El socialismo y la mujer hecha a s¨ª misma
El que la heredera Ivanka Trump de un serm¨®n para rechazar la garant¨ªa de empleo del Estado es el colmo
Si ustedes son como yo, seguramente les vendr¨¢ bien dejar de hablar al menos por un momento de Donald Trump. ?Por qu¨¦ no aprovecharlo para hablar de Ivanka Trump? Ver¨¢n, recientemente dijo algo que habr¨ªa sido extraordinario viniendo de cualquier republicano, pero que fue verdaderamente asombroso al proceder de la ¡°Hija en Jefe¡±.
El tema objeto de debate era la propuesta, incluida en el Green New Deal [Nuevo Tratado Verde], de que el Estado ofrezca una garant¨ªa de empleo. La hija de Trump descart¨® la idea, afirmando que los estadounidenses ¡°quieren trabajar por lo que reciben¡±, que quieren vivir en un pa¨ªs ¡°en el que existe una posibilidad de ascenso social¡±.
Vale, esto denota una enorme falta de conciencia de uno mismo: el que una heredera cuya estrategia empresarial se basa en comerciar con el nombre de su padre te suelte un serm¨®n sobre la importancia de depender de uno mismo es el colmo. Pero dejemos a un lado lo personal. Sabemos mucho de ascenso social en diferentes pa¨ªses, y los datos no son lo que los republicanos quieren o¨ªr.
La observaci¨®n principal, basada en un corpus creciente de investigaci¨®n, es que en lo que a ascenso social se refiere, Estados Unidos es verdaderamente excepcional, es decir, presenta unos resultados excepcionalmente malos. Los estadounidenses cuyos progenitores obtienen rentas bajas tienen m¨¢s probabilidades de tener tambi¨¦n rentas bajas y menos de ascender a la clase media o alta que sus hom¨®logos de otros pa¨ªses avanzados. Y los que nacen ricos tienen, correspondientemente, m¨¢s probabilidades de conservar su condici¨®n.
Ahora bien, no es as¨ª como nos gusta vernos. De hecho, existe una curiosa desconexi¨®n entre realidad y percepci¨®n: los estadounidenses tienen muchas m¨¢s probabilidades que los europeos de imaginar que su sociedad est¨¢ caracterizada por una elevada movilidad social, cuando la realidad es que tenemos mucha menos que ellos.
Buena parte de esto parece reflejar una desinformaci¨®n sistem¨¢tica. En algunos lugares, los miembros hereditarios de la ¨¦lite se jactan de su linaje, pero en EE UU pretenden haber salido adelante por su cuenta. Por ejemplo, muchos estadounidenses creen, al parecer, que Donald Trump es un hombre hecho a s¨ª mismo.
En cualquier caso, la movilidad social excepcionalmente baja de EE UU es distinta de su desigualdad de renta excepcionalmente elevada, aunque seguramente est¨¦n relacionadas. En los pa¨ªses avanzados existe una fuerte correlaci¨®n negativa entre desigualdad y movilidad a la que en ocasiones se hace referencia como la ¡°curva del Gran Gatsby¡±. Tiene sentido. Despu¨¦s de todo, las enormes disparidades de renta de los progenitores tienden a traducirse en grandes disparidades en las oportunidades de los hijos.
Y por cierto, la gente parece entender este argumento. Muchos estadounidenses no son conscientes de lo desigual que es realmente nuestra sociedad; cuando se les proporcionan datos sobre la desigualdad de la renta, se vuelve m¨¢s probable que piensen que proceder de una familia acaudalada influye mucho en el ¨¦xito personal.
Pero volviendo al ¡°potencial de movilidad ascendente¡±: ?d¨®nde tienen m¨¢s posibilidades de salir adelante las personas de procedencia pobre o modesta? La respuesta es que Escandinavia lidera la lista, aunque a Canad¨¢ tambi¨¦n le va bien. La cuesti¨®n es que los pa¨ªses n¨®rdicos no solo tienen baja desigualdad, sino que tambi¨¦n administraciones p¨²blicas mucho m¨¢s grandes, y colchones de seguridad social mucho m¨¢s amplios que nosotros. En otras palabras, tienen lo que los republicanos tachan de ¡°socialista¡± (no lo es, pero da igual).
Y la asociaci¨®n entre ¡°socialismo¡± y movilidad social no es accidental. Por el contrario, es exactamente lo que cabr¨ªa esperar. Para entenderlo, situ¨¦moslo en un contexto estadounidense, y pregunt¨¦monos qu¨¦ le ocurrir¨ªa a la movilidad social si la derecha republicana o los dem¨®cratas progresistas consiguieran llevar plenamente a la pr¨¢ctica sus programas pol¨ªticos.
Si los tipos del Tea Party se salieran con la suya, ver¨ªamos recortes dr¨¢sticos de la asistencia sanitaria a personas sin recursos (Medicaid), de los cupones para alimentos y de otros programas que ayudan a los estadounidenses de pocos ingresos, lo que en muchos casos dejar¨ªa a los ni?os de familias de rentas bajas con una sanidad y una nutrici¨®n inadecuadas. Tambi¨¦n ver¨ªamos recortes en la financiaci¨®n de la educaci¨®n p¨²blica. Y en el otro extremo de la escala, ver¨ªamos rebajas tributarias que aumentar¨ªan las rentas de los ricos, y la eliminaci¨®n del impuesto de sucesiones, lo que les permitir¨ªa legar todo ese dinero a sus herederos.
En cambio, los dem¨®cratas progresistas piden una atenci¨®n sanitaria universal, un aumento de las ayudas a los pobres y programas que ofrezcan matr¨ªculas universitarias gratuitas o al menos subvencionadas. Piden ayudas para que los progenitores con rentas medias y bajas puedan acceder a guarder¨ªas de calidad para sus hijos. Y proponen pagar estas prestaciones aumentando los impuestos a las rentas altas y a las grandes fortunas. De modo que, ?cu¨¢l de estos programas tender¨ªa a afianzar nuestro sistema de clases, haciendo que a los hijos de los ricos les resulte f¨¢cil seguir siendo ricos y a los hijos de los pobres les resulte dif¨ªcil salir de la pobreza? ?Cu¨¢l nos acercar¨ªa m¨¢s al sue?o americano y crear¨ªa una sociedad en la que los j¨®venes ambiciosos dispuestos a trabajar duro tendr¨ªan la oportunidad de superar sus or¨ªgenes?
Miren, Ivanka Trump seguramente tiene raz¨®n cuando afirma que la mayor¨ªa queremos un pa¨ªs donde haya posibilidades de ascender socialmente. Pero lo que necesitamos para asegurarnos de que somos ese tipo de pa¨ªs ¨Clas pol¨ªticas asociadas con niveles elevados de ascenso social en todo el mundo¨C es exactamente lo que los republicanos tachan de socialismo.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2019.
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.