necesario, pero en ambas plazas se aprecia continuismo en muchos Estados miembros. Observan Gobiernos con cierta inestabilidad que alientan la especulaci¨®n y Roma es la principal hoguera de esas vanidades.
En la gobernanza europea, no hay tanta percepci¨®n de que los planes presupuestarios de Espa?a o Portugal hayan supuesto un cambio cuantitativo radical. Tampoco hay sensaci¨®n de peligro porque el term¨®metro del PIB sigue siendo c¨¢lido. Pero cuando llegue el fr¨ªo monetario ser¨¢ la medida de la credibilidad fiscal la que permita avanzar en la cohesi¨®n fiscal y financiera europea. Al sur de los Alpes no parecen dispuestos a deshacer el conundrum.
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