Paradojas econ¨®micas
Espa?a necesita ¡®rescatar¡¯ la pol¨ªtica presupuestaria. Pero eso exige reformas dif¨ªciles de abordar con este marco pol¨ªtico
Todos los datos e informaciones disponibles parecen apuntar hacia la continuidad de la actual desaceleraci¨®n de la econom¨ªa mundial, con un claro riesgo de que esa desaceleraci¨®n termine mutando en una nueva recesi¨®n, de la que se predice ¡ªcon escasa convicci¨®n¡ª que no ser¨¢ tan intensa y duradera como la que asol¨® la econom¨ªa internacional entre la segunda mitad de 2008 y 2014.
Lo peculiar de este nuevo proceso de deterioro econ¨®mico en lo que a Europa se refiere es que los pa¨ªses m¨¢s afectados son precisamente aquellos que han seguido con m¨¢s precisi¨®n los criterios y la ¡°filosof¨ªa¡± econ¨®mica que orientan desde su construcci¨®n a la Uni¨®n Monetaria Europea. La idea central es lograr un crecimiento moderado, en un marco de estabilidad, impulsado por una exportaci¨®n consistente y elevar el potencial productivo a medio y largo plazo mediante el impulso de la productividad.
Cuando analizamos los datos de los pa¨ªses se observa que, parad¨®jicamente, los que han tenido un comportamiento m¨¢s cercano a ese paradigma de la Uni¨®n Europea son los que presentan unos resultados m¨¢s negativos. El caso m¨¢s significativo es Alemania?que, pese a tener una elevada proporci¨®n de sus exportaciones con relaci¨®n al PIB (en torno al 40%) y una elevada productividad media del trabajo (75.500 euros por empleado), ha registrado una evoluci¨®n negativa en el segundo trimestre de 2019 y, seg¨²n todos los indicios, caer¨¢ en recesi¨®n t¨¦cnica en el tercer trimestre del a?o. Por otra parte, un crecimiento en declive del PIB repercute negativamente en el empleo y finalmente en el consumo de los hogares y en la inversi¨®n empresarial, creando as¨ª un c¨ªrculo vicioso que exige la adopci¨®n de medidas correctoras si no se quiere generar un severo retroceso en la actividad econ¨®mica.
Aunque algunos analistas e instituciones internacionales han lanzado la idea de que la econom¨ªa mundial ven¨ªa ya acusando una suave tendencia hacia la p¨¦rdida de dinamismo de las variables macroecon¨®micas fundamentales, especialmente los componentes de la demanda agregada, lo cierto es que los determinantes m¨¢s sobresalientes de la actual situaci¨®n son los vinculados a factores internacionales, tales como el renacimiento del proteccionismo que est¨¢ enturbiando las relaciones entre China y Estados Unidos y el riesgo, a¨²n latente, de una conclusi¨®n poco satisfactoria del Brexit. Hay, por supuesto, otros factores como la inestabilidad pol¨ªtica en Italia (y cada vez m¨¢s turbia en Espa?a) o las consecuencias de la indecisi¨®n sobre las normas que deben regir la producci¨®n de autom¨®viles desde el punto de vista de la conservaci¨®n del medio ambiente.
En los pa¨ªses centrales de la Uni¨®n Europea, prescindiendo de Holanda, donde el comercio exterior tiene factores que lo diferencian del resto de los socios comunitarios (fuerte peso de las exportaciones agrarias y elevado tr¨¢fico de perfeccionamiento de las importaciones), la regla que parece cumplirse es que el crecimiento del PIB en 2018 en Francia (1,6% ) y a¨²n m¨¢s en Espa?a (2,6% o 2,4%, seg¨²n la reciente revisi¨®n del INE) registra las tasas m¨¢s elevadas. Por el contrario, Alemania (1,4%) y B¨¦lgica (1,4%) tuvieron una evoluci¨®n m¨¢s atenuada. Es decir, el orden inverso al peso de las exportaciones de bienes en el PIB (Francia 22%, Espa?a 23,7%, Alemania 38,5%, B¨¦lgica 63,7%).
El caso de Espa?a es singular. Nuestras exportaciones de bienes apenas representan un 24% del PIB (cuando la media de la UEM est¨¢ en el 35%). Su nivel es de los m¨¢s bajos de los pa¨ªses de la Uni¨®n y, adem¨¢s, buena parte del contenido de las exportaciones es material importado. La elasticidad de las exportaciones de bienes respecto a las importaciones es muy elevada, lo que, dicho sea de paso, refleja una baja capacidad de sustituir importaciones y, en definitiva, una actividad industrial deficiente.
Por otra parte, la demanda interna parece tener crecimientos m¨¢s elevados en Espa?a que en el resto de Europa. Tanto el consumo de los hogares como la inversi¨®n productiva crecen m¨¢s en Espa?a que en el resto de la Uni¨®n. Probablemente la causa fundamental de este hecho es la fuerte expansi¨®n del empleo que, en Espa?a, genera el crecimiento de la producci¨®n. Las tasas de crecimiento del PIB y del empleo son pr¨¢cticamente coincidentes. Lo cual, en definitiva, quiere decir que ese aumento del empleo es para tareas poco productivas. Es decir, la demanda interna en Espa?a est¨¢ sostenida por el aumento de un empleo de baja productividad. La productividad media por trabajador en Espa?a es 60.600 euros y la de la UEM se sit¨²a en 75.500 euros.
Por tanto, que la econom¨ªa espa?ola vaya en estos momentos algo mejor que el conjunto de la Uni¨®n Monetaria es consecuencia de la ausencia de una pol¨ªtica recomendable de crecimiento de la productividad y de la existencia de un grado de apertura de nuestra econom¨ªa a¨²n comparativamente bajo pese al avance de los ¨²ltimos a?os. El debate actual est¨¢ centrado, como es l¨®gico, en el an¨¢lisis de las opciones de pol¨ªtica econ¨®mica que puedan contribuir a reducir los efectos negativos de la actual desaceleraci¨®n y a evitar, si es posible, una entrada en recesi¨®n cuya dureza ya tuvimos la desgracia de padecer.
El Banco Central Europeo y tambi¨¦n la Reserva Federal estadounidense han decidido retomar las medidas de una pol¨ªtica monetaria laxa. Un marco de financiaci¨®n f¨¢cil es siempre conveniente en situaciones como la actual, pero parece que las autoridades monetarias europeas, los organismos internacionales y la mayor¨ªa de los expertos ya han llegado a la convicci¨®n de que la aton¨ªa econ¨®mica no es por falta de financiaci¨®n de las empresas y familias, sino m¨¢s bien por carencia de demanda real de bienes y servicios. Las familias y empresas tienen a su disposici¨®n una financiaci¨®n favorable para sus proyectos, pero no se deciden a gastar a pesar de que su endeudamiento ya no es tan elevado como al final de la crisis. Por el contrario, el sector p¨²blico tiene una permanente adicci¨®n a gastar, pero tiene una financiaci¨®n m¨¢s escasa y complicada, no s¨®lo desde una ¨®ptica econ¨®mica. Pol¨ªticamente, el aumento de actividad p¨²blica se ve, en ciertos ambientes, con mucha desconfianza.
Ahora el problema es que, en Espa?a y en muchos pa¨ªses de nuestro entorno, la situaci¨®n del sector p¨²blico es precaria. Un d¨¦ficit estructural abultado y una deuda p¨²blica elevada en relaci¨®n al PIB no es el mejor ambiente para practicar una pol¨ªtica presupuestaria expansiva. Personalmente y con respecto a Espa?a, vengo insistiendo en que la prioridad de la pol¨ªtica econ¨®mica es rescatar la pol¨ªtica presupuestaria. Pero eso requiere reformas de estructura dif¨ªciles de abordar siempre y, a¨²n m¨¢s, en un marco pol¨ªtico d¨¦bil e inestable.
Estoy convencido de que en un periodo no muy largo (dos o tres a?os) la econom¨ªa internacional retornar¨¢ a una situaci¨®n m¨¢s favorable y no oculto que esa convicci¨®n deriva precisamente del hecho de que Alemania sea uno de los pa¨ªses m¨¢s afectados, y conf¨ªo en que encuentren una v¨ªa de salida que probablemente combine varios aspectos de las actuales deficiencias. Esto es, que Estados Unidos y China lleguen a un acuerdo que reduzca los efectos del proteccionismo actual. Que las crisis pol¨ªticas de Italia y Espa?a encuentren v¨ªas de equilibrio. Que los pa¨ªses con cuentas p¨²blicas saneadas se decidan a una utilizaci¨®n m¨¢s intensa de las pol¨ªticas presupuestarias para compensar la aton¨ªa de la demanda privada.
Pero no debe sorprender, cuando esto se produzca, que la situaci¨®n espa?ola reaccione con m¨¢s retraso a estas mejoras por las mismas razones que ahora avanza con mayor lentitud en la intensidad de la desaceleraci¨®n.
Victorio Valle es catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica.
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