La era de la pol¨ªtica fiscal
Con los tipos por debajo de la tasa de crecimiento, las medidas fiscales deben ayudar a la gesti¨®n del ciclo econ¨®mico
A finales de los a?os 1990 ¡ªyo por aquel entonces era un joven economista en el Fondo Monetario Internacional (FMI)¡ª, uno de los jefes de departamento nos dijo, durante una reuni¨®n de preparaci¨®n de la consulta anual a uno de los pa¨ªses miembros: ¡°En toda mi carrera en el FMI, nunca he recomendado una pol¨ªtica fiscal m¨¢s expansiva que la que propone el pa¨ªs, siempre lo contrario¡±. No hab¨ªa duda. El consenso entre la profesi¨®n econ¨®mica estaba claro: la pol¨ªtica monetaria se ocupaba de la gesti¨®n c¨ªclica de la econom¨ªa, la pol¨ªtica fiscal ten¨ªa como ¨²nico objetivo reducir a toda costa el d¨¦ficit y la deuda, cuanto m¨¢s r¨¢pido mejor. Las virtudes expansivas de los ajustes fiscales se alababan, acentuando su posible impacto positivo sobre la confianza del sector privado.
Era otro mundo. Se disfrutaba de la bonanza generada por la desinflaci¨®n de los a?os 1990, la consiguiente ca¨ªda de los tipos de inter¨¦s, y la aceleraci¨®n de la productividad inducida por la revoluci¨®n tecnol¨®gica, la apertura al comercio internacional de China, y la estabilizaci¨®n de las econom¨ªas emergentes. Hab¨ªa crecimiento abundante y m¨¢s que suficiente para acomodar el ajuste fiscal. Los empleos eran estables, los salarios crec¨ªan de manera r¨¢pida y la desigualdad no se estudiaba en las clases de macroeconom¨ªa.
Veinte a?os despu¨¦s, el mundo es muy distinto. Hoy los tipos de inter¨¦s son muy bajos ¡ªm¨¢s de un 15% de los bonos mundiales cotizan a tipos negativos¡ª. En la eurozona, la inflaci¨®n subyacente es excesivamente baja ¡ªla media de los ¨²ltimos 10 a?os es el 1%, muy por debajo del objetivo del BCE¡ª, el crecimiento es insuficiente, la desigualdad ha aumentado, el ahorro y la aversi¨®n al riesgo son excesivos, y el margen de actuaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria es m¨ªnimo.
El riesgo hoy y en los pr¨®ximos a?os en la eurozona no es que suban los tipos de inter¨¦s, sino que el crecimiento languidezca a¨²n m¨¢s. Es la era de una pol¨ªtica fiscal activa que combine el est¨ªmulo de la demanda y del crecimiento potencial, la reducci¨®n de la desigualdad y la disciplina fiscal a medio plazo. Con los tipos de inter¨¦s por debajo de la tasa de crecimiento de la econom¨ªa, el objetivo de la pol¨ªtica fiscal ya no debe ser reducir el d¨¦ficit y la deuda a toda costa, sino contribuir a la gesti¨®n del ciclo econ¨®mico. A algunos todav¨ªa les suena a herej¨ªa, pero, poco a poco, el consenso entre los economistas est¨¢ cambiando.
Esto no implica despilfarrar, ni abandonar las reformas necesarias, ni abanderar la llamada teor¨ªa monetaria moderna. Que quede claro. Implica entender que, cuando los tipos de inter¨¦s son muy bajos, una pol¨ªtica fiscal responsable debe compaginar las auditor¨ªas del gasto con aumentos de la inversi¨®n p¨²blica para mejorar la sostenibilidad de largo plazo, tanto econ¨®mica como ecol¨®gica. Implica admitir que pol¨ªticas fiscales inteligentes orientadas a la reducci¨®n de la desigualdad son un uso eficaz de los recursos p¨²blicos. Implica reconocer que los ajustes fiscales, cuando la inflaci¨®n es excesivamente baja y los tipos de inter¨¦s son cero, pueden ser contraproducentes. En esos casos, la pol¨ªtica fiscal debe ayudar a la pol¨ªtica monetaria. Es una cuesti¨®n de simetr¨ªa. Nadie se opondr¨ªa a que la pol¨ªtica monetaria y la fiscal se coordinaran para reducir la inflaci¨®n. Lo mismo debe suceder para aumentarla.
El pavoroso recuerdo de la crisis no debe impedir la adopci¨®n de pol¨ªticas fiscales expansivas. La crisis de la eurozona se debi¨®, sobre todo, a fallas en su estructura econ¨®mica. La elevada prima de riesgo reflejaba la amenaza de una reestructuraci¨®n forzosa de la deuda p¨²blica como condici¨®n para un rescate, como hab¨ªa sido el caso en Grecia. Tambi¨¦n reflejaba el riesgo de salida del euro, como lo refleja hoy en Italia. Lecciones aprendidas, que esperemos perduren.
A la deuda p¨²blica hay que tenerle respeto, pero no miedo. La eurozona necesita un programa amplio, ambicioso y plurianual de inversiones p¨²blicas para hacer frente a la desigualdad, al desaf¨ªo tecnol¨®gico y al cambio clim¨¢tico, y ¡ª?siendo algo que beneficiar¨¢ a todos los europeos¡ª financiado con eurobonos avalados por impuestos transferidos. Esto estimular¨ªa el crecimiento y la inflaci¨®n, aumentar¨ªa el tipo de inter¨¦s de equilibrio y facilitar¨ªa la labor del BCE, y permitir¨ªa a los pa¨ªses de la eurozona tener m¨¢s espacio para la estabilizaci¨®n c¨ªclica y la gesti¨®n de la pr¨®xima recesi¨®n.
Es la paradoja del riesgo. En estas circunstancias, la inacci¨®n no es prudente, sino peligrosa. Seamos valientes e invirtamos en un futuro m¨¢s brillante.
En Twitter: @angelubide
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