Bancarizaci¨®n comparada en Europa y Estados Unidos
Cabe poner en duda la creencia convencional de que la econom¨ªa estadounidense est¨¢ mucho menos bancarizada que la europea, creencia que solo se mantiene en relaci¨®n con los activos bancarios.
En la literatura sobre sistemas financieros comparados, es habitual catalogar a la econom¨ªa estadounidense con una mayor orientaci¨®n al mercado (market oriented) y muy poco bancarizada, mientras que, en el caso europeo, la imagen se caracteriza por un mayor peso del sector bancario (banking oriented), y escaso peso de los mercados de valores como canalizador de la financiaci¨®n productiva.
De esa catalogaci¨®n relativa, no hay nada que objetar en cuanto a la importancia de los mercados de valores, mucho m¨¢s profundos, l¨ªquidos, e integrados, en EE. UU. que en la Euro¨¢rea (EA). Pero probablemente cabe matizar la conclusi¨®n de que EE. UU. est¨¢ mucho menos bancarizado que la EA, en funci¨®n de qu¨¦ par¨¢metros se utilicen para medir el grado de "bancarizaci¨®n".
Normalmente, esta se asimila al peso de los activos bancarios sobre el PIB, en cuyo caso es obvio que la bancarizaci¨®n en EE. UU. es menos de la mitad que en EA, como ilustra la tabla adjunta, que recoge los principales par¨¢metros agregados de ambos sistemas bancarios, correspondientes a 2018: en el caso de EE. UU., agregados por el FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation), y en la EA el agregado total del BCE/SSM (Mecanismo Unico de Supervisi¨®n), incluyendo tanto las entidades significativas sometidas a supervisi¨®n directa (118) como las menos significativas (unas 2.000) supervisadas de forma indirecta por las autoridades competentes nacionales.
Con un PIB que es una vez y media el de la EA, EE. UU. tiene unos activos bancarios claramente inferiores, de donde se deriva una gran diferencia en la ratio de activos bancarios sobre PIB: 95% en el caso estadounidense frente a 220% en la EA, siendo este el argumento que recurrentemente se utiliza para concluir la reducida bancarizaci¨®n en EE. UU. frente a la EA.
Pero esa conclusi¨®n descansa en un par¨¢metro, cual es el de activos, que pierde gran significaci¨®n en el caso estadounidense, donde el mercado hipotecario descansa en un sistema de titulizaci¨®n con garant¨ªa p¨²blica (las agencias p¨²blicas conocidas popularmente como "Fannie Mae"y "Freddie Mac"), que elimina de los balances bancarios un elevado porcentaje de los pr¨¦stamos hipotecarios concedidos. Esos pr¨¦stamos transferidos no solo reducen el balance de los bancos, sino tambi¨¦n el riesgo de cr¨¦dito (¨ªntegramente absorbido por Fannie Mae), y por tanto la ponderaci¨®n de activos a efectos de requerimientos de recursos propios, lo que eleva considerablemente la solvencia de la banca estadounidense.
Desde esa consideraci¨®n, parece claro que el grado de bancarizaci¨®n en Estados Unidos no debe medirse exclusivamente por magnitudes de balance, como activos o recursos propios, y probablemente son m¨¢s apropiados los indicadores de actividad, coste y rentabilidad.
En t¨¦rminos del negocio bancario m¨¢s tradicional, el m¨¢s puro indicador de actividad es el margen de intermediaci¨®n, o diferencia entre los ingresos obtenidos de los pr¨¦stamos y el coste de los dep¨®sitos, en un contexto de equilibrio de liquidez, como es el caso actualmente tanto en Estados Unidos como en la EA.
Pues bien, el sistema bancario estadounidense gener¨® en 2018 un margen de intermediaci¨®n que super¨® al de la EA en un factor de 1,58 veces. Si ese margen se expresa como porcentaje del PIB, resulta ligeramente superior en Estados Unidos (2,9%) que en la EA (2,7%), lo que podr¨ªa interpretarse como que la intermediaci¨®n bancaria supone un mayor coste de transacci¨®n en la econom¨ªa estadounidense que en la europea (EA).
Esa ventaja en margen de la banca estadounidense (con un balance mucho menor) incluso se amplifica en la l¨ªnea final de la cuenta de resultados, como es el beneficio neto, par¨¢metro en el que la banca estadounidense supera a la europea en un factor de 1,8 veces.
Y finalmente, a juzgar por las valoraciones burs¨¢tiles de los bancos en Estados Unidos y EA, parece claro que el mercado anticipa que esa ventaja en rentabilidad se va a mantener en el tiempo. Para ello, hemos realizado un ejercicio de aproximaci¨®n a la valoraci¨®n del conjunto del sistema bancario en ambas zonas mediante extrapolaci¨®n de los bancos cotizados a la totalidad del sistema. Para tener una idea del grado de aproximaci¨®n que dicha extrapolaci¨®n puede incorporar, baste se?alar que en la EA la banca cotizada representa el 60% de los activos del sistema, porcentaje que se eleva al 82% en Estados Unidos.
Esa mayor presencia relativa de banca cotizada en EE. UU. que en EA puede sesgar algo las comparativas, pero entendemos que no modifica sustancialmente las conclusiones, y estas son que, medido en t¨¦rminos relativos al PIB, el sistema bancario estadounidense es valorado por el mercado en casi el doble que en el caso de la EA.
De todo lo anterior cabe poner en duda la creencia convencional de que la econom¨ªa estadounidense est¨¢ mucho menos bancarizada que la europea, creencia que solo se mantiene en relaci¨®n con los activos bancarios, pero no en margen de intermediaci¨®n, beneficios generados, o valor de mercado de los bancos.
Un ¨²ltimo apunte en ese cuestionamiento de la "no bancarizaci¨®n" estadounidense vendr¨ªa de comparar el n¨²mero de bancos en dicho pa¨ªs frente a la EA, cuyo sistema bancario era recientemente catalogado por Draghi como superpoblado ("overcrowded"). Baste constatar, en este sentido, que el n¨²mero de bancos adscritos al sistema estadounidense de garant¨ªa de dep¨®sitos (FDIC) m¨¢s que duplica al n¨²mero de bancos que el Mecanismo Unico de Supervisi¨®n (BCE/SSM) tiene bajo su radar, en su doble enfoque de supervisi¨®n directa (entidades significativas) e indirecta (entidades menos significativas).
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