Repartir los organismos y el empleo del Estado
La distribuci¨®n territorial de los entes p¨²blicos es parte necesaria para lograr una prosperidad inclusiva
El capitalismo y la democracia necesitan una cura de populismo. No se asusten. Quienes defienden este remedio son economistas de prestigio, nada sospechosos de veleidades nacionalistas o izquierdistas. El populismo del que hablan es econ¨®mico. Consideran que el populismo pol¨ªtico es malo para la econom¨ªa de mercado y para la democracia, pero defienden una pol¨ªtica econ¨®mica populista, dirigida a generar una prosperidad inclusiva. En esta defensa del populismo econ¨®mico coinciden tanto economistas liberales como socialdem¨®cratas.
Por un lado, reclaman pol¨ªticas antimonopolio y de competencia que pongan los mercados al servicio de la sociedad y no al rev¨¦s, como ha ocurrido en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Por otro, pol¨ªticas dirigidas a repartir mejor la riqueza creada por las empresas, como los salarios m¨ªnimos. Por cierto, quiero elogiar la valent¨ªa y la honestidad intelectual de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) espa?ola y de su presidente, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, al reconocer que el aumento del salario m¨ªnimo del Gobierno de Pedro S¨¢nchez no ha tenido efectos negativos sobre el empleo, rectificando su primera estimaci¨®n.
Otra propuesta de este nuevo populismo econ¨®mico es recuperar el dinamismo y la prosperidad de las comunidades territoriales: peque?as y medianas ciudades y mundo rural. Estas comunidades quedaron devastadas por la desindustrializaci¨®n, la globalizaci¨®n, las pol¨ªticas europeas y el abandono de los Gobiernos en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Lo ¨²nico que se les dijo es que se buscasen la vida en otros lugares, o que se resignasen al olvido. El Brexit, la elecci¨®n de Trump, los chalecos amarillos son la reac?ci¨®n de estas comunidades a este olvido.
Estos economistas est¨¢n redescubriendo la importancia de la prosperidad de las comunidades territoriales. Larry Summer, de la Universidad de Harvard y exsecretario del Tesoro con la Administraci¨®n de Clinton, ha entonado un mea culpa y ha se?alado que el deterioro de la prosperidad y de los estilos de vida de las comunidades locales fue esencial en el triunfo de Trump. Por su parte, Raghuran Rajan, de la Universidad de Chicago y exgobernador del Banco Central de la India, acaba de publicar un libro en el que sostiene que las comunidades locales son ¡°el tercer pilar de la prosperidad¡± y defiende la implicaci¨®n del Gobierno federal en el resurgir de estas comunidades territoriales. No son los ¨²nicos en esta defensa.
En Espa?a tenemos tambi¨¦n comunidades territoriales, tanto urbanas como rurales, devastadas por la desindustrializaci¨®n y el olvido pol¨ªtico que necesitan una pol¨ªtica econ¨®mica populista. Una forma de implicaci¨®n del Gobierno central que puede ser muy eficaz ser¨ªa repartir por todo el territorio nacional algunos organismos reguladores y departamentos de la Administraci¨®n. Estos organismos estatales desarrollan funciones fundamentales relacionadas con la regulaci¨®n, la innovaci¨®n y el crecimiento.
Esas funciones estatales son desarrolladas por funcionarios y empleados p¨²blicos de alta cualificaci¨®n. Esos puestos estatales son un recurso econ¨®mico p¨²blico que todos los espa?oles merecen disfrutar, no s¨®lo los que viven en la capital. Existe un informe oficial no publicado que muestra que la mayor¨ªa de altos funcionarios p¨²blicos y de las agencias reguladoras proceden de la Comunidad de Madrid y alrededores.
Este objetivo ha llevado a Gobiernos de pa¨ªses desarrollados ¡ªque destacan por la calidad de sus pol¨ªticas y su crecimiento inclusivo¡ª a repartir por toda su geograf¨ªa nacional esos organismos. Lo hacen en Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Corea del Sur, EE UU o Reino Unido. Una de las propuestas electorales m¨¢s importantes de L¨®pez Obrador en M¨¦xico ha sido sacar fuera de la capital algunos ministerios.
Estos organismos estatales tienen un efecto multiplicador con la creaci¨®n de empleo privado de calidad. Estudios para el Reino Unido y Alemania se?alan que por cada 100 puestos de trabajo estatales se crean 55 puestos de trabajo privado directo de calidad y salarios elevados (consultor¨ªa, asesor¨ªa, ingenier¨ªa). El resultado es la creaci¨®n de hubs (polos) econ¨®micos y tecnol¨®gicos territoriales en cooperaci¨®n con universidades y el mundo empresarial local.
Hay otros argumentos favorables. Uno es que reducen el coste de estos organismos para el Estado. Otro es la mejora de la calidad de las pol¨ªticas regulatorias, al alejarlas del lobby de los negocios de la capital. Y un tercero, fundamental, es que hacen del Estado una instituci¨®n m¨¢s inclusiva y mejor vista por los ciudadanos de todos los territorios.
Espa?a tiene un grave problema de cohe?si¨®n. El reparto territorial de los organismos y del empleo estatales es parte de la necesaria cura para lograr una prosperidad inclusiva y un Estado m¨¢s cohesionado.
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