El alcohol y la salud
Los productores creen que para afrontar la ca¨ªda de sus beneficios, los consumidores tendr¨ªan que pagar el doble
Entre las substancias con las que la gente se suele intoxicar, el alcohol es la menos restringida y, sin embargo, es la que causa m¨¢s da?o. Muchas drogas ilegales son muy peligrosas para aquellos que las usan, pero son dif¨ªciles y muy caras de obtener, lo que limita su impacto sobre las personas. Por el contrario, el alcohol es omnipresente, con lo que una parte muy importante de la poblaci¨®n sufre los efectos de su abuso. En 2010, un grupo de expertos en drogas del Reino Unido analiz¨® el impacto sobre la salud que causaban 20 drogas que intoxicaban a la poblaci¨®n y termin¨® encontrando que el alcohol era el m¨¢s perjudicial para la salud por el da?o indirecto que hace a los no consumidores, como son las numerosas v¨ªctimas que producen los que conducen borrachos.
Ning¨²n pa¨ªs occidental ha prohibido el alcohol desde que Estados Unidos termin¨® con su Ley Seca en 1933, hace ya 86 a?os. La bebida es muy popular y f¨¢cil de producir y, si se proh¨ªbe, hace que los criminales se enriquezcan m¨¢s y que luchen entre ellos para dominar su consumo.
En estos ¨²ltimos a?os se han empezado a legalizar otras drogas. Por el contrario, para poder restringir el abuso del alcohol, los Gobiernos han tratado de disuadir a la gente poniendo mayores impuestos a la bebida y han realizado campa?as para convencer de sus efectos negativos, imponiendo l¨ªmites a d¨®nde, cu¨¢ndo y a qu¨¦ consumidores se puede vender y a qui¨¦nes no.
En Espa?a, son los j¨®venes de ambos sexos los que beben en mayor medida sobre el resto de la poblaci¨®n a trav¨¦s del llamado "botell¨®n", que hacen muchos fines de semana al aire libre en los parques de las ciudades o en las playas, lo que produce un da?o para sus estudios y su salud y, sobre todo, para sus familias. En el Reino Unido, m¨¢s de 100 productores de alcoholes, as¨ª como los vendedores al por menor, han firmado un pacto para reducir su efectos nocivos y han prometido que van a ayudar a que se beba dentro de unos l¨ªmites, fundamentalmente poniendo anuncios y promoviendo la moderaci¨®n. Sin embargo, si dichas campa?as fueran efectivas y eficaces podr¨ªan llegar a arruinarles.
El Instituto de Estudios del Alcohol (IAS) y la Universidad de Sheffield han mostrado que dos quintos del alcohol consumido en el Reino Unido supera el exceso m¨¢ximo recomendado semanalmente, lo que representa un vaso de vino al d¨ªa. Asimismo, los mismos ejecutivos de la industria de la bebida han dicho que "hay que beber menos y beber mejor". Los productores de los alcoholes estiman que los bebedores necesitan pagar entre un 22% y un 98% m¨¢s por cada bebida para poder hacer frente a la ca¨ªda del beneficio que dicho descenso les causar¨ªa.
En 2018, en EE UU, el National Institute of Health (NIH) paraliz¨® un estudio de 100 millones de d¨®lares, que estaba parcialmente financiado por los productores de alcoholes, para moderar el exceso de bebida. Fue porque su dise?o estaba sesgado para favorecer a sus propios productos alcoh¨®licos. Este mismo a?o la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y la autoridad p¨²blica brit¨¢nica han prohibido a sus empleados trabajar con los productores de alcohol. Sin embargo, estos est¨¢n ya preparados para poder rechazar a sus reguladores y sus supervisores.
En 1999, las empresas productoras de alcohol invirtieron m¨¢s de la mitad de lo que los productores de tabaco hab¨ªan invertido y, hoy, en 2019, gastan ya un 31% m¨¢s, lo que es una tendencia muy peligrosa.Asimismo, como el alcohol es omnipresente, tiende a causar m¨¢s da?os del que causan las drogas ilegales, que son mucho m¨¢s caras y dif¨ªciles de obtener. Las cifras que he utilizado como fuentes son: Drug harms in the UK: multicriteria decision analysis (David Nutt y otros). The Lancet: How dependent is the alcohol industry on heavy drinking in England? y A. Bachatarya et al. Addiction. Centre for Responsible Politics. National Health System (NHS).
Asimismo, seg¨²n el informe Britain, Selected Drugs: 2010, que incluye alcohol, hero¨ªna, cannabis, ¨¦xtasis y tabaco, distingue entre el da?o para los que beben, como para los que no beben, midiendo sus efectos en tantos por ciento. Sus resultados son: sobre un m¨¢ximo de 100, el alcohol afecta a su dependencia en un 10%, perjudica gravemente a su salud f¨ªsica y mental, en un 15%, y a su muerte, en un 18%. Y termina acabando con la p¨¦rdida de las pertenencias del 27% de los consumidores, la p¨¦rdida de las relaciones del 29%, de productividad del 40%; en crimen y da?os para el 54% y en la ruptura familiar, en un 68% de los casos. Muestra, asimismo, que la hero¨ªna afecta en un 33% a sus consumidores en todos los renglones anteriores, alcanzando hasta a un 53% del total sus usuarios.
El tabaco tiene menores efectos, ya que alcanza al 18% de los que fuman, pero puede llegar a producir la p¨¦rdida de sus pertenencias, de sus relaciones e incluso hasta su muerte por las afecciones pulmonares graves que produce. El cannabis alcanza s¨®lo a la dependencia y a la salud f¨ªsica y mental, pero en menor proporci¨®n a la muerte y el ¨¦xtasis solo afecta a la dependencia y la salud mental y f¨ªsica.
El 25% de los brit¨¢nicos suele beber cantidades que llegan a producir problemas serios para su salud, llegando a representar un 68% de los ingresos de los productores de alcohol y, adem¨¢s, beben, en conjunto, un 78% de todo el alcohol consumido en el Reino Unido.
Por otro lado, los aumentos de precios necesarios para poder compensar las p¨¦rdidas de los productores alcanzan el 75% en el caso de la cerveza, el 79% en el vino y el 85% en los alcoholes. En EE UU, en 2018, los productores han gastado en lobbies 30 millones de d¨®lares y los de la industria del tabaco, otros 23 millones.
Un estudio de Baranger y otros (2018) redactado por 13 expertos de seis universidades de EE UU, utilizando datos familiares y longitudinales de tres muestras independientes, estima que el consumo de alcohol alcanza el 5% de todas las enfermedades globales, desde los adolescentes hasta edades entre 11 y 37 a?os. Adem¨¢s, ha identificado que el alcohol reduce los vol¨²menes de la materia gris del l¨®bulo frontal del cerebro que tiene un impacto gen¨¦tico. El volumen del l¨®bulo frontal, que es el centro de las emociones, de los planes y de los comportamientos, est¨¢ muy ligado al consumo de alcohol y el efecto se hace todav¨ªa m¨¢s notorio cuando las personas envejecen, seg¨²n un estudio realizado por la Universidad Chiba (Jap¨®n) publicado en el Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry (2001), midiendo el l¨®bulo frontal de 1.400 personas de 30 a 60 a?os, mediante el uso de resonancias magn¨¦ticas. Los resultados obtenidos revelaron que el l¨®bulo frontal hab¨ªa encogido en menos del 8% de las personas entre 30 y 40 a?os de edad, comparado con el 16% de los de 40 a?os y el 38% de los de 50 a?os. Es decir, las personas mayores son tres veces m¨¢s propensas a que les encoja el cerebro.
Otro estudio de Center for Disease Control and Prevention (2018), del departamento de salud estadounidense, muestra que en EE UU una bebida est¨¢ndar contiene 14 gramos o 1,2 cucharadas de alcohol puro, lo que equivale a 12 onzas de cerveza o 28,35 gramos de alcohol. Finalmente, estima que no deben de beber alcohol las siguientes personas: los menores de 21 a?os, las mujeres encinta, los conductores y los que est¨¦n participando en actividades que requieran habilidad, coordinaci¨®n o atenci¨®n. Adem¨¢s, hay que evitar aquellas medicinas que puedan interactuar con el alcohol.
Guillermo de la Dehesa es presidente honorario del Centre for Economic Policy Research (CEPR) de Londres.
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