Pi?or, el pueblo de las f¨¢bricas de ata¨²des, desbordado por la demanda
El municipio orensano, de solo 1.176 vecinos, duplica su producci¨®n de cajas para incinerar ante el frenazo de las importaciones chinas de las que se surt¨ªan las funerarias
Cuando, hace ya tres generaciones, los vecinos de Pi?or (Ourense, 1.176 habitantes) decidieron emplear la madera de sus pinos en la fabricaci¨®n de ata¨²des ten¨ªan claro que la demanda se sostendr¨ªa en el tiempo, sin los riesgos del sector del mueble, y que incluso crecer¨ªa de forma exponencial en caso de guerra, cat¨¢strofe o epidemia. La de ahora, sin embargo, les ha llegado de improviso, en un momento en que varios empresarios hab¨ªan optado por la jubilaci¨®n y otros trataban de combatir, con calidad y fabricaci¨®n nacional, los precios imposibles de igualar de las cajas mortuorias procedentes de China, las favoritas de grandes funerarias y compa?¨ªas de seguros. Pi?or, el pueblo orensano que vive de la muerte, se ve desbordado para atender una demanda disparada por el coronavirus. Las importaciones masivas de f¨¦retros de tablero aglomerado por menos de 100 euros se han frenado, mientras que los fabricantes gallegos de toda la vida se han quedado sin stock y tienen pedidos al menos hasta el mes de agosto.
De las 13 f¨¢bricas que lleg¨® a sumar Pi?or antes de que la barata arca china dinamitase el sector, quedan nueve de muy diversos tama?os, a las que hay que sumar una m¨¢s en el cercano Ayuntamiento de Ribadavia. La l¨ªder del sector en esta capital espa?ola de las cajas de difunto es Ata¨²des Gallego, la que m¨¢s exporta de todas y una pionera del modelo ¡°ecol¨®gico¡±, elaborado con materiales m¨¢s biodegradables. Para atender la fuerte demanda que se desencaden¨® al irrumpir la crisis del coronavirus en Espa?a, los fabricantes han ampliado turnos y duplicado la producci¨®n, al tiempo que han adaptado sus manufacturas a la urgencia de la pandemia, con ata¨²des ¡°del modelo b¨¢sico¡± destinados a la incineraci¨®n.
¡°Son de tapa plana, laterales lisos y pomos de madera. Se barnizan al agua y no llevan herrajes, ni cristal, ni cerradura, ni molduras¡±, describe el alcalde popular del pueblo, Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez, que tambi¨¦n regenta una f¨¢brica y es vicepresidente de Ataugal (Asociaci¨®n de Fabricantes de Ata¨²des de Galicia), un colectivo que antes de esta crisis negociaba con la Xunta el sello Galicia Calidade para el f¨¦retro aut¨®ctono. En el nuevo contexto, ¡°la presencia del ata¨²d no importa tanto¡±, explica, porque ya no hay velatorios ni entierros multitudinarios. Esto supone un mazazo para otros negocios de la ¨®rbita de las pompas, ¡°como los de las flores y las esquelas¡±, contin¨²a, ¡°pero no para las cajas, que siguen siendo necesarias¡± y que ¡°como otros productos¡± que desaparecieron de los lineales han sido pasto de la ¡°psicosis¡± del acopio.
¡°Estamos doblando turnos y ampliamos a los fines de semana¡±, cuenta en la misma l¨ªnea Joaqu¨ªn V¨¢zquez, due?o de una f¨¢brica en Ribadavia, pr¨®xima a Pi?or. Se fabrica el doble con el mismo personal, y eso a pesar de que los nuevos protocolos de seguridad e higiene en el trabajo ¡°repercuten¡± en el tiempo de elaboraci¨®n de un ata¨²d. ¡°Si pudi¨¦semos hacer 500 cajas diarias, se vend¨ªan¡±, asegura el empresario. La demanda de Espa?a es tan fuerte que tambi¨¦n se ha dejado sentir al otro lado de la frontera de Ourense con Portugal. En Chaves, a 20 kil¨®metros de la marca entre pa¨ªses, la empresaria gallega Mar¨ªa Chao ha multiplicado por cuatro su producci¨®n con m¨¢s plantilla, turnos m¨¢s largos y trabajo en fin de semana. Solo a Madrid la factor¨ªa envi¨® 3.500 ata¨²des en las tres primeras semanas de confinamiento.
Las funerarias tem¨ªan quedarse sin suministro y se lanzaron a adquirir la mayor cantidad de f¨¦retros posible. Y si en las f¨¢bricas medianas de Pi?or produc¨ªan 200 cajas al mes, ahora producen 400 y las plantillas de este pueblo orensano ¡°sin paro¡± no han tenido Semana Santa para atender, ¡°en primer lugar, a los clientes de siempre y luego a los nuevos¡± que han llegado. Mientras tanto, el alcalde percibe que el coronavirus quiz¨¢s suponga un ¡°toque de conciencia¡± en las empresas f¨²nebres, que ahora reclaman ¡°material gallego¡± frente al importado de Oriente, al menos seis veces m¨¢s barato que el de gama baja en Espa?a. ¡°Siempre han tenido margen¡± para comprar los ata¨²des aqu¨ª, reivindica el empresario, porque el precio tirado de las cajas chinas no se ve¨ªa reflejado en lo que pagaban las familias de los fallecidos.
¡°En la fabricaci¨®n, nosotros no empleamos nada de fuera de Espa?a, salvo la madera, que viene de Costa de Marfil¡±, asegura Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez, heredero del negocio de su padre, ¡°que era tallista de santos¡±. En Pi?or, el primer fabricante de cajas de pino ten¨ªa aprendices, esos aprendices montaron sus propias f¨¢bricas con sus propios obreros, y estos tambi¨¦n se emanciparon hasta que el negocio involucr¨® a todas las familias. Aunque algunos productores siguen trabajando el casta?o y el chopo, la mayor¨ªa emplean ahora el fromager, una madera muy blanda, tambi¨¦n conocida como ceiba o fuma, que se produce en el pa¨ªs africano. ¡°El resto se hace en Espa?a¡±, recalca el vicepresidente de Ataugal: ¡°El fromager se curva en Valencia; los cristos son de Murcia; el barniz, de Logro?o; el acolchado, de A Estrada (Pontevedra); la base es tablero fabricado en Santiago y las grapas vienen de Bilbao¡±.
Por ahora, el envejecido Pi?or es uno de los municipios gallegos que se mantiene libre del virus. ¡°No se conoce ning¨²n caso de vecino infectado, ni aqu¨ª ni en los ayuntamientos lim¨ªtrofes¡±, constata Gonz¨¢lez. Una brigada del Consistorio y agentes de Protecci¨®n Civil le hacen los recados ¡°a todos los que lo piden¡±, y van ¡°a la carnicer¨ªa, al supermercado, a la farmacia, a buscar los papeles del sintrom...¡±, enumera el regidor. Mientras, el Ayuntamiento est¨¢ repartiendo mascarillas y guantes a los vecinos, y se ha distribuido por las aldeas un bando municipal con el m¨®vil del alcalde para cualquier urgencia que surja. En las f¨¢bricas, cuando llegan los camiones de fuera a recoger una partida de ata¨²des, a los conductores se les indica que no bajen de la cabina. Cargan los propios obreros, le entregan el albar¨¢n al ch¨®fer y le piden que marche ¡°volando¡±. En la f¨¢brica de Joaqu¨ªn V¨¢zquez, seg¨²n informa EFE, hace semanas que no dejan entrar a nadie ajeno a la empresa: los trabajadores mantienen la distancia de seguridad, se cambian en un espacio apartado y la nave se desinfecta ¡°dos veces al d¨ªa¡±.
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