Hoy ayuda de emergencia, ma?ana renta m¨ªnima

Espa?a se enfrenta a esta nueva crisis sin haber completado la ¨²ltima red de protecci¨®n social. Persisten lagunas importantes, con colectivos a¨²n desprotegidos, y procedimientos administrativos complejos para conseguir las prestaciones, que hacen que no siempre lleguen a quienes m¨¢s las necesitan.

El dr¨¢stico aumento de las necesidades sociales por el impacto econ¨®mico de la pandemia hace cada vez m¨¢s urgente cubrir la falta de ingresos de muchos hogares. El gran dilema es ahora c¨®mo combinar una respuesta inmediata a esas necesidades con el desarrollo de una nueva prestaci¨®n permanente, similar a la de otros pa¨ªses europeos, que deber¨ªa completar el sistema de garant¨ªa de ingresos. Su dise?o adecuado exige unos plazos que, lamentablemente, pueden ser excesivos para muchos hogares, condenados en consecuencia a la pobreza. La alternativa es poner en marcha con car¨¢cter inmediato una ayuda de emergencia social, mientras se va definiendo un nuevo sistema de garant¨ªa de ingresos.

Para que una ayuda de emergencia llegue al m¨¢ximo de personas que la necesitan es preciso conjugar tres verbos b¨¢sicos: vincularla a la pandemia, con un plazo inicial acotado pero prorrogable, confiar en las personas que la pidan, sin excesivos requisitos iniciales de comprobaci¨®n y dif¨ªciles de obtener en una sociedad ¡°al ralent¨ª¡±, y agilizar su articulaci¨®n en el sistema de garant¨ªa de ingresos.

Las claves para dise?ar una nueva prestaci¨®n con car¨¢cter general y permanente son m¨¢s complejas. La primera es, dentro de la Seguridad Social, definir bien su encaje con el resto de prestaciones no contributivas. La segunda es fijar una cuant¨ªa adecuada. Las cifras de las que se habla servir¨ªan para eliminar la pobreza m¨¢s severa. Combatir otras formas de pobreza, sobre todo en los hogares con menores donde ya era elevada antes de esta crisis, obliga a generar nuevos recursos a trav¨¦s del sistema fiscal.

La tercera clave es crear incentivos laborales para que las personas beneficiarias se incorporen al trabajo cuando sea posible, una cuesti¨®n esencial y delicada. Es fundamental poder compatibilizar esos ingresos con la prestaci¨®n: permitirlo durante un tiempo, dejar una cantidad exenta o establecer un descuento progresivo seg¨²n aumentan las rentas salariales. Es tambi¨¦n importante establecer mecanismos fluidos de entrada y salida en/de los programas, dada la corta duraci¨®n de muchos de los trabajos a los que acceden las personas beneficiarias.

Por ¨²ltimo, no se puede obviar la necesidad de coordinaci¨®n con las comunidades aut¨®nomas, que llevan tres d¨¦cadas desarrollando sus competencias en este ¨¢mbito. Son necesarios acuerdos que permitan que la participaci¨®n del Gobierno central no se interprete como una recentralizaci¨®n de competencias. La responsabilidad de este es garantizar una cuant¨ªa b¨¢sica y hay que definir si ser¨ªa un complemento de lo que ofrecen las comunidades aut¨®nomas o si ser¨ªan estas quienes complementar¨ªan ese m¨ªnimo.

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