Innovaci¨®n y poder

De entre las escasas conclusiones que ha dejado el Foro de Davos hay una que merece considerarse con especial cuidado: la innovaci¨®n tecnol¨®gica, prometedora aunque siempre conflictiva, est¨¢ atrapada hoy en una guerra comercial cuyos contendientes principales son EE UU y China. El episodio de la detenci¨®n en Canad¨¢ de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, da una idea exacta de la ferocidad de esa guerra. Estados Unidos acusa a la detenida y a Huawei de robo tecnol¨®gico, fraude bancario y violaci¨®n del r¨¦gimen de sanciones a Irak. Pero es inevitable leer esta detenci¨®n como una estrategia estadounidense para conseguir la hegemon¨ªa en la carrera tecnol¨®gica frente a su principal competidor. Lo que est¨¢ en juego de forma inmediata es el control de las redes 5G, la tela de ara?a de las comunicaciones inal¨¢mbricas que permitir¨¢ interconexiones diez veces m¨¢s r¨¢pidas que las actuales. Los Estados han decidido intervenir con toda la fuerza a su alcance en la carrera por el dominio de la tecnolog¨ªa, cuyo mercado es en teor¨ªa un dominio privado pero que en la pr¨¢ctica, por razones que van desde el espionaje hasta la ¡°colaboraci¨®n con el enemigo¡± (Corea, Ir¨¢n), son cuesti¨®n de Estado.

La pregunta de qu¨¦ fue primero, si la guerra comercial o el enfrentamiento tecnol¨®gico, podr¨ªa tener sentido para los obsesos por el detalle. La guerra comercial es un impulso pol¨ªtico que lleva incorporado Donald Trump en su propia constituci¨®n ideol¨®gica, porque est¨¢ convencido de que China, los pa¨ªses del Pac¨ªfico, Canad¨¢, M¨¦xico, Jap¨®n y Europa abusan de Estados Unidos. Ser¨ªa una ingenuidad suponer que Trump y sus asesores no han ca¨ªdo en la cuenta de que la globalizaci¨®n marca distintas relaciones de intercambio y que en alguna de esas relaciones Estados Unidos sale perdiendo. Demasiado lo saben; pero la administraci¨®n Trump es partidaria de la intimidaci¨®n como t¨¢ctica multiuso. Y esa es la regla de conducta que han aplicado tanto en el caso de los supuestos abusos comerciales de China como en el de Huawei, la competencia tecnol¨®gica y las redes 5G.

Ahora bien con independencia de que la administraci¨®n Trump fuerce la m¨¢quina para conseguir una ventaja decisiva en redes 5G, el hecho es que la t¨¢ctica de intimidaci¨®n y la negativa a reconocer la labor mediadora de las instituciones multilaterales tiene el efecto pr¨¢ctico de romper la cadena de la oferta tecnol¨®gica y quebrar la formaci¨®n de las econom¨ªas de componentes. La econom¨ªa de escala en tecnolog¨ªa est¨¢ retrocediendo de forma acelerada. Lo cual, se mire como se mire, es un freno a los avances esperados para los pr¨®ximos a?os. De nuevo se repite, en el mercado tecnol¨®gico, lo que es v¨¢lido para el comercio en general: el proteccionismo no solo no resuelve el problema de los desequilibrios nacionales de hoy sino que tiende a cerrar el paso a las mejoras futuras de cualquier naturaleza.

La innovaci¨®n tecnol¨®gica est¨¢ sufriendo, como otras actividades financieras o comerciales, los efectos desastrosos de la ausencia o descr¨¦dito de las instituciones multilaterales orientadas a arbitrar en los conflictos econ¨®micos. Porque la guerra comercial entre China y EE UU para ocupar los espacios del negocio tecnol¨®gico es una guerra econ¨®mica, en la que los Estados act¨²an como punta de lanza de intereses entretejidos de car¨¢cter pol¨ªtico, econ¨®mico y militar. Para ser m¨¢s precisos, una guerra fr¨ªa tecnol¨®gica.