El estr¨¦s de los farmac¨¦uticos ante la pandemia
Pepa Soler, gerente de una farmacia de Barcelona, lamenta la falta de mascarillas para la venta
¡°Esto acabar¨¢. Y acabar¨¢ bien, pero luego todos tendremos que hacer una reflexi¨®n sobre la vida que hemos llevado. Siempre como un cohete y mirando el m¨®vil¡±. Pepa Soler, de 49 a?os, de la farmacia Soler Cuyas, licenciada en empresariales ¡ªla titular es su hermana¡ª, de Barcelona, vuelve a casa tras acabar el turno. Desde la calle de Escorial hasta su barrio solo se ven persianas bajadas, gente paseando el perro, otros con prisa y tiendas de ultramarinos abiertas a cuentagotas. Se cruza con una doctora que lamenta el colapso sanitario y la falta de previsi¨®n. ¡°A ver si podemos celebrar Sant Joan¡±, dice.
A una distancia de metro y medio para evitar el contagio, Pepa se libera en la calle de la mascarilla pero no de los guantes de l¨¢tex. ¡°Esto es lo importante¡±, aclara. ¡°Es un agobio tratar a la gente con ella. No es solo el riesgo: es desagradable¡±. En el local hay una pizarra en la que se pide esperar fuera si dentro hay dos clientes. Y en una cartulina, en catal¨¢n, castellano e ingl¨¦s, se informa de que no hay ni gel ni mascarillas. Los term¨®metros, que volaron al principio, ya se han repuesto. ¡°Una se?ora nos ha insultado porque no hab¨ªa mascarillas. Pero es que no hay¡±, afirma. ¡°Yo tuve que ir a comprarlas para m¨ª en un s¨²per¡±.
Somos profesionales de la salud, no mercaderes"Ana L¨®pez-Casero, portavoz del Consejo General de Colegios Farmac¨¦uticos
Tensionado por esta crisis feroz, el sector de la farmacia es uno de los m¨¢s estresados. Hay 22.071 establecimientos en Espa?a y 50.000 licenciados de cara al p¨²blico. Ana L¨®pez-Casero, portavoz del Consejo General de Colegios Farmac¨¦uticos, confinada en su casa de Ciudad Real, describe que a estos profesionales se les a¨²na el estr¨¦s y la angustia de estar en primera l¨ªnea atendiendo a posibles enfermos o a los familiares de estos. Pidieron sin ¨¦xito al Gobierno el d¨ªa 13 ser incluidos como grupos de riesgo y que se les faciliten mascarillas y guantes. Fernando Sim¨®n, director de Alertas y Emergencias Sanitarias, alega que deben convivir con ese riesgo.
La Federaci¨®n Espa?ola de Farmacias, la patronal, ha acogido la decisi¨®n con un enorme enfado. ¡°Nos ha dolido. No somos mercaderes. Somos profesionales de la salud. Y un servicio p¨²blico. No hay mascarillas. Lo pedimos por responsabilidad. No solo por protegernos a nosotros¡±, dice L¨®pez-Casero. Y apunta que en 1.500 pueblos de Espa?a solo hay una farmacia: si enferma el titular se quedan sin nada. Piden poder dispensar medicamentos que solo se entregan en hospitales o formalizar la entrega domiciliaria como en Galicia.
Una monja sale del local de Soler y una de las farmac¨¦uticas arquea las cejas por encima de la mascarilla. La prenda es tan preciada como el oro. Ahora les instalar¨¢n una mampara en el mostrador. En el negocio son siete empleados y se han dividido en turnos para acotar posibles contagios. El tel¨¦fono no para. ¡°El 90% de las llamadas son por las mascarillas y para que preparemos recetas¡±, dice Soler. Niel Pedrosa, de 23 a?os, estudiante de cuarto, asiente. La Facultad ha instado a cancelar las pr¨¢cticas pero ha seguido como voluntario en una de la calle Calvet. Atiende al tel¨¦fono y lleva a los abuelos, con m¨¢scara, bata y guantes, las recetas. Ha hecho hasta 10 viajes al d¨ªa. ¡°Puedo ayudar. Soy un privilegiado¡±, afirma. Ha visto de todo: gente agradecida y alguna histeria.
La econom¨ªa es ahora lo de menos. Cada farmacia es un mundo y la geograf¨ªa manda: las de los barrios resisten y las del centro, ligadas al turismo, est¨¢n desiertas. El 80% de la caja procede de los medicamentos y el 20% de parafarmacia. La duda es cu¨¢nto tiempo se tardar¨¢ en salir de este tsunami. La ciudad china de Wuhan renace a c¨¢mara lenta. Soler cree que va para largo y extrae esta lecci¨®n: ni los m¨®viles ni las aplicaciones de videollamadas suplen el contacto humano.
Su camino de vuelta a casa, de noche, es t¨¦trico: las bulliciosas terrazas de Gr¨¤cia son un decorado inanimado. ¡°Estamos como atrapados en una pel¨ªcula¡±, lamenta. Seguro que acabar¨¢, y acabar¨¢ bien, pero avisa: ¡°Nada ser¨¢ como antes¡±.
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